¿Se puede olvidar un gran amor?

Hay ciertos estados de tristeza o melancolía que inundan todos los aspectos de nuestra vida.

La infelicidad y la sensación de frustración parecen crónicos para las personas que viven en la angustia de no tener lo que más añoran: un amor que pasó se fue y dejó un recuerdo imborrable, una huella a fuego.

Lo más obvio es pensar que un amor que no se puede olvidar es aquel con el que compartimos muchos años, o el primer amor, el que marcó la iniciación sexual y amorosa.

Pero no siempre es así.

Hay quienes no logran despegar sus deseos más profundos de amores que siempre fueron imposibles, o amores breves pero intensos, como por ejemplo un amor de verano, o una aventura clandestina que dejó una marca imborrable.

Nuestro cerebro y la dificultad de olvidar un gran amor

En nuestro cerebro existen dos estructuras en el lóbulo temporal.

Una de ellas denominada hipocampo donde encontrarnos la memoria declarativa y de fijación, y la otra llamada amígdala, que contiene la memoria emocional.

Digamos para entenderlo con sencillez, que para que la información declarativa se distribuya a nivel cerebral, tiene obligatoriamente que existir un contexto emocional, (como ejemplo podríamos poner una situación vivida con gran amor) es entonces cuando la amígdala detecta ese contexto de emociones y genera el envío de neurotransmisores al hipocampo, incorporándose así en nuestra memoria como un fenómeno de fijación.

Este suceso explica el por qué aún después de un tiempo largo, las sensaciones y recuerdos regresan con tanta frescura a nuestro cuerpo.

La amígdala envía descargas emocionales de manera involuntaria, como las palpitaciones, los sudores, mareos, ...

Cuanto mayor sea la cantidad o calidad que nuestro cerebro grabo en esa situación de afecto, mayor va a ser la grabación de datos en esa amígdala y mayor será las sensaciones que enviará de manera continuada.

El poder de los Marcadores Sensoriales

A veces son disparadores sensoriales que provocan el renacer de ese estado de melancolía tan patente, porque es como revivir un momento con todos los sentidos.

El ejemplo clásico: una canción, un perfume, el olor del mar, una comida que marcó una vivencia plena de emoción, una película, un lugar donde se compartieron día inolvidables.

Todos elementos que dejan literalmente grabada una huella en sectores de nuestro cerebro ocupados de la función emocional y del lenguaje.

Muchos acontecimientos y vivencias quedan asociados a palabras y conversaciones: “En medio del paseo por el bosque me dijo que quería vivir conmigo”. “Sonaba “Yesterday” cuando me dijo que no podía verme más”.

Las vivencias fuertes se encadenan a registros sensoriales y a palabras que quedan grabadas con toda literalidad, al punto que veinte años después una persona puede recitar un diálogo con puntos y comas y quizás se olvida de una noticia que escuchó hace diez minutos.

Todos aquellos que alguna vez hayan sentido que no podían olvidar a alguien, conocerán estas sensaciones físicas que se disparan asociadas al retorno de un recuerdo asociado a un estímulo o directamente por la posibilidad de encontrarse cara a cara con esa persona.

Son una serie de reacciones físicas parecidas a un pico de estrés: palpitaciones, sudor frío, respiración agitada, sofocones, nervios. Sucede que estamos frente a los temas que, finalmente, más relevancia tienen en nuestra vida y por más que queramos taparlos y seguir adelante, vuelven una y otra vez.

¿El tiempo lo cura todo?

El tiempo nos ayuda a olvidar un gran amor porque las conexiones cerebrales van disminuyendo en intensidad.

Los neurotransmisores van perdiendo potencia y esto implica que los recuerdos vinculados a las personas importantes también pierden fuerza.

El duelo natural después de una separación o la viudez no debería superar un año, pero por supuesto cada proceso es distinto.

Olvidar, en realidad, no es la palabra correcta.

Te puedes olvidar las llaves, pero nadie olvida un amor.

Lo que se debe superar es la sensación de tristeza que todo lo cubre, la idea de que ya nada tiene sentido y retomar el timón de la propia vida, cargando con esa ausencia y no pretendiendo algo imposible como olvidarla.

Razón de la sinrazón

Ahora bien, ¿por qué una relación puede marcar de esa manera que describimos y ser completamente distinta a cualquier otro vínculo?

Bueno, por muchos motivos: las personas vienen a reforzar ideales o rechazos inconscientes que no llegamos a advertir a simple vista.

Probablemente y sin que lo notemos nos enamoramos de personas con características similares u opuestas a quienes marcaron nuestra infancia.

Tenemos una natural atracción o un rechazo visceral por lo que conocemos y por lo que formó la estructura de nuestra psiquis.

También ocurre con mucha frecuencia que un amor queda asociado a una etapa especial de la vida, entonces se recarga esa relación con elementos idealizados, propios de la edad o de las circunstancias.

Por ejemplo, un romance adolescente asociado al despertar sexual, las salidas en grupo, las primeras vacaciones solos.

En ese sentido la relación puede quedar asociada a una etapa única de la vida marcada por cosas que nunca se repetirán de esa manera.

¿Cuán especial era esa persona? ¿Era realmente el amor de la vida o era el entorno que volvía todo mágico?

La respuesta es difícil, como difícil sería separar la relación de ese momento.

Olvidar un gran amor es complicado

En realidad, lo que cura también es nuestra actitud.

Porque olvidar a un gran amor puede que sea imposible, pero lo que no es imposible es superarlo y seguir con nuestra vida. Ha sido una experiencia, una parte de nuestra vida de la que hemos aprendido, pero que no forma parte de nuestro presente.

Debemos tener en cuenta que estamos ante la superación de un duelo.

Esto es, una serie de fases que superadas con éxito nos ayudarán a seguir hacia delante, dejando atrás lo que un tiempo fue, pero que ahora ya no es.

Quizás sea más inteligente aprender en vez de esforzarnos por olvidar un gran amor.

Así funcionan nuestras emociones. Al fin y al cabo, es lo más enriquecedor de todas las experiencias que vivimos.

Por eso es importante, si estas situaciones están produciendo algún tipo de padecimiento, tratar de discernir que hizo de esa persona un amor tan imborrable.

Como siempre, entender o no entender puede marcar la diferencia.