Siete maneras de fortalecer tu cerebro para ser más feliz

Tendemos a creer que el hecho de tener salud, dinero, éxito, ... supone tener la clave de la felicidad.

Pero para Shawn Achor, psicólogo de Harvard y autor del libro "La ventaja de la felicidad": El éxito no nos hace felices, es la felicidad la que conduce al éxito.

En su libro, de recomendable lectura, Achor nos expone una serie de vías a las que podemos recurrir para ir accediendo y acumulando las ventajas que nos comportan felicidad, además de entregarnos dosis de positivismo que afectarán de forma inmediata nuestro desempeño en todas las actividades propias de la vida diaria.

Son estos ejercicios, que una vez incorporados a nuestra rutina diaria y ejercitados con regularidad, nos van a permitir subir nuestros niveles básicos de felicidad de forma permanente.

1. Medita

Al meditar, nuestra actividad a nivel cerebral aumenta.

En investigaciones llevadas a cabo por neurobiólogos en una comunidad de monjes budistas que meditaban diariamente durante años, detectaron un crecimiento del córtex prefrontal, que es la parte del cerebro responsable de la emoción que conocemos como felicidad.

En su libro Achor, señala que estas investigaciones demuestran que meditar regularmente genera que el cerebro eleve los niveles de felicidad, disminuya el estrés e incluso puede fortalecer el sistema inmune.

2.- Ten siempre varios proyectos “en el aire”

En números ocasiones, la parte que más disfrutamos de una actividad es la anticipación.

Esto nos ocurre frecuentemente cuando planificamos un viaje o cuando anticipamos la cara de satisfacción que observaremos en nuestra pareja al recibir la sorpresa que le estamos preparando.

Decía Eduardo Punset en su libro “El viaje a la felicidad” que la felicidad está en la antesala de la felicidad.

Existen numerosos estudios demuestran que anticipar mentalmente una actividad agradable incrementa automáticamente nuestros niveles de endorfinas, hormonas responsables de nuestra felicidad.

3.- Pon una buena acción en tu vida

Un estudio que involucró a más de 2.000 personas demostró que los actos altruistas afectan positivamente nuestra salud, además de reducir significativamente el estrés negativo.

Actos tan simples y cotidianos (propios de la buena educación) como sostener la puerta, ayudar a cruzar la calle, ayudar a alguien a cargar sus cosas en el metro, son actos cuyos efectos positivos pueden llegar a perdurar durante días.

El equipo de investigación de la profesora de psicología Sonja Lyubomirsky, llegó a la conclusión de que los efectos son más potentes cuando se concentran en un día de la semana.

Sonja y sus colaboradores lo explican por el hecho de que, en un día, efectuar un solo acto no resulta suficiente para modificar la percepción que se tiene de uno mismo y de su existencia (percibirse con una persona buena, útil, apreciada, …).

Éstos mismos investigadores examinaron después el efecto de las dosis de la práctica de gratitud. Una parte de los estudiantes debían tomarse el tiempo identificar las cosas por las que sentirse agradecidos: o bien una vez a la semana o bien tres veces. Resultó que los efectos eran más importantes para aquellos que solo practicaban una vez a la semana

4.- Preocúpate por tu entorno cercano

El ambiente que nos rodea tiene un gran impacto en nuestra mentalidad y nuestra sensación de bienestar.

Decorar tu oficina con cosas que te agraden o caminar todos los días por un paraje atractivo y relajante, son pequeñas acciones afectan de forma muy positiva en nuestra vida cotidiana.

5.- Practica ejercicio físico regularmente

Al hacer ejercicio de forma habitual reducimos el estrés, se disminuyen los síntomas de depresión y ansiedad, mejoramos nuestra autoestima y dormimos mucho mejor.

Ya sea caminando, en bici o saltando la cuerda, piensa en cómo incorporar a tu rutina algún ejercicio. Es suficiente con practicar entre 30 y 60 minutos.

