Obligaciones que te hacen odiar la Navidad

El chute navideño (con todo lo que conlleva) no se limita a unos días concretos: dura semanas. Y lo peor es que tú, desde que empiezan las fiestas, ya estás deseando que se acaben.

Porque odias la Navidad.

Mucho.

Sabes que hay personas a las que les encanta. Existen. Y las odias también 😉

¿Pero tienes idea de por qué te ocurre todo eso? Y más importante, ¿sabes cómo manejarlo?

Aunque teóricamente hay muchas razones para que disfrutemos la Navidad, hay una muy grande que nos lo dificulta: la obligación de que todo sea maravilloso y perfecto, porque: Nada nos aleja más de ser felices que la obligación de serlo.

No te culpes por ello.

No es fácil serlo, de hecho, es casi una lotería ser feliz en Navidad.

Equilibrio en tu vida

Disfrutar la Navidad o padecerla depende en gran parte del equilibrio entre las cosas positivas y negativas que hayan pasado en las relaciones familiares durante los últimos años.

La mayoría de las personas que disfrutan estas fiestas tienen una vida que encaja en los estándares:

  • No ha habido muertes cercanas.
  • Hay nacimientos a la vista o proyectos familiares nuevos.
  • Hay niños por los que mantener la ilusión y las tradiciones.
  • Te reúnes con personas que son de tu agrado.

Pero ¿qué pasa cuando ha habido algún fallecimiento y sois menos en la mesa? Pues que la Navidad ya no va a volver a ser lo que fue.

Para que puedas comprender mejor lo que te ocurre, vamos a resumirte las obligaciones navideñas que te hacen odiar estas fechas (a ti y a millones de personas en todo el mundo).

1.- Hay que comprar regalos para todo el mundo

¿Quién ha impuesto esa obligación?

Te sientes prisionero de los compromisos. Sabes que te van a hacer regalos y tú vas a tener que corresponder. Y no te apetece.

  • No tienes tiempo.
  • O no tienes dinero para regalar lo que te gustaría.
  • Tampoco te apetece ir a comprar justo en estas fechas.
  • No quieres romperte la cabeza pensando qué comprar.

Pero es una “obligación navideña”. Notas la presión y te agobia.

2.- Hay que comer cosas gourmet

Porque no vale cualquier cosa, no: la mesa de Navidad tiene que ser especial. Eso implica:

  • Un dinero (del que quizá no dispones).
  • Un tiempo de preparativos (lo mismo).
  • Ganas de dedicarte a eso (que ya sabemos que no las tienes).

Las comidas navideñas, además, tienen que ser inolvidables y felices. De nuevo, te ves sometido a un pulso interno que va a hacer chocar las expectativas y las ilusiones, con la cruda realidad.

3.- Hay que socializar (y además que los encuentros sean idílicos)

Una de las razones por las que la gente más odia la Navidad, es por la cantidad de eventos sociales a los que tiene que acudir. Tienes que aguantar al cuñado, a la suegra, al nuevo novio de tu amiga… Siempre hay alguien con quien no te apetece sentarte a cenar.

Todos esos pensamientos y juicios se hacen una bola en tu mente y llegas a donde no querías, entras en bucle.

Empiezas a darle vueltas a pensamientos negativos, que a su vez te generan más pensamientos negativos…

Te agotas solo de pensar en lo que te queda por delante.

4.- Hay que hacer como que no echamos de menos

La vida es muy larga y la experiencia de la Navidad va a ir cambiando en muchas direcciones, según las cosas que vayan sucediendo:

  • El fallecimiento de seres queridos: van a ir faltando familiares que se van haciendo mayores, es ley de vida. Otras personas van a desaparecer de forma inesperada. Todos sabemos que en cualquier momento un cáncer o un accidente de tráfico pueden llevarse a personas queridas. Es desgarrador y es difícil prepararse para eso.
  • Las rupturas sentimentales: es otro tipo de pérdida que también puede ser durísima. Antes disfrutabas de estas fiestas en pareja y ahora estás solo frente a tu familia y amigos. Sientes una amputación y nada llena ese vacío.

