Algunas decisiones son tan difíciles de tomar que nos dejan paralizados y pensativos durante mucho tiempo.
Una nueva investigación revela cómo al enfrentarlas cambia nuestras preferencias y aversiones.
La capacidad para decidir algo es una habilidad que a menudo se atribuye a los líderes, pero también es una función ejecutiva básica del cerebro que se necesita para llevarnos a través de la vida cotidiana.
De hecho, una de las características del trastorno de ansiedad es la sensación de incapacidad para poder escoger, y puede llegar a ser incapacitante.
Investigadores de la Universidad de Melbourne rastrearon cuidadosamente la actividad cerebral y los movimientos oculares de las personas mientras intentaban elegir entre dos refrigerios igualmente tentadores para tratar de descubrir qué sucede en nuestro cerebro cuando no sabemos qué elegir.
A veces parece que el descanso es un sueño inalcanzable y es imposible llegar a completar todas las tareas que tenemos que hacer.
Aprende a priorizar
Descubrieron que los momentos de indecisión son en realidad un aluvión de actividad mental y que la elección en sí misma puede cambiar nuestras preferencias.
Esto significa que cada vez que escogemos algo bueno para nosotros, como una comida saludable en lugar de una abundante en grasas, podemos crear una preferencia por esa opción.
La indecisión no es solo un inconveniente, sino que puede ser francamente dolorosa.
Además, es un fenómeno que afecta a humanos y animales por igual.
De hecho, una parábola que se remonta a la época medieval ilustra la difícil situación de las decisiones difíciles.
El filósofo Buridan describe un burro que se encuentra entre dos haces de heno de igual tamaño.
Sin cualidades distintivas para hacer que una sea preferible a la otra, el animal es totalmente incapaz de elegir y, a pesar de la abundancia de comida que tiene delante, muere de inanición.
Es un escenario sombrío pero familiar que podríamos enfrentar, por ejemplo, frente a una máquina expendedora.
Los científicos querían entender lo que realmente sucede en nuestra cabeza en estos momentos de parálisis.
Así que presentaron 22 sujetos con una serie de opciones de bocadillos.
¿Cómo decidir?
Cuando nos enfrentamos a dos cosas igualmente atractivas, por ejemplo, donettes en lugar de palmeras de chocolate, experimentamos una "disonancia cognitiva".
Básicamente, esto significa que nuestros cerebros esperan que nosotros prefiramos inmediatamente una de dos cosas, y cuando eso no sucede, existe la sensación de que algo falla, no está del todo bien.
"Creemos que es vital entender las decisiones difíciles porque realmente son las que importan", afirma Stefan Bode, doctor y autor principal del estudio, a 'The Daily Mail'.
Definimos "elecciones fáciles" como aquellas para las que ya tenemos una clara preferencia: si te gusta A sobre B, entonces no hay mucho que pensar y no tienes un "problema" real de elección.
Si te gusta A y B con igual intensidad, entonces esta decisión ya es más complicada.
El experto y su equipo descubrieron que el simple hecho de enfrentarse a una decisión cuando no tienes una preferencia clara te obliga a formarte una propia.
Áreas implicadas del cerebro
Observaron cómo se desarrollaba esto en dos etapas en dos áreas del cerebro: la corteza prefrontal izquierda y el precuneus.
La primera zona cerebral que vieron es responsable de las funciones ejecutivas más altas, lo que incluye evitar que respondamos inadecuadamente a los estímulos, frenando nuestros impulsos irracionales.
Además, el precuneus nos ayuda a integrar nueva información en el proceso de comprensión del mundo.
Usando resonancias magnéticas funcionales, los científicos observaron cómo se iluminaban estas áreas del cerebro mientras rastreaban los movimientos de los ojos de los sujetos para ver a qué opción prestaban mayor atención y con qué rapidez se fijaban en cada una de ellas.
El equipo utilizó estos datos para establecer para qué elementos los sujetos del experimento no tenían una preferencia inmediata.
Pero el descubrimiento clave fue que a medida que miraban estas elecciones "difíciles", los sujetos comenzaron a formular nuevas opiniones de cada snack.
"Esto significa que solo con tomar estas decisiones, puedes cambiar tus preferencias", afirma Bode.
"Los bocadillos son como juguetes: cosas fáciles de decidir, pero no es lo mismo cuando son cosas a largo plazo y puede tener consecuencias negativas, como no ir al gimnasio y mirar la televisión, comer algo no saludable en lugar de algo sano, divertirte en vez de invertir en tu seguridad...".
Importancia del cerebro emocional
Decidir involucra un importante trabajo cerebral que también activa los sistemas emocionales, los diferentes tipos de memoria -sensorial, de trabajo y de largo plazo-, además de las funciones ejecutivas del cerebro.
Debemos comprender el rol de las estructuras y los sistemas cerebrales que están involucrados en la toma de decisiones en función de los últimos avances de la neurociencia moderna: un sistema emocional, comandado por la amígdala y otras estructuras del sistema límbico, y un sistema racional, reflexivo, con asiento en la corteza prefrontal.
Estos conocimientos son muy importantes para poder elegir e incorporar programas que nos ayuden a poner nuestro cerebro en funcionamiento en aras de optimizar cada uno de estos sistemas y, de ese modo, mejorar nuestras capacidades cerebrales.