“La práctica hace al maestro”.
Esta popular frase puede albergar gran sabiduría pero, a la luz de los últimos resultados de las recientes investigaciones en neurología, parece quedarse corta.
Por definición, la experiencia es la clave del aprendizaje, pero las últimas investigaciones demuestran que tomar pequeños descansos entre prácticas podría ser tan importante como la actividad misma.
Consolidación de lo aprendido
El cerebro fortalece los recuerdos a través de la consolidación, definida como resistencia a la interferencia (estabilización) o mejoras en el rendimiento entre el final de una sesión de práctica y el comienzo de la siguiente.
Muchas investigaciones han demostrado que tomar descansos es una parte importante del aprendizaje.
Descansar inmediatamente después de adquirir nueva información parece mejorar la memorización de esa información, por ejemplo, y dormir es particularmente importante para consolidar lo que acabamos de aprender, no sólo después de haber realizado varias sesiones de aprendizaje sino también entre sesiones.
Un estudio realizado este mismo año dirigido por la neuróloga Marlene Bönstrup ha encontrado que la mayor parte del avance mientras se aprende una tarea motora simple no se produce realmente cuando se practica, sino durante los descansos entre las sesiones de práctica.
Incluso los mínimos descansos, de apenas unos segundos, son vitales para aprender nuevas habilidades.
Experimento
Para observar los beneficios de las pausas breves durante el aprendizaje, Bönstrup y sus colegas reclutaron a 27 participantes que debieron aprender una secuencia corta de pulsaciones de teclas.
A lo largo de 36 intentos, cada uno de 10 segundos de duración, los participantes repetidamente tocaron la secuencia 4-1-3-2-4 lo más rápido que podían, usando cuatro dedos de su mano izquierda.
Un período de descanso de 10 segundos separaba cada prueba.
Como era de esperar, la velocidad con que los voluntarios iban escribiendo correctamente los números fue mejorando drásticamente durante las primeras pruebas y luego se estabilizó alrededor de la décimo primera ronda.
Cuando la Dra. Bönstrup comprobó las ondas cerebrales de los voluntarios, observó algo interesante.
“Noté que las ondas cerebrales de los participantes parecían cambiar mucho más durante los períodos de descanso que durante las sesiones de tecleo”.
Esta primera conclusión sirvió al equipo de trabajo de impulso para enfocarse con mayor detalle en el momento concreto en que se producía realmente el aprendizaje.
¿Es la práctica o es el descanso?
Al volver a analizar los datos, los expertos concluyeron dos hallazgos clave.
Primero, encontraron que el rendimiento de los voluntarios mejoró principalmente durante los descansos cortos, y no durante el tecleo.
Las mejoras realizadas durante los períodos de descanso se sumaron a los avances generales que los voluntarios lograron ese día.
Además, estos avances fueron mucho mayores que los observados después de que los voluntarios regresaron al día siguiente para intentarlo de nuevo, lo que sugiere que los descansos tempranos desempeñaron un papel tan fundamental en el aprendizaje como la práctica misma.
En segundo lugar, al observar las ondas cerebrales, la Dra. Bönstrup encontró patrones de actividad que sugerían que los cerebros de los voluntarios estaban consolidando o solidificando los recuerdos durante los períodos de descanso.
Específicamente, encontraron que los cambios en el tamaño de las ondas cerebrales, llamados ritmos beta, se correlacionaban con las mejoras que los voluntarios hicieron durante los descansos.
La consolidación es tan importante como el aprendizaje
Un análisis adicional sugirió que los cambios en las oscilaciones beta ocurrieron principalmente en los hemisferios derechos de los cerebros de los voluntarios y en las redes neuronales que conectan los lóbulos frontal y parietal, los cuales ayudan a controlar la planificación de los movimientos.
Estos cambios solo ocurrieron durante los descansos y fueron los únicos patrones de ondas cerebrales que se correlacionaron con el rendimiento.
Esto es consistente con los estudios anteriores que resaltan la importancia de los períodos de descanso en el aprendizaje, dicen los autores, aunque en una escala de tiempo mucho más corta.
“Estos resultados apoyan la idea de que el cerebro consolida oportunamente los recuerdos anteriores cuando no está aprendiendo activamente”, sostienen.
Las mejoras durante los descansos fueron más prominentes en las primeras pruebas de entrenamiento cuando la curva de aprendizaje era más marcada y no hubo disminuciones en el rendimiento durante los períodos de práctica anteriores.
Base neuronal
El equipo también identificó una base neuronal para estos avances en los “descansos”.
Mientras los participantes completaron la tarea, los investigadores midieron su actividad cerebral utilizando magnetoencefalografía (MEG).
Con esto, encontraron que la mejora en el rendimiento entre los ensayos estaba relacionada con la amplitud de las ondas beta (ondas cerebrales de entre 16 y 22Hz): las ondas beta de menor amplitud en la parte frontal del cerebro durante las pausas se asociaron con mayores mejoras en el rendimiento.
La actividad de las ondas beta se reduce mientras las personas preparan y ejecutan movimientos, por lo que los autores sugieren que este patrón de actividad podría indicar algún tipo de reactivación y consolidación de la memoria relacionada con la tarea.
El estudio sólo observó el rendimiento cuando las personas aprendieron una tarea motora muy simple, y queda por ver si los descansos cortos son igual de importantes cuando se adquieren habilidades más complicadas.
Impactos futuros previsibles
Saber cómo potenciar los avances en funciones motoras básicas podría ser útil en situaciones como la medicina de rehabilitación.
El grupo de investigación espera que estos hallazgos puedan ayudar a pacientes en recuperación de los efectos paralizantes causados por accidentes cerebrovasculares y otras lesiones neurológicas, pues podrían usarse para optimizar el tiempo y la configuración de los intervalos de descanso al implementar tratamientos de rehabilitación para ‘reaprender’ las habilidades perdidas.
Igualmente sería interesante su implementación cuando una persona quiera, por ejemplo, aprender a tocar el piano.
Tuneado del artículo publicado en Reader Digest
Autor: María Fernanda