¿En qué lugar del cerebro se producen los sueños?

Sin perder ni una pizca de su valor fundacional, la perspectiva freudiana sobre los sueños se ha quedado desfasada desde la publicación de la primera edición de “La interpretación de los sueños” en 1899.

Después de 118 años, la neurociencia se ha convertido en la herramienta más eficaz para descifrar lo que ocurre en nuestro cerebro durante el sueño.

¿Dónde se originan los sueños? ¿Por qué al despertar gran parte de ese mundo imaginario se desvanece? ¿Y qué es real de esa experiencia?

Una investigación realizada entre científicos de Estados Unidos, Suiza e Italia y publicada en Nature Neuroscience, arroja algo de luz acerca de los dilemas más comunes y sin resolver del descanso nocturno.

Los sueños ocupan el 95% del tiempo de la fase REM

Los sueños, ocurren durante la etapa REM (movimiento ocular rápido) del sueño, la más ligera y, en la que, aunque no nos demos cuenta, pasamos rápidamente entre el dormir y estar conscientes.

En la etapa REM, la regulación entre dormir y despertar la realiza el sistema de activación reticular, un circuito que va desde el tronco cerebral, pasando por el hipotálamo para llegar a la corteza cerebral.

Es la corteza cerebral, la encargada de generar los sueños, y que se encuentra muy activa mientras estamos en la etapa REM.

De allí también sale el contenido de nuestros sueños que, aunque sean fantasiosos, provienen de nuestras propias experiencias. El hecho de que veamos imágenes al soñar está en la actividad de la corteza visual.

Otro sistema que se activa durante el sueño es el sistema límbico.

Podríamos decir que nuestros sueños son una composición creada por diferentes partes de nuestro cerebro.

El sistema límbico, que regula emociones, está activo mientras soñamos y, la amígdala, una estructura responsable de las sensaciones de miedo y ansiedad, aporta lo suyo.

Esa es la razón por la que nuestros sueños pueden ser positivos o transformarse en pesadillas.

Los sueños no suelen ser lógicos y hay una razón para ello: las zonas menos activas del cerebro son las de los lóbulos frontales, justamente las encargadas del raciocinio, por ello lo ilógico puede parecernos normal al dormir, pero extraño una vez que despertamos.

Fábrica de sueños

Como se puede apreciar, los sueños son producto de un trabajo conjunto de diferentes zonas del cerebro, aportando cada una el control de alguna función.

Dependiendo de su actividad, podemos tener un sueño agradable o sufrir de pesadillas.

En sus experimentos, los investigadores pudieron localizar las áreas involucradas en el proceso onírico con tal precisión que podían ‘adivinar’ el momento exacto en que los voluntarios estaban soñando.

Lo lograron observando la distribución de los diferentes tipos de ondas cerebrales, generadas en las diversas fases del sueño.

La “fábrica de los sueños” estaría justo encima de la nuca, en un punto bastante superficial.

Los investigadores la han llamado hot zone o zona caliente cortical posterior.

“Es un área que se vuelve muy activa cuando comenzamos a soñar”, explica Francesca Siclari, neuróloga del Hospital de la Universidad de Lausana, entre las coordinadoras de la investigación.

Investigación 1

Durante el experimento, 32 voluntarios se prestaron a dormir en el laboratorio, con electrodos colocados en la cabeza, y a ser despertados varias veces durante la noche, cuando las pantallas revelaban secuencias interesantes.

Finalmente, tenían que contar si y qué estaban soñando en ese momento.

En total, se provocaron más de mil despertares y la actividad onírica resulto coincidir con una reducción de las ondas de baja frecuencia, típicas del sueño, en la hot zone.

La correlación entre los sueños y la disminución de estas ondas es tan fuerte que, al observar los rastros de las electroencefalografías, los investigadores lograron adivinar si esa persona estaba soñando en el 91% de los casos.

