Tu personalidad condiciona tanto tu bienestar como tus valores

Podemos decir sin temor a equivocarnos que existen dos características que, dada su estabilidad a lo largo del tiempo, pueden definir a una persona: sus sistemas de valores y sus rasgos de personalidad.

Ese hecho generó interés en un grupo de científicos que se propusieron investigar sobre la interrelación de ambos factores a lo largo de la vida de una persona y si los cambios en el factor personalidad producen cambios en el otro factor valores y viceversa.

Rasgos de Personalidad: los cinco grandes

El patrón utilizado en el estudio de la personalidad fue el conocido como “Modelo de los cinco grandes” (Big Five, en inglés), que examina la estructura de la misma a partir de cinco elementos amplios o rasgos de personalidad (dimensiones de la personalidad).

Los cinco grandes rasgos de personalidad, también llamados factores principales, suelen recibir los siguientes nombres: factor O (apertura a las nuevas experiencias), factor C (responsabilidad), factor E (extroversión), factor A (amabilidad) y factor N (neuroticismo o inestabilidad emocional), formando así el acrónimo “OCEAN”.

La investigación

Para confirmar su hipótesis, exploraron datos longitudinales de una encuesta de más de 10.000 personas realizada en los Países Bajos entre 2008 y 2015.

Además, se les hicieron preguntas tanto sobre su satisfacción con la vida como sobre los sentimientos positivos y negativos que estaban experimentando.

Cinco veces en ese período, los participantes recibieron una encuesta sobre sus características de personalidad y sus valores.

La ventaja de tener muchas ondas de datos diferentes de las mismas personas es que permite a los investigadores especular sobre si los cambios en una característica causan cambios en otra.

Esto se puede hacer indagando si los cambios en un momento en un factor afectan a otro más fuertemente que a la inversa.

Hallazgos del estudio

Primero, como podríamos esperar, las características de personalidad y los valores de las personas son bastante estables.

Las respuestas de las personas tanto al inventario de personalidad como a la escala de valores no cambiaron mucho con el tiempo.

Sin embargo, las respuestas al inventario de personalidad cambiaron menos que las respuestas a la encuesta de valores.

En general, algunas características de la personalidad y algunos valores están relacionados.

Factor O: Apertura a la Experiencia

Muestra en qué grado un sujeto tiende a buscar nuevas experiencias personales y concibe de una manera creativa su futuro. La persona abierta a la experiencia tiene una relación fluida con su imaginación, aprecia el arte y la estética, y es consecuente con sus emociones y la de los que le rodean. Prefieren romper con la rutina y suelen poseer conocimientos sobre amplios temas debido a su curiosidad intelectual. Su opuesto es la Cerrazón a la Experiencia (o al Cambio).

Los individuos que puntúan bajo tienen intereses más convencionales.

Disfrutan de lo sencillo más que de lo complejo, ambivalente y sutil. Suelen observar las ciencias o el arte como disciplinas poco prácticas. Prefieren la familiaridad a lo novedoso; son moderados y apegados a la tradición.

Factor C: Responsabilidad

Refiere a la capacidad de estar centrado en sus objetivos, además de la disciplina que muestra en la consecución de dichos fines.

Podríamos decir que la persona con alta puntuación en el factor C es un individuo organizado, con capacidad de concentración, que termina sus tareas y que piensa antes de tomar una decisión.

La responsabilidad se correlacionó con la conformidad (lo que refleja que la gente más consciente tiende a querer seguir las reglas, incluidas las reglas sociales).

 Factor E: Extroversión

Define el grado en que el sujeto se muestra abierto con los demás y canaliza su energía en contextos sociales.

Dicho de otro modo, el factor E examina cuánto le agrada a un sujeto estar rodeado de otras personas, cuánto le gusta expresarse ante los demás, ...

Su opuesto es la Introversión, que se caracteriza en personas reservadas, que a menudo son tachados de antipáticos. Suelen ser ciertamente independientes, prefieren la rutina y el ambiente familiar.

La extroversión estaba relacionada con el valor del disfrute. La apertura se correlacionó con el valor de la autodirección.

 Factor A: Amabilidad

Es el grado en que la persona se muestra respetuosa, tolerante y tranquila.

La persona amable es aquella que confía en la honestidad de los otros individuos, tiene vocación para ayudar y asistir a quien lo necesite, se muestra humilde y sencillo, y es empático hacia las emociones y sentimientos ajenos.

La amabilidad se correlacionó con el valor de ser prosocial, es decir, querer participar en acciones positivas para la sociedad.

 Factor N: Estabilidad emocional

Define en qué grado una persona afronta sin problema las situaciones complicadas de la vida.

Los sujetos tranquilos, no muy proclives a sentir rabia o a enfadarse, suelen permanecer animados y gestionan muy bien sus crisis personales. 

Dentro de los rasgos de personalidad, el Factor N es aquél que encontramos con alta puntuación en las personas moderadas y sosegadas.

No hubo correlaciones fuertes entre la estabilidad emocional y ninguno de los valores.

Personalidad y bienestar

Los investigadores encontraron que los cambios en la personalidad en un momento eran mejores predictores de valores en el futuro que lo inverso, lo que sugiere que los rasgos de personalidad tienen una mayor influencia en los valores que a la inversa.

Además, los rasgos de personalidad influyeron en una variedad de medidas de bienestar.

Tener un alto grado de amabilidad, conciencia, extroversión y apertura tiende a aumentar las medidas de bienestar, mientras que tener un alto nivel de estabilidad emocional tiende a disminuir las medidas de bienestar.

Los cambios en la personalidad en un momento predijeron medidas futuras de bienestar mejores que lo inverso, lo que sugiere que la personalidad afecta el bienestar en lugar de lo contrario.

Los valores se relacionaron más fuertemente con la fuerza de los sentimientos positivos y no con una medida de satisfacción con la vida.

Sorprendentemente, los cambios en las medidas de bienestar fueron un mejor predictor de futuros cambios en los valores que lo inverso.

Este hallazgo sugiere que los cambios en la sensación general de bienestar de las personas, y en particular sus sentimientos positivos, pueden tener una mayor influencia en los valores que los valores en la sensación de bienestar.

Conclusiones del estudio

Primero, este estudio solidifica la relación entre las características de la personalidad y los valores que se han observado anteriormente.

También demuestra que tanto las características como los valores de la personalidad cambian lentamente.

Además, este trabajo sugiere que los cambios en las características de la personalidad, que reflejan la motivación subyacente de las personas, tienen un mayor impacto en los valores de las personas que la situación inversa.

Finalmente, tanto las características de la personalidad como los valores están relacionados con la sensación de bienestar de las personas.

Sin embargo, las características de la personalidad tienen un amplio impacto.

Los valores afectan las emociones positivas que sienten las personas.

Además, los cambios en la personalidad pueden conducir a cambios en el bienestar, y además, podemos afirmar que los cambios en el bienestar pueden tener un impacto en los valores de las personas.

A pesar de estas claras conclusiones es necesario ampliar los estudios para seguir comprendiendo la relación entre los rasgos de la personalidad y los valores de las personas.