Quizá no es tan necesario usar el ascensor o escaleras mecánicas.

¿Tú qué crees?

6.- Piensa por un momento: ¿En qué gasto mi dinero?

Resulta un tópico pensar que el dinero trae la felicidad.

Según Achor el dinero si puede comprar la felicidad, pero sólo si se usa para hacer cosas, en lugar de tener cosas.

El economista Robert Frank expone en su libro “Luxury Fever”. que gastar dinero en experiencias, sobre todo con otras personas, produce emociones positivas más potentes y duraderas que la mera adquisición de objetos materiales.

El autor recomienda crear una lista de tus gastos y dividirla en dos columnas: una de cosas y otra de experiencias.

A final de mes obtendrás una buena imagen de lo que estás haciendo actualmente, lo que te servirá como base para efectuar un cambio, si es lo que quieres.

7.- Practica y desarrolla una fortaleza

Un científico entra por la mañana a trabajar en su estudio y de repente, se da cuenta de que ya es de noche y que ha pasado todo el día inmerso en sus tareas, sin ni siquiera parar para comer.

Un alpinista escala las arriesgadas cumbres del Everest y mientras mantiene el control pleno del ascenso, siente que su cuerpo se funde con la roca.

Una bailarina realiza con precisión y armonía una serie de complejos movimientos que hace parecer sencillos, al tiempo que ella misma se siente como flotando.

Un cirujano acomete una delicada operación y mientras percibe con todo detalle la interacción entre su bisturí y el órgano del paciente, todo el entorno parece desvanecerse.

Un gourmet saborea un elaborado plato y olvida que ha perdido su fortuna.

Un filósofo piensa y se olvida de que existe. Un músico toca el saxofón y su cuerpo es música.

Todos ellos fluyen en una “experiencia óptima” y no sólo han escapado a la ansiedad y al aburrimiento, sino que, al hacerlo, han logrado poner orden en el caos reinante de sus mentes.

Todos ellos están experimentando el disfrute y además de que recordarán la experiencia como algo placentero, obtendrán de ella el estímulo adecuado para buscar nuevos desafíos y hacer que sus personalidades crezcan y se tornen más complejas.

Este profundo sentimiento de alegría que han deseado durante largo tiempo y que representa la imagen de lo que quisieran que fuera la vida, no ha llegado a ellos por la gracia de su buena fortuna.

Son ellos mismos, con el esfuerzo constante de sus mentes y de sus cuerpos, quienes han traspasado sus limitaciones y han propiciado una experiencia que va más allá del placer instantáneo de los sentidos, en el que se esconde la esencia de una vida feliz.

Fue Csikszentmihalyi, liderando un equipo de investigadores en la Universidad de Chicago, quien realizó un estudio de orden psicológico para comprender el fenómeno de la felicidad, indagando sobre las actividades que producían el disfrute y la forma en que se sentían las personas cuando disfrutaban de sí mismas.

La conclusión, publicada en su libro "Flow" ("Fluir") más sorprendente que obtuvieron apuntaba a que la experiencia óptima, ese momento en el que la gente es más feliz cuando está en un estado de "fluir", concentración o absorción completa en la actividad o situación en la que se encuentran.

Esta idea es idéntica a la sensación de "estar en la onda".

Se puede decir que es un estado óptimo de motivación intrínseca, en la que la persona está inmersa en lo que está haciendo.

Es algo que todos hemos percibido más de una vez, y se caracteriza por una sensación de gran libertad, gozo, compromiso y habilidad, durante la cual las sensaciones temporales (la hora, la comida y el yo) suelen ignorarse.

Porque todos somos buenos en algo. Cuando sientes que necesitas una dosis de positivismo, es recomendable recurrir a esas actividades que nos hace fluir.

Lograr encontrase bien consigo mismo, sentirse en equilibrio, tener una visión optimista de la existencia es el resultado de un proceso mental que requiere trabajo.

Estos ejercicios son solo un primer paso.

Comencemos a trabajar nuestra felicidad.