Sistema inmunológico feliz

Una actitud positiva refuerza nuestro sistema inmunológico, según determinan los últimos estudios realizados al respecto, reforzados por la opinión de los expertos.

Como hace la doctora Ascensión Marcos, Profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones (CSIC) al afirmar que un estado positivo “es fundamental porque las funciones del organismo responden mejor ante cualquier agresión externa”.

Objetivo: Medir los parámetros biológicos de la felicidad

Cada vez son más las evidencias científicas que apoyan este comentario, como demuestra un estudio publicado en 2005 en la revista “Proceedings of the Nacional Academy of Sciences”, que todavía sigue siendo una referencia en el análisis de los efectos de la felicidad en la salud.

Andrew Steptoe, James Wardle y Micheael Marmot, del departamento de epidemiología y salud pública del University College de Londres, UCL, decidieron medir la felicidad desde el punto de vista puramente biológico con el objeto de determinar su incidencia en la salud, que resultó crucial.

El experimento

Los científicos hicieron el experimento con 216 voluntarios, incluyendo 116 hombres y 100 mujeres de origen europeo, todos entre 45 y 59 años y sin historial de enfermedad coronaria o tratamiento de hipertensión.

Les tomaron la presión arterial antes de cada medición y pruebas de saliva para medir el cortisol (la hormona del estrés), les monitorizaron el ritmo cardiaco, aplicaron un test psicológico para identificar desórdenes psiquiátricos y los sometieron a pruebas controladas en laboratorio para medir el estrés en respuesta a estímulos mentales.

El estudio concluyó que el estado de ánimo positivo está relacionado con la reducción de problemas neuroendocrinos, inflamatorios y cardiovasculares, y el fortalecimiento del sistema inmunológico.

Células y tejidos

En la medición jugó un papel importante el cortisol como indicador de salud.

Esta hormona es segregada en situaciones de tensión física y emocional, y su alta concentración favorece la aparición de algunas enfermedades, entre ellas, la obesidad abdominal, la hipertensión, la diabetes tipo II y los trastornos autoinmunes.

A partir de esto aparecieron las primeras sorpresas de la investigación: las personas con actitudes neutras o tristes presentaron el nivel de cortisol un 32% más alto que aquellos que dijeron sentirse más satisfechos o felices.

Un porcentaje significativo que, según el estudio, si persiste durante meses o años podría ser un riesgo para la salud.

Para nadie es un secreto que altos niveles de cortisol son característicos de algunos estados depresivos, pero los investigadores británicos destacaron que no estar feliz provoca un efecto similar.

“La actitud positiva se canaliza en nuestro organismo a través del buen funcionamiento de las células y tejidos. Una mentalidad adecuada fortalece el sistema inmunológico. Y, al contrario, cuando hay actitud negativa, el cortisol aumenta y es un inmunosupresor importante”, añade la doctora Marcos.

En este sentido, la alimentación, una dieta equilibrada y adecuada, también sustenta un ánimo positivo y, en consecuencia, favorece la buena salud.

Se podría hablar de un trinomio compuesto por alimentación-felicidad-salud.

Lo conseguiremos comiendo bien, siempre y cuando se esté bien educado nutricionalmente.

Ésta es la clave para comer lo adecuado y de este modo, mantener o mejorar la salud.

“Cuando confluye el gusto por la comida con la ingesta de unos alimentos saludables, las endorfinas se disparan y la sensación de satisfacción aumenta”, explica la experta.

La risa y el llanto

Sí, has leído bien, reír y llorar ayuda a tener un sistema inmunológico más fuerte.

Y es que la risa y el llanto tienen muchas cosas en común, entre ellas, es que son contagiosas.

Ambas emociones generan unas endorfinas, pequeñas proteínas popularmente llamadas de “la felicidad”, que actúan como neurotransmisores aumentando los niveles de células T, las cuales, refuerzan el sistema inmunológico del organismo.

Este interés por la influencia de los factores psicológicos se remonta a tiempos de Galeno (siglo II a. C), cuando se comprobó que aquellas personas que desarrollaban cáncer solían tener una personalidad “melancólica”.

En la mayoría de los estudios experimentales, la función inmunológica de los sujetos se determinó por los niveles de Inmunoglobulina A (IgA), presentes en la saliva.

Con el fin de determinar si simplemente exponer a un grupo de gente a una situación graciosa o cómica puede potenciar o fortalecer el sistema inmune.

En estos experimentos, los sujetos con mayor sentido del humor presentaron niveles aumentados de IgA después de ver el video humorístico, lo que indica que, la inducción a la risa puede aumentar la función inmune.

Llorar “a moco tendido” ayuda

Puesto que llorar nos hace liberar adrenalina y noradrenalina.

La adrenalina es una hormona que segregamos en situaciones de estrés y la noradrenalina es otra hormona que actúa como neurotransmisor y tiene un efecto contrario al de la adrenalina.

Cuando lloramos, segregamos estas hormonas, lo que produce una sensación de desahogo y tranquilidad, con lo que el sistema inmunológico se refuerza.

Claro que tienen que ser lágrimas emocionales.

Se podría decir que existen dos tipos de lágrimas, las que utilizamos para proteger a nuestros ojos de agentes externos y lubrificar los párpados y las emocionales.

Estas últimas contienen gran proporción de manganeso, y de la hormona prolactina, cuyos niveles están relacionados con el estado de ánimo del ser humano y a su vez, actúan en el buen funcionamiento del estado inmune del individuo.

Se han realizado estudios que confirman que las penas, cuando no se pueden expresar, tienen como consecuencia un mal funcionamiento del sistema inmunitario.

El estrés en el polo opuesto

Por su parte, el estrés mantenido, asociado comúnmente a las sociedades occidentales, actuaría como un medidor negativo de los marcadores de felicidad y de salud.

“Hay que tener en cuenta que la insatisfacción crónica durante mucho tiempo llega a poder desarrollar procesos tumorales, algo que está relacionado con un sistema inmune alterado”, concluye la doctora Marcos.

Ser inmune es estar protegido.

Ahora tenemos los conocimientos y la oportunidad de desarrollar los hábitos que te ayudarán a fortalecer tu sistema inmunológico. Recuerda que felicidad es salud.