Tu sistema inmunológico es uno de los aspectos más críticos y más fascinantes en que se plasma la conexión mente-cuerpo.
Durante mucho tiempo, la capacidad de las células inmunes para atacar a los organismos invasores que ocasionan enfermedades se consideró puramente físico.
Sistema linfático
El sistema linfático es parte del sistema circulatorio y del sistema inmunológico.
Está constituido por:
- la linfa: líquido compuesto por lípidos, glóbulos blancos y un número reducido de proteínas.
- capilares y vasos linfáticos: conductos que discurren a través de determinados órganos y tejidos, y que transportan la linfa.
- ganglios: nódulos de pequeño tamaño, distribuidos por todo nuestro organismo. Dentro de los ganglios hay células inmunológicas (los linfocitos) que entran en la linfa para acceder a todo el cuerpo y combatir cualquier tipo de infección.
El sistema linfático cumple, dentro de nuestro organismo, funciones tan esenciales como:
- Drenar el líquido intersticial excesivo producido por los tejidos.
- Transportar los nutrientes (proteínas, macromoléculas y lípidos) y el oxígeno hacia los tejidos para alimentar las células.
- En el caso de los lípidos y las vitaminas (A, D, E y K) se absorben en la zona digestiva.
- Recoger los desechos de las células muertas y gérmenes que se almacenan, con el objetivo de mejorar el funcionamiento del organismo.
- Recolectar desde la zona intestinal el Quilo (fluido con gran contenido en grasas, formado por bilis, jugo pancreático y lípidos producidos en el duodeno).
- Por último, reactivar el sistema inmunológico desempeñando una función defensiva. Los linfocitos (células linfáticas) son los encargados de reconocer y responder a cualquier agente extraño o anormal que circule por nuestro organismo.
El “cerebro flotante”
Aunque el mecanismo, aún hoy en día, no se entiende completamente, desde los años 80 sabemos que el sistema inmunológico, conocido también como “un cerebro flotante”, es muy inteligente debido a la capacidad de las células inmunes para participar en los mensajes químicos que son enviados desde el cerebro a través de todo el cuerpo.
Esto significa que sus pensamientos, estados de ánimo, sensaciones y expectativas se transmiten a las células inmunes.
Cuando una persona medita, estos mensajes cambian de manera importante.
Tomar en cuenta estos resultados de investigación otorgan una muy buena noticia para cualquier persona que esté interesada en la práctica de la meditación.
Debido a que el sistema inmunológico responde tanto a los pensamientos negativos como a los positivos, la meditación crea un ambiente mental positivo que invita al sistema inmune a florecer.
Este estudio mostró una reducción de la tendencia pro-inflamatoria de la expresión génica en los adultos mayores.
Un estudio de la UCLA muestra que los pacientes VIH positivos que practican la meditación consciente ralentizan la reducción de su recuento de células CD-4.
Estas son las células inmunes que están asociados con el mantenimiento del virus y su capacidad de que se propague.
La meditación aumenta los anticuerpos
Un estudio reciente confirmó que, después de haber recibido entrenamiento de meditación semanal durante 8 semanas, 48trabajadores de biotecnología tenían niveles significativamente más altos de anticuerpos que al inicio del estudio y superiores a los del grupo control (compañeros de trabajo que no meditan).
La meditación estimula regiones del cerebro con funciones del sistema inmunológico.
La meditación consciente ha mostrado un incremento en la actividad eléctrica en la corteza prefrontal, la ínsula anterior derecha, y el hipocampo derecho, todas las partes que controlan las emociones positivas, la conciencia y la ansiedad.
Estas son también las áreas del cerebro que actúa como centro de mando para el sistema inmunológico.
Cuando se estimulan, hacen que el sistema inmunológico funcione de manera más efectiva.
Estos hallazgos ponen en foco un mensaje claro: Su respuesta a la enfermedad potencial, gestionada por el sistema inmunológico, mejora con la meditación.
Esta realidad está en consonancia con otro mensaje igualmente potente: Cualquier organismo propenso a enfermedades crónicas (como la diabetes tipo 2, la obesidad, enfermedades del corazón o la presión arterial alta), condiciones que no son el resultado de los microbios invasores, también reduce su exposición mediante la práctica regular de la meditación.
El sistema mente-cuerpo entero se pone en un estado natural de equilibrio, la clave de lo que he llamado la salud superior.
La importancia de tu estilo de vida
La ciencia médica avanza a través de los resultados de las investigaciones que proporcionan datos fiables.
Pero tu estilo de vida no es un experimento científico, por supuesto, así que ¿qué tipo de programa de actividades, orientado específicamente en la prevención de enfermedades, puedes adoptar?:
- Practica regularmente la meditación por la mañana y por la tarde.
- Reduce y evita el estrés, ya que el sistema inmunológico se ve fácilmente comprometida cuando las hormonas del estrés se mantienen de forma sostenida.
- Aborda seriamente las tensiones crónicas de bajo nivel que pueden estar presentes en tu hogar o el trabajo. No estás ayudando a tu estado inmunológico, si mantienes un nivel de estrés sostenido, aunque sea “menor”.
- Duerme y descansa lo suficiente, este proceso facilita que se repongan directamente tanto la función cerebral como los niveles hormonales.
- Lávate las manos varias veces al día, y siempre después de tener contacto directo con la piel de otra persona. Los médicos que siguen esta práctica (lavarse las manos después de ver a sus pacientes) contribuyen a reducir las infecciones nosocomiales en más de un 50 por ciento.