La neurociencia explica nuestros comportamientos

Solo en 2018 aparecieron aproximadamente 70.000 publicaciones sobre investigaciones relacionadas con el cerebro en revistas científicas.

Pero solo algunos recibieron suficiente atención y, los que la tuvieron, generalmente fue porque hablaban de partes del cerebro ignoradas hasta ese momento.

Nos encontramos en un momento clave y tremendamente emocionante en la investigación sobre el cerebro, el equivalente neuronal al desarrollo cartográfico y a los descubrimientos geográficos posteriores a los siglos XV- XVI.

Se han hecho muchos hallazgos, pero está claro que aún queda mucho más por descubrir si se profundiza en los detalles escondidos bajo la superficie.

Resulta sorprendente, sin embargo, que, a pesar de la novedad de los descubrimientos, la utilidad de estos suele pasarse por alto.

La procrastinación

He aquí un ejemplo específico de la utilidad del conocimiento neurocientífico.

Uno de los mayores retos para incrementar la productividad humana en todo el mundo se concreta en un simple problema: la procrastinación, el hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse y sustituirlas por otras acciones más irrelevantes o agradables.

No solo lo dice la amplísima literatura en investigaciones psicológicas.

Las investigaciones neuronales sobre procrastinación suelen centrarse en las diferencias entre procrastinadores crónicos y otros tipos de personas más productivas que tienden a acabar el trabajo sin posponerlo.

No resulta sorprendente comprobar que existen diferencias en la forma en la que el cerebro de los procrastinadores está estructurado: las regiones neuronales relativas al autocontrol y a la regulación emocional no parecen funcionar de forma normal.

Por supuesto, el reto de cambiar el funcionamiento de estas regiones (algo que sabemos que es posible) está en el hecho de que se necesita cierto grado de autocontrol para empezar con estos cambios.

Es un problema del tipo "lograr salir adelante con tu propio esfuerzo".

El estado de ánimo

Otras investigaciones sobre la procrastinación apuntan a la "concentración en la reparación del estado de ánimo a corto plazo y la disyunción temporal entre los yo presente y futuro" del procrastinador.

Es una forma sofisticada de decir que la procrastinación nos hace sentir mejor de forma temporal, incluso aunque no sea beneficiosa para nosotros a largo plazo.

Pero supongamos que, por alguna razón, quizás porque estás procrastinando, te pones a curiosear entre la literatura de investigación sobre neuroimágenes que se refiere a la ansiedad por las matemáticas (sí, a algunos les gusta este tipo de cosas).

Resulta que cuando los matematicofóbicos piensan en hacer operaciones matemáticas, realmente no tienen que hacerlas, esta anticipación de un tema desagradable activa una parte de su cerebro, el cortex insular, que produce dolor.

Este descubrimiento sobre "dolor en el cerebro" no solo es interesante, también es importante.

¿Es posible que la gente procrastine a veces simplemente porque es tan tentadoramente agradable cambiar su pensamiento a algo, cualquier cosa, que no les cause dolor en el cerebro cuando piensan sobre ello?

La Técnica Pomodoro

Es una hipótesis tan razonable como cualquier otra y es, sin duda, una hipótesis sencilla de la que extraer acciones viables, especialmente cuando se combina este conocimiento con el derivado de la técnica Pomodoro.

La Técnica Pomodoro es un método de gestión del tiempo que puede ayudar a que tu productividad sea mayor.

La Técnica Pomodoro fue desarrollada por Francesco Cirillo a finales de la década de los 80, y es un sistema que busca mejorar la administración del tiempo a través de su división en fragmentos.

En concreto, el método divide el tiempo en periodos de 25 minutos, denominados pomodoros, separados por pausas dedicadas al descanso.

La idea sobre la que se fundamenta la Técnica Pomodoro es que las pausas frecuentes son capaces de mejorar la agilidad mental.

Aplicada al trabajo o al estudio, esta técnica contribuye a una mejora en la productividad.

La técnica Pomodoro es una forma de escabullirse de sentimientos previos de dolor en el cerebro.

Es una forma muy efectiva de motivar a los estudiantes para que se hagan cargo de su tendencia a la procrastinación.

Se les da una herramienta cognitiva directa con la que poder identificar de forma concreta cuándo y por qué están procrastinando.

Redes neuronales contra el bloqueo mental

Hay muchos más diamantes ocultos en la literatura de investigación.

Los neurocientíficos han descubierto algo así como un conjunto de conexiones subcutáneas en el cerebro llamado "red neuronal por defecto".

Esta red se activa cuando la mente divaga y también cuando se está atascado intentando resolver un problema.

Fue descubierta por accidente en 2001 cuando unos investigadores se dieron cuenta de que los sujetos que se encontraban descansando entre actividades no estaban simplemente apagando su cerebro.

A lo largo del día, se alterna entre estados de concentración y estados de divagación -se calcula que entre un 30% y un 50% de las horas en las que estamos despiertos las pasamos con pensamientos que no tienen relación con la tarea que estamos realizando.

La duración de cada estado puede variar. Incluso parpadear puede conducirnos momentáneamente al modo de standby.

Soñar despiertos, por otro lado, puede llevarnos al modo de divagación durante períodos más largos, a veces más largos de lo que nos gustaría.

La importancia de soñar despiertos

¿Qué tiene todo esto de útil? Bueno, bastante.

Especialmente si estamos intentando resolver un problema difícil en un examen o entender un concepto nuevo y complicado.

Resulta que cuando nos encontramos sobrecargados por intentar averiguar algo que se nos atraviesa, lo peor que podemos hacer es seguir concentrándonos en ello.

Mientras estemos concentrados en el problema, estaremos bloqueando la red neuronal que necesitamos para buscar y descubrir la solución al problema.

Normalmente, cuando estamos resolviendo un problema, nuestros pensamientos se mueven a través de rutas neuronales que ya están marcadas porque ya hemos resuelto problemas como ese antes (las rutas neuronales previamente marcadas se representan con las líneas difuminadas de la izquierda).

Pero si nos atascamos; es decir, si no podemos usar las rutas normales de resolución de problemas, necesitamos alejarnos del foco del problema para permitir que el modo difuso comience a trabajar (derecha).

Mientras tanto, aún podemos concentrarnos en otra cosa.

El descanso es el secreto

Puede que esto no te sorprenda.

Siempre nos han recomendado tomar un descanso cuando estamos atascados con algo.

La neurociencia nos da permiso para darnos un descanso cuando nos encontramos verdaderamente atascados, y es el descanso el que nos ayuda a obtener la solución.

Solo después de darnos por vencidos, alejarnos y apartar verdaderamente nuestra mente del problema, nuestro cerebro comienza esa búsqueda inconsciente en nuestros antecedentes que necesitamos para encontrar la solución.

¿Parece trivial? Pues no lo es.

Por ejemplo, muchos niños que no saben cómo funciona su cerebro piensan que no son capaces de aprender matemáticas porque se encuentran con obstáculos en su aprendizaje que son totalmente normales.

Pueden llegar a abandonar las matemáticas porque no saben que está bien alejarse durante un momento cuando no son capaces de encontrar la solución.

Las ideas aquí expuestas son simples, pero hay miles de ideas más en la literatura neurocientífica esperando a ser descubiertas y usadas en nuestra vida diaria.