Pero históricamente, los cambios a nivel emocional y mental de las embarazadas han sido considerados como una muestra de la condición femenina, ya que en medicina la referencia de lo que es “normal” ha sido siempre el varón.
La ciencia moderna, sin embargo, está descubriendo que los cambios a nivel cerebral de las embarazadas son tan radicales, importantes y necesarios como los físicos.
A este análisis es interesante añadir el hecho que el estado mental de las madres tras el parto puede en algunos casos estar relacionado no solo con el proceso neurobiológico natural, sino con la vivencia del parto, ya que en un parto medicalizado la administración de medicamentos puede dar lugar a un escenario hormonal no previsto por la naturaleza.
Cambios neurobiológicos
Entrar en la maternidad es “un evento importante” para el cerebro, dice Jodi Pawluski, investigadora de la Universidad de Rennes 1 en Francia, que se centra en la neurobiología del cerebro materno.“Es uno de los eventos biológicos más importantes, diría yo, que tendrás en tu vida”.
Las regiones cerebrales afectadas incluyen aquellas que permiten que una madre haga múltiples tareas para satisfacer las necesidades del bebé, ayudarla a empatizar con el dolor y las emociones de su bebé y regular cómo responde a los estímulos positivos (como los gorjeos del bebé) o las amenazas percibidas.
En los primeros meses del recién nacido, la interacción de la madre con su bebé sirve de estímulo adicional para unir su cerebro de forma bastante tangible con el de su bebé.
Algunos efectos de esos cambios cerebrales pueden moderarse con el tiempo.
Los investigadores han descubierto que la ansiedad o hipervigilancia que sienten muchas madres nuevas, por ejemplo, alcanza su punto máximo en el primer mes después del parto y luego disminuye.
Pero sospechan que otros efectos persisten, dando forma a las madres incluso más allá de sus años de crianza e incluso influyendo en sus relaciones con futuros nietos.
Lo dicen las investigaciones
En un estudio clave, un equipo de investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética anatómica para observar los cerebros de mujeres que no estaban embarazadas pero que esperaban estarlo.Los investigadores dieron seguimiento con imágenes poco después del parto y nuevamente dos años después.
A modo de comparación, escanearon mujeres que nunca habían tenido un embarazo.
Después del parto, el volumen de materia gris en los cerebros de las madres cambió dramáticamente, particularmente en regiones involucradas en procesos sociales y “teoría de la mente” o la capacidad de atribuir emociones y estados mentales a otras personas, clave para criar a un ser humano.
La intensidad del cambio, suficiente para que los investigadores clasificaran fácilmente a las mujeres que tuvieron un embarazo de aquellas que no, sorprendió a Elseline Hoekzema, autora principal del artículo, quien estudia el embarazo y el cerebro en la Universidad de Leiden en los Países Bajos.
“Nunca he visto algo parecido en ninguno de los conjuntos de datos con los que he trabajado”, dijo Hoekzema.
“En cierto modo, no es sorprendente dada la naturaleza extrema de las inundaciones hormonales a las que están expuestas las mujeres durante este período, pero no esperaba hallazgos tan notablemente robustos y este grado de diferenciación”.
El caso masculino
Los investigadores también escanearon hombres, los que se hicieron padres durante el período de estudio y los que no tuvieron hijos, y no encontraron cambios comparables en el volumen de materia gris.Otros estudios han encontrado que los padres, incluidos los padres homosexuales que crían niños sin participación materna, experimentan cambios significativos en la actividad cerebral, pero esos cambios dependen de la exposición al niño.
Cuanto más tiempo pasa un hombre como cuidador principal, más se llega a activar la red parental en su cerebro, y los investigadores sospechan que puede darse un efecto similar al desempeñar un rol parental.
Los escáneres cerebrales parecían validar el cambio rápido, pronunciado y duradero en las madres que el obtenido en una población mucho más grande de investigación con animales.
Al revisar una variedad de estudios, Pawluski y sus coautores escribieron en un artículo de 2016 que, como período de desarrollo, el embarazo es tan formativo como la pubertad.
“En condiciones saludables, el cerebro femenino se transforma en un mecanismo motivado y materno”, escribieron.
Los investigadores están muy lejos de poder decir lo que los cambios en el cerebro significan para la experiencia de la nueva maternidad en cada mujer individual o cómo interactúan con las demandas fisiológicas de esa fase de la vida, como la lactancia y la falta de sueño.
Están empezando a investigar cómo el cerebro materno se ve afectado por un trauma, como el abuso y la pobreza, o por el uso de sustancias.
Es importante destacar que todavía no pueden decir si los trastornos del estado de ánimo posparto son el resultado de algo que salió mal en los cambios típicos que atraviesa el cerebro de una madre o si se debe a cambios desencadenados en otros circuitos cerebrales.
Necesidad de ser conscientes de la importancia de estas transformaciones
Los médicos, los libros de embarazo y los blogs de madres suelen alertar a las mujeres con la lista estándar de síntomas de depresión posparto, que a veces incluye otros trastornos del estado de ánimo posparto, como la ansiedad grave o el trastorno obsesivo compulsivo.Animan a las mujeres a buscar ayuda si experimentan síntomas tales como desesperanza, preocupación excesiva, problemas para vincularse con el bebé o una pérdida de interés en amigos y familiares, especialmente cuando esos síntomas interfieren con su capacidad para cuidarse a sí mismos o a sus hijos.
Hasta 1 de cada 5 mujeres desarrollarán trastornos del estado de ánimo posparto en algún momento después de dar a luz, y educar a la gente acerca de esas condiciones es fundamental.
Pero estas fuentes suelen dedicar muy poco tiempo a los cambios neurobiológicos normales que todas las madres pueden experimentar.
Efectos de una adecuada (in)formación a las futuras madres
Les ayudaría a sobrellevar las experiencias emocionales desconocidas que muy a menudo son parte de una experiencia saludable de nueva maternidadPodría abrir una puerta para que las mujeres que experimentan síntomas más problemáticos hablen con sus seres queridos o con su médico
Podría incluso ayudar a algunas mujeres a sentirse fortalecidas por su propia biología.
Hay tantas mujeres a las que les cambia la maternidad de manera que pueden sentirse inquietas y confusas que esta información puede proporcionar consuelo: en la mayoría de los casos.
Estos cambios no solo son normales, sino que también son productivos y ayudan a las mujeres a convertirse en las madres que necesitan sus bebés.