Meditación para el dolor

¿El dolor está solo en tu mente?

Según los últimos experimentos, parece que esto es aparentemente cierto, ya que las personas con mejor capacidad para la meditación consciente, eso que se llama «mindfulness», sentían menos dolor.

¿Por qué decimos "aparente"?

Pues porque el dolor que experimentas en la conciencia no es realmente el auténtico dolor.

El auténtico dolor es una experiencia natural del sentido del tacto y forma parte del sistema regulador.

El problema es que a esta experiencia natural se le ha añadido una impresión totalmente mental y exagerada.

Esto amplifica la experiencia de dolor, hasta el punto en que a veces se vuelve insoportable.

Claramente, si puedes separarlos y eliminar la parte mental, el dolor se vuelve soportable.

La práctica de la meditación consciente consiste en concentrarse en el presente, evitando engancharse a sucesos pasados o preocupaciones sobre el futuro.

Estas son meditaciones que ayudan a controlar el aparente dolor físico.

Esto se consigue simplemente respirando de forma consciente.

La investigación

En el estudio se midió la capacidad de varias personas para alcanzar este estado.

Después se les causaba dolor aplicando un objeto caliente (únicamente a 50 grados, que no produce daños).

Quienes tenían mayor facilidad para la meditación sintieron menos dolor.

La meditación consciente reduce la actividad de una parte del cerebro llamada «Red de modo por defecto», que es la que se ocupa del sentimiento de identidad y de todo el «ruido» cerebral de las preocupaciones.

Se desactiva cuando hacemos alguna tarea que requiere concentración, por eso colorear mandalas reduce el estrés.

Lo que los investigadores comprobaron es que esta parte angustiada del cerebro también aumenta nuestra percepción del dolor y si se consigue reducir su actividad se podrá aplicar al tratamiento del dolor crónico.

Tuneado del artículo publicado en La Razón
Autor: Darío Pescador