Optimismo

La vida está plagada de pequeños detalles que ni siquiera tomamos en consideración.

Vivimos a tal velocidad y con tal nivel de compromiso con tantas cosas simultáneamente que dejamos en la cuneta el auténtico sentido de la vida.

No nos damos cuenta de que lo que perdemos es nuestra oportunidad de ser felices y disfrutar puesto que vida solo viviremos una, la nuestra.

Optimismo como filosofía de vida

Resulta curioso observar cómo la mayoría de nosotros pasamos nuestras vidas centrados en preocupaciones y ocupaciones que en teoría nos aportan confort, pero, a la vez. nos generan un nivel de estrés, compromiso y sentido de pertenencia y propiedad que al final terminan por ocupar el centro de nuestras vidas.

La cultura del trabajo a ultranza asociado al bienestar que teóricamente producen (tener y poseer) las cosas, nos hace prisioneros de nuestros propios valores, casi siempre equivocados.

Ser o tener

Víctor Frankl, neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia, sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau y a partir de esa experiencia, escribió el libro El hombre en busca de sentido”.

Muchas veces lo encontramos a través de aceptar y poner en valor las pequeñas cosas que nos ocurren en nuestras vidas y que en la mayoría de las ocasiones nos pasarían inadvertidas.

Según nos explica Frankl no existiría un sentido global y general de las cosas, sino que cada cual debe encontrar el propio sentido a su vida a través del descubrimiento, probablemente mediante la meditación y la reflexión profundas acerca de quién soy yo, cuáles son mis valores y hacia dónde estoy dirigiendo mi vida.

“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa; la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias”, afirmó categóricamente en una ocasión, y es que efectivamente el ser humano tiene, posee la libertad de cómo enfrentarse a los hechos, aunque él no pueda elegirlos.

Ante situaciones de todo tipo que generan frustración, de nada sirve empeñarse en dar vueltas a ideas vacías cargadas de victimismo y de incredulidad en torno a circunstancias vitales de las que no entendemos ni sabemos a ciencia cierta ni por qué han ocurrido, ni a qué se deben, ni de dónde han venido.

Víctor Frankl ante circunstancias de este tipo propone afrontar estas situaciones con optimismo, tratando de ver siempre el lado positivo de las cosas y de las circunstancias por negativas que estas sean y nos puedan parecer.

Inteligencia emocional

Desde el punto de vista de la inteligencia emocional, el optimismo es una actitud que impide caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades.

Las personas optimistas apenas padecen estrés, están más relajadas que los pesimistas y se encuentran más conectadas con todo, y por ello es más fácil que les surjan ideas; son más receptivas y fértiles por lo que suelen ser más creativas.

Esta creatividad individual vitalista se contagia, de manera que las personas optimistas suelen ser grandes impulsoras de proyectos y equipos y son capaces de cambiar el sentido profundo de las cosas.

En definitiva, la actitud que tomamos hacia las circunstancias de la vida se refleja en nuestra salud, relativizar los problemas y estar más atentos a los pequeños y preciosos detalles que cada día la vida nos regala nos conducirá hacia un mayor bienestar y calidad de vida

Iniciar el camino del optimismo

Para iniciarse en el camino del optimismo es importante tener en cuenta una serie de factores:

  • Que cuando en nuestra cabeza aparezcan los fantasmas del "no se puede o no seré capaz", frenamos el pensamiento creativo y tendemos a dejar la mente en blanco.
  • Saber que nada es eterno, que todo pasa y tiene un final, también las situaciones críticas y difíciles.
  • Valorar todo lo positivo y bueno que hay en nuestra vida y en nosotros mismos (que seguro que es mucho), incluso las pequeñas cosas, puesto que nuestro mundo también está hecho a base de pequeños detalles.
  • Otorgarnos el derecho y el margen para equivocarnos. Nadie lo sabe todo de todo, y de los errores también se aprende y mucho.
  • Ser flexibles ante aquello que no está en consonancia con nuestra forma de pensar o de ser, aceptando las diferencias.
  • Ser capaces de ponernos en el lugar del otro.

¿Cómo actúa el optimismo?

El secreto parece estar en que las personas pesimistas y optimistas utilizan estrategias diferentes a la hora de afrontar situaciones estresantes.

En el caso del optimismo, favorece que se empleen mecanismos mucho más eficientes y constructivos al enfrentarnos a los conflictos.

El optimismo promueve que se activen respuestas orientadas a resolver el problema.

Esto impide, por ejemplo, caer en el típico error de tratar de “olvidar” o de “huir” de ese elemento doloroso o angustioso, lo cual definitivamente no nos ayuda a buscarle una solución al conflicto.

Los optimistas parecen moverse más fácilmente para resolver lo que les preocupa.

Aquellos que tienen pensamientos positivos se sienten más capaces, con más control y probabilidad de éxito.

Una persona optimista hace más para mejorar y piensa menos en su malestar, busca más y mejores soluciones y lo intenta muchas más veces.

