- Llegó la hora.
- ¿Ya estás aquí?
- Me esperabas.
- Antes o después.
- ¿Estás preparado?
- Creía que sí, pero ahora, de repente... ¿me das un minuto?
- Faltaría más.
- Dicen que cuando se te presiente, la vida completa puede pasar ante tus ojos en tan solo un minuto.
- No sabría decirte.
- Es curioso. Estoy ... tranquilo.
- ¿Tomaste ya tu minuto?
- No. Disculpa.
- Yo tengo todo el tiempo del mundo. Pero tu no.
- Entendido. ... Me esfuerzo, pero no consigo poner en marcha la película.
- No es mi problema.
- Me gustaría tener un resumen de lo más importante que me ha pasado.
- Tú has pasado. Tú eres pasado.
- Pero, yo siempre he intentado pensar en el futuro. No entiendo.
- Puede que ese haya sido tu problema.
- No sé. También he empleado mucho tiempo en analizar mi pasado.
- Está claro, entonces.
- ¿Está claro?
- Como el día.
- Tú me dirás.
- Toma nota, aunque a ti ya no te servirá para más nada. Pensando en tu futuro y analizando tu pasado te perdiste tu presente.
- Me sorprendes.
- Esa es la razón por la que tu vida no tiene película. No la viviste.
- Me dejas muerto.
- Esa es la intención. Tu película concluyó.