Martin Seligman, director del Departamento de Psicología de la universidad de Pensilvania identifica tres elementos que componen la felicidad.
Cada uno de estos elementos nos produce felicidad con variantes en intensidad y plazos de tiempo.
1.- Vida placentera
El primer elemento que Seligman identifica se denomina la “vida placentera”.
Este elemento se refiere a la felicidad que obtenemos al experimentar momentos de placer.
Estos momentos se producen como una reacción a factores o a impulsos externos; usualmente están muy conectados a lo material (viajar, disfrutar una comida con amigos, compartir momentos de calidad con los hijos. probar un buen vino, leer un buen libro de nuestro interés, tener buen sexo, hacer deporte,…).
La felicidad causada por este elemento puede ser intensa, pero usualmente dura muy poco.
A esta corta duración de felicidad se la conoce como “adecuación”.
Todos hemos experimentado en nuestras vidas momentos de “adecuación”.
Compramos un nuevo vehículo o un smartphone nuevo y somos felices mientras el olor a nuevo permanece.
Pasan algunos meses y empezamos a añorar un nuevo modelo.
El problema de la “vida placentera” es que, al causar picos de felicidad de alta intensidad, mucha gente confunde y busca la felicidad nada más que a través de los placeres.
2.- Compromiso
El segundo elemento de la felicidad se llama la vida de “engagement” o compromiso.
A este elemento también se lo conoce como pasión.
Según Seligman, la vida de “engagement” produce felicidad, en la mayoría de los casos, en el medio plazo.
Existen dos componentes claves que hacen parte de este elemento.
El primero es identificar nuestras fortalezas claves y utilizarlas para mejorar nuestras propias vidas.
El segundo componente es un estado llamado “flow”.
El ser humano tiene una capacidad muy limitada de procesar la información que nos rodea.
Esta capacidad limitada se evidencia cuando intentamos escuchar más de una conversación al mismo tiempo. O cuando tratamos de leer y escuchar simultáneamente.
Flow
El “flow” es un estado vinculado a la experimentación del placer que se obtiene cuando la persona enfoca toda su capacidad, su maestría, en la realización de una sola actividad.
Cuando el ser humano se encuentra en este estado, pierde la capacidad de poner atención a sensaciones básicas como lo son el hambre, el sueño, el dolor y hasta la misma existencia.
En este estado es muy fácil perder la noción del tiempo.
Los minutos y horas transcurren sin que lo notemos.
Nos ocurre cuando nos concentramos en realizar las actividades que nos apasionan: ´pintar, escribir, bailar, practicar deporte, tocar un instrumento, ...
En este estado disminuye la ansiedad y nuestro estado de alerta y
Mihaly Csikszentmihalyi, profesor de psicología de la Universidad de Claremont, señala siete claves que nos permiten identificar cuando estamos en un estado de “flow”:
- Estamos completamente involucrados en la actividad que estamos realizando.
- Vivimos un sentimiento de éxtasis, de estar inmersos en una realidad interna.
- Sentimos gran claridad interna, sabemos exactamente lo que hay que hacer y que tan bien lo estamos haciendo.
- Sabemos que la actividad es realizable, y que nuestras habilidades son adecuadas para llevarla a cabo.
- Vivimos un sentimiento de serenidad, no tenemos preocupaciones sobre nuestras capacidades y sentimos que estamos creciendo.
- Perdemos de la noción del tiempo y las horas parecen volar.
- Sentimos motivación intrínseca, ya que cualquier actividad que nos hace sentir un estado de flow es suficiente recompensa.
3.- Vida de significado
El tercer elemento que compone la felicidad según Seligman se llama la “vida de significado”.
Este elemento se logra cuando identificamos nuestras fortalezas clave y las ponemos al servicio de un propósito superior.
Los dos primeros elementos se concentran en nuestro interior; giran en torno a nosotros mismo.
Este elemento es diferente ya que busca lo mejor de nosotros para proyectarlo al exterior; construye un verdadero puente entre nosotros y el mundo que nos rodea.
Las personas que logran activarse en este tipo de vida tienen motivaciones intrínsecas que van más allá que cualquier tipo de motivación extrínseca (dinero, recompensas, fama, reconocimiento).
Este componente de la felicidad nos asegura felicidad intensa y constante en el largo plazo.
Es crucial poder aprovechar y conjugar los distintos componentes de la felicidad para poder desarrollarla al corto, mediano y largo plazo.
Tener claridad sobre los distintos componentes nos da la oportunidad de encontrar nuevos caminos cuando creemos que no podremos ser felices, o aún más felices.
Este modelo nos invita a reflexionar y a poner en marcha un plan de acción.
Nos empuja a buscar nuevas fronteras y a despertarnos para poder trascender.
La felicidad está a nuestro alcance, pero requiere que tomemos las riendas de nuestras propias vidas.