Quizá llevabas más o menos bien el duelo, pero de pronto estas fechas meten el dedo en la llaga y te recuerdan todo lo ocurrido.

Es un momento crudo pero importante para que te reconcilies que la idea de impermanencia (aceptar que todos tenemos un punto y final), y puedas aprender a vivir lo que viene de forma diferente.

Pero ¿por qué además de todo eso, encima tienes que mostrarte feliz?

5.- Hay que hacer todo por y para los demás (y aquí, doble consejo)

Son fechas en las que tenemos que estar muy pendientes de las personas. A las mujeres, especialmente, se nos empiezan a sumar responsabilidades adicionales:

  • Organizar las cenas.
  • Hacer las compras.
  • Cocinar.
  • Pensar en los regalos.

Las navidades ya son fiestas sensibles por muchos motivos. Solo faltaba tener que cargarse, encima, de una montaña de responsabilidades porque “se te demanda” o sientes que “tienes que”.

Tú también quieres disfrutar y no lo haces. Y encima hasta puede que te sientas mala persona y amargada por ello.

6.- Hay que disfrutar sí o sí

Todo lo que hemos ido enumerando sucede en un ambiente de confetis por doquier.

Voy a decir una cosa con todo el cariño del mundo:

Cuando no estamos bien, nos volvemos muy egoístas e incapaces de ver más allá de nuestro propio dolor.

Nuestra mente tiene una especie de detector de cosas malas. Cuando detecta algo que debería “no estar”, empieza a generar pensamientos y nos quedamos atrapados en pensamientos recurrentes pensamientos de juicio y victimismo.

El resultado de eso es más malestar.

Y cuanto peor estamos, nuestra mente juzga y lo valora todo de forma negativa con más intensidad.

De pronto nos damos cuenta de que somos incapaces de:

  • Disfrutar del disfrute de los demás
  • Ofrecer cosas a los demás, aportarles cosas.
  • Ver más allá de nuestro sufrimiento.

En ese escenario mental, ves un árbol con regalos, luces, villancicos y guirnaldas de felicidad y …

Si odias la Navidad, tienes un talento psicológico que no conoces

Dafne Cataluña, directora y fundadora de Instituto Europeo de Psicología Positiva opina que las navidades tienen un gran componente consumista y además nos hace sentirnos obligados a ser amables y agradables cuando en realidad no nos apetece.

¿Alguna vez te has preguntado por qué te resulta sencillo analizar las cosas y no darlas por sentado?

La razón, según cuenta Dafne Cataluña, es que poseas una fortaleza psicológica que en psicología positiva se denomina “Análisis”.

“Esta fortaleza caracteriza a aquellas personas que se toman su tiempo antes de actuar, que evalúan la información y que generan un pensamiento crítico”, aclara.

Esta habilidad puede ser útil cuando te planteas, por ejemplo, un cambio importante en tu vida, pues eres capaz de analizar los pros y los contras con detalle, estudiar los efectos a medio y largo plazo y dar el paso solo cuando los datos objetivos te digan cuál es la mejor decisión.

Pero, otro de los efectos de esa capacidad analítica es que a veces cuesta disfrutar plenamente de las cosas desde la simplicidad, pues lo habitual es que tiendas a dar varias vueltas a cada cosa que pase por tu cabeza.

Cómo sacar lo mejor de la vidad

¿Qué pasaría si no te dejases llevar por el impulso consumista ni por el “buenrollismo” pero lograses encontrar la fórmula para beneficiarte personalmente de esta época del año?

Dafne cree que es posible que logres sacar lo mejor de la Navidad “para ti” si combinas tu fortaleza psicológica, el “análisis”, con otra fortaleza, la “curiosidad”.

Para lograr esta combinación la experta propone preguntarse qué puede tener esta época que te resulte atractivo y qué puedes hacer en estas fechas para que sientas que han sido productivas.

El reto está en analizar, sí, pero con el objetivo de encontrar opciones que te permitan obtener un resultado de la Navidad con el que te sientas identificado.