Cumplir un objetivo también conlleva sufrimiento
Estos dos sistemas neuronales son necesarios para sobrevivir. Además, se pueden usar para objetivos positivos que no tienen nada que ver con pasar los genes. Por ejemplo, puedes aumentar tu motivación para hacer algo saludable (como el ejercicio) prestando atención a sus recompensas, como las sensaciones de vitalidad y fuerza. Pero buscar lo agradable también puede hacerte sufrir.- El deseo en sí mismo puede ser una experiencia desagradable; hasta un anhelo suave es incómodo
- Cuando no puedes tener lo que deseas, es natural que te sientas frustrado, decepcionado y desanimado, y puede que hasta desesperanzado
- Cuando cumples un deseo, la recompensa con frecuencia no es tan grande como esperabas. Está bien, pero fíjate atentamente en tu experiencia: ¿está tan buena la galleta… Especialmente tras el tercer mordisco? La satisfacción por el buen informe en el trabajo ¿fue intensa o duró mucho?
- Cuando las recompensas son buenas de verdad, muchas de ellas tienen un precio alto de verdad: los postres grandes son un ejemplo obvio. Considera también las recompensas de conseguir un reconocimiento, triunfar en una discusión y conseguir que otros se porten de un modo determinado. ¿Cuál es la relación coste/beneficio de verdad?
- Hasta cuando consigues lo que quieres y es bueno de verdad, y no cuesta mucho (el no va más de las recompensas), cualquier experiencia agradable inevitablemente cambiará y acabará. Hasta las mejores.
Los palos son más fuertes que las zanahorias
Nunca se aborda la importancia relativa existente entre el palo y la zanahoria. Pudiera parecer que son iguales, pero en realidad los palos son más fuertes porque tu cerebro está construido más para evitar que para aproximarse. Esto es así porque son las experiencias negativas, no las positivas, las que en general han tenido más impacto en la supervivencia. Imagina a nuestros ancestros mamíferos esquivando dinosaurios en un parque jurásico mundial hace 70 millones de años. Constantemente mirando por encima de su hombro, alertas al mes mínimo crujido de una ramita de arbusto, preparados para hacerse estatuas o salir disparados o atacar, según la situación. O Rápido, o muerto. Si se perdían una zanahoria (una oportunidad de comer o de aparearse), podrían tener más oportunidades más tarde. Pero si fracasaba en evitar un palo (como un predador), probablemente resultarían muertos, sin oportunidad de más zanahorias. Los que sobrevivieron para pasar sus genes pusieron mucha atención a las experiencias negativas. Exploremos seis modos en que tu cerebro continúa esquivando palos.Vigilancia y ansiedad
Cuando estás despierto sin hacer nada en particular, el estado de descanso de tu cerebro activa una red por defecto, una de cuyas funciones parece ser vigilar tu entorno y tu cuerpo por si hay amenazas. Esta consciencia básica está acompañada a menudo por un sentimiento de fondo de ansiedad que te mantiene alerta. Intenta pasear unos minutos por una tienda sin la más mínima incomodidad, tensión o precaución. Es Muy difícil. Esto es comprensible, porque nuestros ancestros mamíferos, primates y humanos eran presas, además de predadores. Además, en la mayoría de los grupos sociales de primates había mucha agresividad tanto de machos como de hembra. Y en las bandas de cazadores-recolectores de homínidos, y luego las de humanos, en los últimos 2 millones de años, la principal causa de muerte en los hombres era la violencia. Nos volvimos seres preocupados por buenas razones: había mucho que temer.Sensibilidad a la información negativa
Normalmente el cerebro detecta la información negativa más rápidamente que la positiva. Observa las expresiones faciales, por ejemplo, señal primaria de oportunidades y amenazas para un animal social como nosotros: las caras de miedo se perciben con mucha más rapidez que las de alegría olas neutrales, probablemente detectadas rápidamente por la amígdala. De hecho, hasta cuando los investigadores ocultan las caras de miedo a la consciencia, se enciende la amígdala. La mente está diseñada para las malas noticias.Almacenamiento de alta prioridad
Cuando se marca un suceso como negativo, el hipocampo se asegura de que se guarde cuidadosamente para referencias futuras. Te quemes una vez, te asustas dos. Tu cerebro es como el velcro para las experiencias negativas y como el teflón para las positivas, aunque la mayor parte de tus experiencias son neutrales o positivas.Lo negativo triunfa sobre lo positivo
Los sucesos negativos tienen más impacto que los positivos. Por ejemplo, es fácil adquirir un sentido de inutilidad aprendida tras unos cuantos fallos, pero difícil revertir ese sentido, incluso con muchos éxitos. Las personas se esfuerzan más en evitar una pérdida que en adquirir una ganancia equiparable. Las víctimas de accidentes tardar más en recuperar su nivel de felicidad anterior que los acertantes de la lotería. La mala información sobre alguien pesa más que la buena, y en las relaciones normalmente se necesitan cinco interacciones positivas para superar los efectos de una negativa.Restos perdurables
Incluso cuando has desaprendido una experiencia negativa, deja un rastro en tu cerebro. Es un resto a la espera preparado para reactivarse si encuentras un suceso que dé miedo parecido al anterior.Círculos viciosos
Las experiencias negativas crean círculos viciosos al hacerte pesimista, exageradamente reactivo he inclinado a lo negativo.Evitar implica sufrir
Como puedes ver, tu cerebro tiene un “sesgo de negatividad” incorporado que te empuja a evitar. Este sesgo te hace sufrir de varias maneras. Como aperitivo genera un desagradable sentimiento de fondo de ansiedad, que puede ser muy intenso en algunas personas; esa ansiedad además dificulta centrar la atención en el interior para la autoconciencia o la práctica contemplativa porque el cerebro sigue explorando para asegurarse de que no hay problemas. El sesgo negativo produce o intensifica otras emociones desagradables, como ira, pena, depresión, culpa y vergüenza. Destaca las pérdidas y los fallos pasados, minimizar las habilidades presentes y exagera los obstáculos del futuro. En consecuencia, la mente tiende continuamente a hacer veredictos injustos sobre el carácter, la conducta y las posibilidades de una persona. Como puedes ver, tu cerebro ha ido evolucionando fruto de su experiencia y sus necesidades en la tarea de asegurar la supervivencia en un entorno particularmente hostil y demandante en extremo desde el punto de vista fundamentalmente físico. Estamos preparados para la lucha o la huida, y nuestro sistema nervioso está adaptado para resultar exitoso en ambos escenarios. Es el instinto el que dispara los comportamientos que conseguirán mantenernos vivos. Sentado en la oficina, esperando la hipoteca del banco, enterrado en las profundidades del atasco de tráfico de cada día, nuestro sistema nervioso responde como sabe, aunque la solución a los peligros que afrontas en la sociedad actual requiera de habilidades más exigentes en la faceta anímica y emocional que en la física. El exceso de reacción te hace enfermar. Cuerpo y mente. Reflexiona y modula. Extraído y adaptado del libro "El cerebro de Buda. La neurociencia de la felicidad, el amor y la sabiduría"Autor: Rick Hanson y Richard Mendius