¿Por qué olvido las cosas?

¿Qué te he estaba diciendo?

¿Dónde acabo de dejar las gafas?

¿Dónde he puesto las llaves?

No recordar lo último que has dicho o hecho tiene una explicación neurológica.

Aunque en personas sanas son olvidos sin importancia, es posible identificar la causa y reducir su frecuencia.

Los procesos de aprendizaje se producen a través de varias fases y es importante saber en cuál se produce alguna disfunción cuya causa explicará de forma diferente el origen de estos olvidos.

La primera es la fase de retención de la nueva información, y en ella es posible que no prestemos la suficiente atención o que no tengamos la motivación y el interés necesarios.

En la segunda fase se produce la consolidación de lo aprendido.

En este momento se puede producir un problema de consolidación en las zonas cerebrales cuya función es grabar y mantener disponibles las informaciones registradas.

La tercera fase se refiere a los procesos de recuperación de lo almacenado, de traer de nuevo a la memoria, la rememoración.

Lo que podría pasar en la tercera es que aparezca un trastorno de evocación: aunque hayamos prestado atención a la información y esté consolidada, después nos cuesta trabajo recuperarla por problemas cerebrales.

¿Es cosa de la edad?

“Suele haber más problemas de evocación según se van cumpliendo años por una cuestión de envejecimiento fisiológico, ya que los procesos cognitivos funcionan de forma más lenta y cuesta más trabajo recuperar la información”, expone Félix Viñuela, coordinador de la Sección de Neuropsicología de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Sin embargo, con el envejecimiento patológico se suele ver afectada la fase de consolidación.

Es lo que sucede en la enfermedad de Alzheimer.

Los típicos olvidos de las amas de casa

Frente al sentir general, los olvidos benignos (los contrarios a los patológicos) no son más frecuentes en mujeres que en hombres, no es una cuestión de género.

Sin embargo, hay un caso en el que ellas lo sufren con más asiduidad. Y también tiene su porqué.

“Para recordar algo es necesario haberlo aprendido. Cuando las madres están centradas en realizar 10 tareas a la vez no tienen recursos de atención para otra más. La primera fase de aprendizaje de información requiere precisamente eso: atención, y ésta es un recurso limitado”, dice el neuropsicólogo de la SEN.

Es decir, no se puede olvidar lo que no se ha aprendido previamente.

Como es bien sabido, la sobresaturación de estímulos impide su correcta asimilación. No es, por tanto, un problema de memoria.

Factores que intervienen en estos olvidos

Respecto a los factores que intervienen en los olvidos de cosas que acabamos de decir o hacer, “el estrés y el cansancio influyen en gran medida en la primera fase, porque disminuyen la capacidad de atención, que es la puerta de entrada de la información que después tiene que instalarse en la memoria”, Afirma el experto.

Por su parte, los hábitos de alimentación afectan más al segundo proceso, el de consolidación.

El cerebro reconstruye recuerdos recodificándolos en circuitos cerebrales.

Por ello, necesitamos que este órgano esté bien alimentado para que pueda reorganizarse y crear y mantener nuevos circuitos.

No debemos pasar por alto otros factores también contribuyen al correcto desempeño de esta fase. Por su relevancia, merece sr mencionado el estado de ánimo.

“Si nos focalizamos en exceso hacia nuestro interior con intención de solventar nuestros problemas, prestaremos menos atención a lo que sucede en el exterior y tendremos más dificultades para concentrarnos en el estímulo externo”, comenta el miembro de la SEN.

Nuevas tecnologías: lo visual predomina sobre lo lingüístico

“Lo que hace el proceso de atención es seleccionar la información que se considera relevante recordar y, como consecuencia, se desechan un montón de estímulos que recibimos a lo largo del día y que consideramos que no tienen importancia. ... La patología que no logra ese objetivo es la hipertimesia (recordar en exceso)”, resume Viñuela.

Para este neuropsicólogo, es más preocupante (patológico) que olvidemos hechos relevantes que no deberíamos descartar que otros que sean intrascendentes.

En la era de las nuevas tecnologías, hay un exceso de estimulación, lo que nos obliga a ser más selectivos a la hora de decidir qué información tenemos que memorizar.

Además, el exceso de lo visual va en detrimento de lo lingüístico, aspecto que necesitamos para interpretar la información.

Tenemos mucha más información, pero no somos capaces de analizarla con suficiente profundidad.

El motivo es que lo visual predomina sobre lo lingüístico.

