La realidad es una construcción y está en tu mente

Repasando los textos de los principales filósofos que disfrutamos a lo largo de la historia encontramos una pregunta recurrente

¿Existe la realidad existe?

La mayoría afirma, sin mayor reflexión, que sí y están seguros de que lo que perciben del mundo que ven es lo que hay.

Veremos en esta etapa del camino que la neurociencia ha venido a descubrirnos una posibilidad diferente.

Si bien es cierto que hay algo “afuera”, la realidad como la conocemos es una construcción de la mente y como tal no tiene por qué ser igual en una persona que en otra.

No obstante, debemos considerar que el hecho de que sea una construcción, no implica en ningún caso que este fenómeno se deslinde de aquellos estímulos que se reciben por los sentidos.

Si escuchas que las paredes hablan o ves personas que no están presentes, debes considerar que algo no va bien.

Profundicemos en el mecanismo de la percepción

Comencemos por comprender, en general, cómo funciona la percepción en el cerebro, y para esto realicemos un pequeño ejercicio: mira a tu alrededor y observa todo lo que tiene cerca.

Seguro que puedes ver imágenes, mezclarlas con sonidos, sensaciones corporales y todo como si fuera una cámara de vídeo 4D.

La verdad es lo que ocurre es algo diferente probablemente sin que te hayas dado cuenta, el proceso fue el siguiente:

El cerebro recibe los estímulos que llegan a través de los sentidos.

Se anticipa a lo que va a ver, escuchar y sentir después y los mezcla con la información que ya tenía sobre experiencias previas del lugar y las circunstancias en las que se encuentra ahora.

Con esas piezas, construye la “película” que puedes apreciar en tu mente, probablemente antes de que tuvieras la ilusión de observar la realidad.

La importancia del tiempo percibido

Permíteme llevar esta afirmación a un terreno más palpable.

El tiempo en la mente no tiene que ver con el reloj sino con la cantidad de estímulos que procese.

Un ejemplo es cuando tiene un accidente y todo pareciera ir en cámara lenta, esto ocurre porque la situación de emergencia lleva al cerebro a procesar una mayor cantidad de información y hace parecer que el tiempo se detiene.

Piensa ahora en algún camino por el que hayas pasado por primera vez, normalmente da la impresión de que se requiere más tiempo que cuando pasa en una segunda o tercera ocasión.

¿Has tenido esa experiencia?

Esto ocurre porque en la primera vez tu cerebro no contaba con información previa y debió procesar más estímulos para construir lo que veía que en las oportunidades posteriores que tuvo que recorrer el mismo camino.

Un aspecto importante a considerar es que esta construcción sólo integra en nuestra mente aquello a lo que le ponemos atención, aun cuando se tenga la ilusión de que se percibe todo.

Por ejemplo, si giras la mirada y ves una mesa, esa mesa es la que se construye en tu mente y el resto de lo que hay son sólo posibilidades.

Esta es la razón por la que, si se te pregunta por los detalles a los que no prestaste atención cuando ya no estés en el lugar, por ejemplo, una lámpara, podrás afirmar, quizás, que tenía el color o forma de alguna lámpara diferente que esté en tus recuerdos, cuando puede ser que ni siquiera hubiera una lámpara.

Si la realidad es una construcción en nuestra mente y tiene que ver con la información con la que ya contamos, surge una pregunta importante:

¿Por qué pensar que mi construcción de la realidad se parece a la de los demás?

Una pregunta poderosa y una de las principales barreras de comunicación: pensar que uno tiene la verdad absoluta cuando la realidad resulta ser bastante más difusa de lo que tendemos a pensar.