De esta forma también pudieron averiguar cuanto se sueña realmente: de las pruebas hechas resultó que esta actividad ocupa el 95% de toda la fase REM y el 71% de la no-REM.

Horas y horas de “grabado”, de las cuales solo recordamos unos pocos minutos.

Por qué olvidamos los sueños

En la actualidad se piensa que la producción de los sueños está asociada a los recuerdos y a la región del hipocampo, una zona situada bajo la corteza cerebral, con un papel importante en la memoria.
  • Los paisajes y las situaciones que percibimos en los sueños se producen de manera arbitraria. Todo ello lo genera nuestra memoria implícita, la misma que usamos para hacer cosas automáticamente y que se encarga de relacionar elementos abstractos en nuestra mente.
  • Nuestra memoria funciona por asociación de ideas. Únicamente cuando asociamos algo con una situación global podemos recordarlo.
Esta es la razón por la que, cuando soñamos, nuestro cerebro construye narraciones complejas y no recuerda elementos aislados.

Los recuerdos se forman, en primer lugar, en el hipocampo, y después se pasan a otras partes del cerebro, como es el caso del neocórtex.

Esta sincronización, que se produce en nuestro estado consciente, no es sencilla que se produzca durante el sueño. Por ello es difícil recordar lo que soñamos.

“La región del cerebro que hace posible recordar un sueño es diferente de la que permite hacerlo”, aclara la doctora Siclari.

Investigación 2

En una prueba con diez sujetos, se observó que la capacidad de recordar un sueño estaba relacionada con una mayor actividad durante el sueño en la corteza prefrontal, el área asociada con la memoria.

Matthew Walker, neurocientífico de la Escuela de Medicina de Harvard y autor del libro “Why We Sleep”, considera que los diferentes estados del sueño sirven para consolidar tres diversos tipos de memorias:
    -
  • Las espaciales (que se forman moviéndose en un laberinto o en una ciudad virtual) -
  • Las declarativas (que fijan el conocimiento transmisible con palabras) se consolidan, como las anteriores, durante el sueño de ondas lentas -
  • Las memorias con un fuerte componente emocional se desarrollan y establecen durante la fase Rem, la más activa
Lo cierto es que no todo se pierde y la historia está llena de problemas solucionados al amanecer.

Después de un sueño, el Dr. Otto Loewi se despertó durante la noche y garabateó algunas reflexiones en un papel.

A la mañana siguiente se dio cuenta de que había escrito los conceptos básicos de la teoría que cambiaría la historia de la medicina: la neurotransmisión química.

Que demostró posteriormente y por la que ganó el Nobel de Fisiología en 1936.

Más recientemente, Larry Page, cofundador de Google, dijo que la idea de un motor de búsqueda con las características de Google se le apareció en un sueño ‘vivido’, mientras que Paul McCartney despertó con la melodía de “Yesterday” en la cabeza.

Los sueños existen de verdad

Otro punto importante de la investigación de Siclari atiene a la forma en que el cerebro se comporta durante el sueño.

Tanto en la fase REM, como en la no-REM, se ha visto un aumento en las ondas cerebrales de alta frecuencia en áreas normalmente activas durante el estado despierto, como si la persona experimentase realmente lo que aparece en sus sueños.

“Es la prueba”, asegura la neuróloga, “que el sueño es, para el cerebro, una experiencia real y no solo algo que inventamos al despertar”.

Según los investigadores, el hecho de que la experiencia onírica tenga una base neurológica observable refuerza la teoría de que los sueños también se pueden definir como experiencias en las que la conciencia está activa.

Y si la actividad de la hot zone es un espía de la capacidad del cerebro para vivir experiencias a pesar del sueño y la inmovilidad, el descubrimiento también podría tener aplicaciones médicas.

“Nuestra investigación - dice Siclari - puede ofrecer nuevos marcadores para evaluar el estado de conciencia en casos de coma o durante la anestesia”.

“El sueño es, para el cerebro, una experiencia real y no solo algo que inventamos al despertar”