Ayer estuve comiendo con un estupendo grupo de antiguos compañeros de trabajo, de los que una gran parte se han jubilado en los últimos años.
Mi impresión, después de charlar con ellos es que, aunque los temas económicos de la jubilación son muy relevantes y están de máxima actualidad, los temas anímicos o emocionales son igual o más relevantes en su día a día, aunque se les presta mucha menos atención.
Para muchas personas, dejar de tener esa rutina diaria que han tenido durante tantos años, dejar esa forma de vida, no resulta nada fácil. Además; la relación con su familia más cercana también sufrirá cambios.
De golpe, se pasa de salir de casa por la mañana y pasar muchas horas fuera, en algunos casos la mayor parte del día, a estar todo el día en casa, junto a la pareja. Y muchas veces sin saber qué hacer.
Está claro que la vida cambia de manera importante tras el retiro, pero para que el choque del cambio sea menor, podemos prepararnos con algo de tiempo, sino durante toda la vida.
Sin prisa pero sin pausa prepárate para tu jubilación
Algunos pasos que considero aconsejables para ir afrontando con suficiente tiempo serían:
- Hablar con la familia con confianza y seguridad sobre la situación futura, acordando el plan de acción con la pareja al menos. Tu jubilación no solo va a alterar tu vida, también la de los que te rodean
- Analizar los sentimientos ante la jubilación que se avecina. Muchas personas tienen miedo o se sienten abrumadas por este cambio, y puede ser bueno escribir en un papel nuestra percepción sobre los aspectos positivos o negativos de la retirada y comentarlos con nuestro entorno
- Acomodar las expectativas a la realidad. Un error habitual es tener una imagen idealizada de la jubilación, plena de felicidad y de realización personal y cuando esas expectativas no se cumplen se corre el riesgo de sufrir una gran frustración. Es bueno informarse con anticipación conversando con amigos o conocidos ya jubilados para tener una perspectiva previa más cierta.
- Plantear con antelación a qué nos vamos a dedicar (abrir un negocio, montar un estudio en casa, apoyar el trabajo de la pareja, estudiar, desarrollar nuestras aficiones, volver a estudiar,….) e identificar qué necesitamos para ello y, con perspectiva realista, saber si lo vamos a poder acometer o quizás no.
- Establecer y reforzar los vínculos con grupos sociales que nos interesen (deportivos, sociales, religiosos, culturales, …)
- Cultivar las amistades y recuperar las que perdimos y echamos de menos
- Cuidar las relaciones familiares y sobre todo de pareja. Tras la jubilación puede que aumenten significativamente las horas de convivencia y muchas veces es necesario aprender a relacionarse de nuevo con una nueva calidad
- Empezar a cuidarse si no se estaba haciendo ya (alimentación sana, ejercicio, gimnasia mental…). Puede que la relación con el médico de cabecera se vaya incrementando poco a poco. Estemos preparados anímicamente,
Cada persona, un estilo
Hace algunos años, la American Psycological Association, planteó que existen seis clases diferentes de jubilados, y esta clasificación puede ayudarnos a definir qué tipo de jubilado queremos ser y podernos preparar para ello:
- Los continuadores, que mantienen el contacto con sus habilidades o labores del pasado, pero adecuadas a su nueva situación, en forma de trabajo voluntario o a tiempo parcial, por ejemplo
- Los aventureros, que inician nuevas actividades o desarrollan nuevas habilidades
- Los buscadores, que no tienen clara su identidad tras jubilarse y van probando hasta que encuentran lo que se adecua más a ellos
- Los despreocupados, que disfrutan del tiempo sin obligaciones y sin un cronograma diario
- Los espectadores involucrados, que mantienen el interés en su campo de trabajo anterior, pero con un enfoque diferente como seguir las noticias del sector
- Los retraídos, que se han quedado sin objetivo vital, se deprimen y se apartan de la vida
Un nuevo amigo: tu médico
Este último enfoque es claramente el más negativo y suele ser más habitual entre los hombres, quizás porque las mujeres están más acostumbradas a compaginar el empleo con el desarrollo de otras actividades.
Los expertos avisan de que el riesgo de sufrir depresión es mayor en el primer año de inactividad y disminuye conforme las personas se van acomodando a la nueva situación.
Dada la actual esperanza de vida, previsiblemente vamos a disfrutar de nuestra jubilación durante muchos años, y es mejor prepararse adecuadamente para que sea una época especialmente gratificante. (Para ampliar información consultar http://sumafelicidad.es/en-que-momento-se-hace-uno-viejo)
“Me he jubilado, pero si hay algo que me mataría sería despertar por la mañana sin saber qué voy a hacer”
Nelson Mandela
Tuneado del artículo publicado en https://www.eoi.es/blogs/alfredo-fernandez-lorenzo/
Autor: Alfredo Fernández Lorenzo