¿Tu química te hace feliz?

¿Cómo estás de química?

El estar enamorado es una de las sensaciones más extraordinarias de las que puede disfrutar el ser humano.

La emoción que denominamos con la palabra “enamorarse” libera una serie de neurotransmisores tan poderosos y en tal cantidad y asiduidad que llegan a dominar nuestra conducta de una manera que llega a ser obsesiva.

Entre los neurotransmisores más relevantes encontramos la oxitocina, dopamina, la serotonina y la noradrenalina o norepinefrina, pero en esta emoción tan compleja participan muchos otros.

Esta combinación de agentes neuroquímicos nos provoca una situación psicosomática equivalente a la que puede provocar en nuestro organismo la droga más potente.

Esa es la razón por la que cuando nos enamoramos nos sentimos excitados, llenos de energía y optimismo, nuestra percepción de la vida es magnífica.

Pero los neuroquímicos del enamoramiento se producen en tal abundancia que, al cabo del tiempo, al igual que pasa cuando alguien consume drogas durante un período largo de tiempo, llega la tolerancia o lo que comúnmente se conoce como “habituación”.

Otro día hablaremos sobre el “proceso de desintoxicación”, hoy vamos a centrarnos en la cascada química que se produce en nuestro organismo y puede hacernos perder la razón, pero ¿por qué ocurre esto?

Las investigaciones de los neuropsicólogos consideran en general tres etapas en el amor: >strong>deseo, atracción y apego, y cada una de ellas conlleva asociados procesos químicos muy concretos y perfectamente coordinados.

Deseo - Pasos iniciales

El deseo se manifiesta a través de una atracción física inicial y que lleva aparejado el galanteo. Los dos compuestos químicos que se producen en esta etapa son las hormonas sexuales (testosterona y estrógeno) y las feromonas.

En el mundo animal, las feromonas son "huellas" aromáticas individuales que se encuentran en la orina o en el sudor, que dictan comportamientos sexuales y atracción por el sexo opuesto. Estos compuestos se encuentran también en el sudor humano.

Enamoramiento - Atracción

El amor romántico o apasionado se caracteriza por la euforia cuando las cosas van bien, y bruscos cambios de humor cuando van mal. Al enamorarte puedes tener muchos síntomas: pérdida de apetito, dificultad para conciliar el sueño o para concentrarse, sudor en las manos, mariposas en el estómago... Todas estas reacciones obedecen a compuestos químicos llamados monoaminas, que inundan nuestro cerebro:

DOPAMINA: Comúnmente se asocia con el sistema de placer del cerebro, dando lugar a sentimientos de placer y refuerzo que nos motivan a hacer ciertas actividades. Se libera a través de experiencias naturales placenteras, tales como el sexo o la comida. Algunos estudios indican que cuando se inyecta dopamina a roedores hembra en presencia de un roedor macho, la hembra lo escogerá más tarde entre una multitud.

FENILETILAMINA: Es una anfetamina natural como la conocida droga, y puede causar los mismos efectos estimuladores. Contribuye a esa sensación de "estar en el cielo" que aparece cuando hay atracción, y da la energía necesaria para mantenerse en pie día y noche con un nuevo amor.

SEROTONINA: controla impulsos, pasiones indomables y comportamiento obsesivo, ayudando a generar una sensación de "tener en control".

NORADRENALINA: también induce euforia en el cerebro, excitando al cuerpo dándole una dosis refuerzo de adrenalina natural. Provoca que el corazón lata más fuerte y la presión sanguínea aumente. Por ello parece que se nos sale el corazón o nos sudan las manos cuando vemos a alguien por quién nos sentimos atraídos.

Apego - Mantenerse juntos

Junto a un compañero con el que llevamos tiempo, sentimos una sensación de calma y estabilidad, una clase de enlace que mantiene a las parejas unidas. Esta clase de amor está dirigida por las siguientes hormonas:

OXITOCINA: se la conoce en ocasiones como "la sustancia química del abrazo". Esta hormona es mejor conocida por su papel en la inducción del parto estimulando las contracciones. Pero recientemente se ha observado que puede influenciar además en nuestra habilidad para unirnos a otros, dado que ambos géneros liberan esta hormona cuando se tocan y se abrazan, teniendo lugar un aumento máximo del nivel de oxitocina durante el orgasmo.

VASOPRESINA: también llamada "la sustancia química de la monogamia". Ciertos investigadores han observado que la supresión de vasopresina puede provocar que los machos abandonen su nido de amor y busquen nuevas compañeras.

ENDORFINAS: son compuestos bioquímicos que potencian nuestro sistema inmunitario, bloquean la lesión de los vasos sanguíneos, tienen propiedades anti-estrés y anti-envejecimiento, alivian el dolor y también ayudan a mejorar la memoria.

Pero después la relación avanza y el amor evoluciona. No resistiríamos mucho tiempo con los niveles de alerta y estrés que supone el flechazo inicial, y por eso las emociones tienden a calmarse.

Niveles altos de oxitocina y vasopresina pueden interferir con los caminos de la dopamina y la norepinefrina, lo cual puede explicar por qué con el tiempo la sensación de apego crece mientras que la locura apasionada del amor decae.

La atracción no desaparece, pero la lluvia incontrolada de hormonas y emociones ha llegado a su fin.

Es el momento en que vemos con más objetividad al otro, lo que nos gusta y lo que no. Entonces podemos ver claramente si la relación puede prosperar o ya empieza a acercarse su fecha de caducidad.

Hay personas que, cuando se termina ese impulso inicial, esa sensación intensa, independientemente de si conectan o no con la otra persona, creen que falla algo porque ya no sienten lo mismo, porque las emociones fuertes han desaparecido, así que rompen y buscan a alguien nuevo para volver a subirse a la montaña rusa emocional.

Quieren repetir la experiencia para poder volver a sentir constantemente esa sensación tan fuerte, volver a sentir fuegos artificiales…

Se vuelven expertos o incluso adictos a las relaciones cortas: esa tensión previa a las citas, los cosquilleos en el estómago, el sexo siempre nuevo y los largos cafés con el amigo de turno para contarle la última aventura.

A veces confundimos el enamoramiento con el amor, y nos perdemos la oportunidad de descubrir otras sensaciones y emociones, pero la neuroquímica de la felicidad, hace que siente tan bien estar enamorado, que el cerebro busca la manera de conseguir más.

Los neuroquímicos hacer su trabajo sin palabras, y nosotros buscamos palabras para explicar la locura de nuestras motivaciones. A veces es más simple engañarse o manipular que intentar entenderlo.

En resumen, queremos ser felices y tener el máximo de neuroquímicos de la felicidad. Por supuesto, esperamos estos efectos tanto del amor como de otros aspectos de la vida.

Pero no importa cuántos neuroquímicos consigamos, a la larga, el cerebro se habitúa al enamoramiento como cuando existe tolerancia a la droga. Saber por qué sucede esto, puede ayudarle a manejar su comportamiento a pesar de las señales neuroquímicas confusas.

Hay buenas noticias. No te culpes si no estás igual que el primer día con tu pareja. Es importante saber distinguir el amor del enamoramiento.

El amor tiene que ver con las creencias y los valores, y el enamoramiento, son una serie de reacciones químicas producidas en diferentes regiones cerebrales que nos hacen tener una percepción idílica de una persona.

En resumen, nos ha tocado vivir gobernados por el sistema operativo que ha mantenido a los seres humanos vivos durante millones de años.

Es nuestra responsabilidad alumbrar la siguiente versión.

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