Estás escuchando una canción, de pronto el volumen aumenta y un escalofrío recorre tu cuerpo, te emocionas y se te pone “la piel de gallina”.
¿Pero qué es lo que tiene la música que hace que a uno se le ponga la piel de gallina?
¿Por qué sentimos escalofríos cuando escuchamos algunas canciones?
No hace falta ser un apasionado de la música para emocionarse y sentir como poco a poco el cuerpo reacciona ante la música y la piel se pone de gallina al escuchar algunas canciones.
Cuando suena determinada canción, o incluso cuando llega un determinado fragmento de la canción, podemos sentir un escalofrío, o incluso la piel reacciona erizándose, como sacudida por la emoción, pero ¿cómo es posible que unos simples sonidos causen este efecto?
Una cosa está clara, para que una canción ponga los pelos de punta son importantes, sobre todo, dos cosas: la calidad de la música y la sensibilidad de la persona que escucha.
Aunque también es decisivo que el momento y la situación sean propicios, ya que no a todo el mundo se le pone la piel de gallina al escuchar una determinada canción.
Para ser un candidato a sentir esta reacción del cuerpo hay que tener un fuerte vínculo con esa canción e identificarse mucho con ella, aunque en ocasiones, el factor sorpresa o una subida repentina del volumen de la canción, llega a producir este efecto.
La explicación científica es que escuchar música activa partes del cerebro que procesan emociones como la alegría y las gratificaciones.
Conexiones fisiológicas
El efecto que produce que la piel de gallina (médicamente: cutis anserina) se debe a que la intensa experiencia de estar escuchando una canción, dispara reacciones del sistema nervioso.
Los impulsos nerviosos llegan al corazón y lo hacen latir más rápido, mientras que otros van a los pequeños músculos de la piel (musculi arrectores pilorum), los tensan y así se eriza el vello.
Sentimos escalofríos porque la música nos llega a transmitir emociones, recuerdos o sensaciones, y nuestro cuerpo reacciona de forma automática de esa manera, y es algo que no lo podemos controlar.
Es una sensación única dejarse llevar por unas notas y sentir que invaden nuestro cuerpo, pero es más única la sensación que produce ver como el cuerpo responde ante esos estímulos musicales, ya sea en forma de escalofríos, de piel de gallina o de lágrimas cayendo por nuestras mejillas.
Si la música te da escalofríos, tienes un cerebro especial
Todas esas sensaciones corporales y mentales que tenemos cuando escuchamos nuestros temas favoritos o esa banda sonora que nos rompe el alma, tienen una explicación según una investigación publicada por Social Cognitive and Afective Neuroscience, y es que las personas cuyos cuerpos responden a la música tienen un cerebro estructuralmente diferente al resto.
En estas sensibles personas, la corteza auditiva se comunica de manera más eficiente con aquellas áreas del cerebro asociadas con el procesamiento emocional.
Matthew Sachs, estudiante de doctorado de la USC y el investigador principal del estudio, dice que esto se debe a que hay muchas más fibras que unen las dos regiones, por lo tanto, tales conclusiones ofrecen profundas perspectivas científicas y filosóficas, arrojando luz sobre por qué la música nos ha tocado y nos ha hecho sentir tantas emociones desde siempre.
Por otra parte, los sujetos que están más intelectualmente comprometidos con la música, al igual que aquellos que tratan de predecir la progresión melódica, parece ser que son más propensos a sentir físicamente la respuesta emocional fuerte.
Es un fenómeno particularmente extraño para los neurocientíficos y psicólogos, ya que no hay una ventaja evolutiva clara en la apreciación de la música a este grado.
el descubrimiento podría explicar una cuestión profundamente filosófica
“Los resultados obtenidos, arrojan información tanto científica como filosófica sobre los orígenes evolutivos de la estética humana, específicamente de la música; tal vez una de las razones por las que la música es un artefacto transculturalmente indispensable es porque apela directamente a través de un canal auditivo a los centros de procesamiento emocional y social del cerebro humano", concluyen los autores