Por el contrario, los pesimistas tienden a enfocarse en las emociones negativas que les suscita el problema, quedan “encerrados” en un bucle del que es difícil salir y no les conduce a la solución.

¿Cómo ser realmente optimista?

Parece tener mucho que ver con las expectativas.

Los optimistas tienen una predisposición a esperar resultados positivos en sus vidas, con una creencia general de que “las cosas van a salir bien” aunque pasen por momentos difíciles.

Esta virtud parece desarrollarse en función de la explicación que hemos dado a eventos en el pasado, es decir, cómo interpretamos nuestras experiencias.

Las personas optimistas suelen atribuir los acontecimientos positivos a causas permanentes, globales y que se deben a sí mismos.

Por ejemplo, cuando son ascendidos en el trabajo lo atribuyen a que la vida es justa y ellos son realmente competentes.

Esto ayuda a tener creencias positivas que invitan a aproximarnos al mundo, a experimentar sin miedo y a confiar en nuestras capacidades.

A su vez, los eventos negativos suelen atribuirlos a factores externos, temporales y específicos.

El optimismo y el factor tiempo

Eldoctor Luis Rojas Marcos ofrece una definición sobre la persona optimista en relación con los momentos vitales temporales:

Hechos futuros

Una persona optimista es aquélla que ve el futuro con esperanza.

"La esperanza es pensar que todo lo que deseamos va a ocurrir. Todos tenemos algún tipo de esperanza porque, si no, sería imposible vivir. De hecho, casi el 70% de lo que hablamos tiene que ver con el futuro, por lo que es vital pensar que nos van a suceder cosas positivas".

Hechos pasados

Una persona optimista se acuerda de las cosas buenas cuando mira hacia atrás en el tiempo.

"De hecho, la mayoría de las personas nos acordamos más de lo positivo que de lo negativo, y una persona optimista no se lamenta de su pasado".

Vivencias presentes

El optimista siempre busca una explicación positiva de los hechos y no se carga con juicios negativos preconcebidos.

"El optimismo presente tiene que ver con nuestro estilo explicativo, nuestra forma de ver las cosas a medida que nos van sucediendo".

Cómo ser optimista en 12 pasos

El asumir que todo saldrá mal y predisponerse a las situaciones antes de que sucedan, suele ser una de las características de los pesimistas.

A continuación, te presentamos algunas claves para que no seas uno de ellos y seas más optimista.

Decide tener el control: aunque las cosas salgan mal, debes diferenciar qué escapa de tus manos y qué no puedes cambiar, debes encontrar un equilibrio entre ser responsables de tus acciones, y estar conscientes de que hay situaciones que simplemente no pueden salir bien.

Ten un propósito: Comienza el día con un propósito y despide cada jornada con un ejercicio de gratitud por los momentos felices que has vivido.

Céntrate: Por muy difícil que sea la situación, debes concentrarte en cómo solucionar el conflicto y no quedarte estancado pensando en el mismo.

Prescinde de la gente negativa: Si tu círculo de amistades está formado por gente negativa, probablemente absorbas esa misma actitud. Busca estar con personas positivas, alegres, entusiastas y que se les vea las ganas de vivir .

Motívate: Para ser optimista es fundamental no perder la ilusión ni el interés por proyectos nuevos, sea un nuevo empleo, comenzar una nueva carrera académica, la ilusión de unas vacaciones o lo que te haga sentir vivo, la motivación te mantiene activo.

Aprende de tus errores: Errar es de humanos, y todos muchas veces tropezarnos para poder aprender y corregir, así que no tengas miedo a equivocarte, y no te tomes tan a pecho las caídas, debes perdonarte tus propios errores.

No te quejes tanto: En ocasiones nos frustramos tanto que culpamos y nos quejamos de todo, porque parece que quejarnos es sentir que nos desahogamos , pero se debe encontrar una mejor manera de drenar y encontrar lo positivo de cada situaciónn.

Alégrate: Puede parecer una simpleza recomendar ponerte una sonrisa cada día para ser más optimista, pero la verdad es que funciona. Si cuando te levantas cada día te vistes con una sonrisa y te propones caminar más erguido y con más energía, enseguida se convertirá en tu actitud habitual.

Consiéntete: Si ya termino tu jornada laboral, consiéntete con alguna golosina, tu fruta favorita, un libro, un masaje. Estos premios te ayudan a mejorar tu actitud y a ver la vida de una forma más optimista.

Valórate: Valora lo que tienes. Nunca te compares con alguien más porque nunca podrás ser una persona optimista, y no podrás sentirte bien contigo mismo. Recuerda que las cosas siempre pueden ser peores. Alégrate de ser quién eres y de lo que tienes

Decide cada día ser feliz: De una forma consciente, sin poner excusas, concéntrate en lo que te hace sentir esa sensación, el aroma de las flores, que al llegar a casa tu perro te reciba, ir de compras, un buen postre, charlar con amigos o disfrutar de lo bueno de la vida.