A su vez, esa información deja menos huella porque no la hemos comprendido del todo ni interiorizado.

Claves para ejercitar la memoria

Para contar con una mente sana y gozar de una buena memoria a medida que envejecemos es imprescindible ejercitar el cerebro diariamente mediante diferentes actividades que amplíen nuestras capacidades cognitivas, además de seguir una buena alimentación y una rutina de ejercicio físico.

A continuación, resumimos las conductas que necesitas observar para ejercitar la memoria en tu vida cotidiana y prevenir la pérdida de memoria precoz, así como otras afecciones de carácter degenerativo.

1.-Modular el estrés

Lo primera recomendación consiste en que aprendas a modular el estrés y a relajar tu mente.

Se ha demostrado que el estrés continuado afecta negativamente al funcionamiento cerebral, alterando las capacidades cognitivas y favoreciendo la pérdida de memoria.

Esta es la razón por la que se recomienda practicar aquellas actividades que consigan relajarte y te permitan aliviar la tensión acumulada, como puede ser practicar yoga, pilates, taichi, salir a pasear, meditar frente al mar, recibir un masaje profesional, ...

2.- Ejercicio Físico

La práctica de ejercicio físico es clave para aumentar la capacidad cerebral, ya que contribuye en la creación de más células y conexiones cerebrales, lo que da como resultado una gran capacidad para aprender cosas nuevas.

Las clases de actividades físicas basadas en la repetición de movimientos y para las que se requiere una gran concentración son ideales para ejercitar la memoria y mantener la mente completamente activa.

3.- Lectura

Adquirir el hábito de la lectura es una de las mejores cosas que podemos hacer para ejercitar la memoria, pues mientras se lee se estimula la actividad cerebral, se potencia la capacidad de aprendizaje y, por consiguiente, se retarda y previene la pérdida de memoria.

Para que esta práctica de resultado es imprescindible comprender lo que se está leyendo, tomarse el tiempo que se necesite para retener la información e intentar recordarla pasadas 24 horas.

También es recomendable tener un diccionario a mano para buscar el significado de aquellas palabras desconocidas y, así, ampliar al mismo tiempo el vocabulario.

4.- Aprender nuevas habilidades

Se ha comprobado que las personas bilingües tienen una mayor capacidad de memoria, y es que aprender un idioma nuevo es una de las mejores técnicas que existen para el entrenamiento intelectual y mejora la atención y las habilidades cognitivas.

Así mismo, cualquier tipo de formación, ya sea apuntarse a un curso o aprender a tocar un instrumento, será algo que desarrollará tu memoria y te mantendrá activo mentalmente, lo que se reflejará también en la realización de tus actividades cotidianas.

5.- Gimnasia mental

Dedicar unos minutos al día a realizar actividades que estimulan la mente como crucigramas, sudokus, sopas de letras, juegos de mesa... es también una excelente forma de mejorar tu capacidad para memorizar las cosas.

Al hacer este tipo de ejercicios, se mantienen activas las neuronas y se favorece la concentración, ambos aspectos de especial relevancia conforme se va avanzando en edad.

6.- Trucos que mejoran la memoria

Existen diversas técnicas y trucos sencillos de poner en práctica que en tu día a día te servirán para mejorar tu memoria y recordar toda aquella información nueva que has recibido o lo que tienes que hacer de ahora en adelante. Algunas de las más eficaces te las detallamos a continuación:
  • En el momento de leer o estudiar, puedes pensar en imágenes y visualizar de forma gráfica la información para lograr recordar más adelante todos los sucesos de un tema concreto. Es importante también hacerse un esquema o un pequeño resumen para retener más fácilmente aquella información relevante.
  • Utilizar reglas nemotécnicas para recordar la información como por ejemplo asociar las palabras a recordar con otras con las que rimen o formar acrónimos si tienes que memorizar una lista determinada de palabras. Por ejemplo, si tienes que memorizar la lista Casa, Árbol y Semáforo, puedes formar la palabra CAS para recordar, después, los tres términos.
  • Si tienes dificultad para recordar en qué lugar has dejado un determinado objeto, lo mejor es mantener un orden y asegurarte de que siempre pones las cosas en el mismo sitio. Así mismo, en ese momento intenta relajarte, cerrar los ojos, respirar profundamente y reconstruir todo aquello que has hecho hasta ese momento.
  • Antes de empezar el día elabora una lista con todo aquello que debes hacer y ve tachando las acciones conforme las vas realizando.