La medicina opina sobre la felicidad

Desde los años 70 la medicina y el mundo científico comenzó a relacionar los trastornos de la salud física con las emociones de las personas.

En 1964, el médico psiquiatra George Solomon observó que las pacientes con artritis reumatoide empeoraban con el estrés; lo que sucedía no solo con esta patología, sino con diversas enfermedades autoinmunes.

Después, otros profesionales encontraron que también había un comportamiento similar entre el estrés y el sistema endocrino: cuando las mujeres se tensionaban se les adelantaba o retrasaba la menstruación.

Así que finalmente se determinó que esta situación afecta el cuerpo.

Para explicarlo, es importante conocer que en el organismo se liberan sustancias positivas, como la dopamina, que hacen que el cuerpo se sienta sano; y otras negativas, como el cortisol (la hormona del estrés), las cuales hacen que el cuerpo se sienta estresado, con rabia o tristeza.

Las primeras constituyen el 50% de los neurotransmisores encargados de que se manifieste la alegría, el entusiasmo, la vitalidad y la felicidad.

Así lo explica el médico cirujano José Gerardo Albán, quien se ha dedicado a buscar técnicas para curar a las personas sin medicamentos ni ayudas diagnósticas.

“Me encontré con una ciencia nueva que se llama la psico-neuro-inmunoendocrinología, la cual explica cómo la mente nos enferma y cómo la mente nos cura”.

De acuerdo con la OMS, el 85% de las enfermedades son psicosomáticas.

“Si el origen de la enfermedad está en la mente, debemos tratarla ahí.

Los médicos nos enfocamos en el cuerpo, realizamos tratamientos sintomáticos y no vamos a la raíz del problema”, puntualiza.

Cuando las personas consultan al psiquiatra, este les receta medicamentos para la depresión, conciliar el sueño, manejar los ataques de pánico, entre otros padecimientos, y de esta manera se libera de forma artificial dopamina para el cuerpo.

Sin embargo, existe una forma natural de producirla y es sonreír.

Cada vez que se sonríe, aunque sea sin ganas, se genera dopamina y se contrarresta el cortisol.

“Si tienes un dolor de cabeza, ¿qué debes hacer? Reír; ¿y si tienes gastritis? Reír. Y así te vas dando cuenta de que tu vida empieza a cambiar. Funciona”, añade el especialista.

Cuando las personas se estresan o deprimen liberan cortisol, y se eleva la presión arterial, los niveles de azúcar, incide en la obesidad, produce acné, osteoporosis, gastritis; y a nivel mental se genera oscuridad, tornando a la persona negativa.

En resumen, baja las defensas y facilita la entrada de virus y bacterias.

Por esto, después de un choque emocional muchas veces se experimentan resfriados o dolores corporales y de cabeza.

Según el especialista, lo primero que una persona puede hacer es dejar de producir las sustancias negativas que son las que la enferman y generar las positivas que son las que le curan.

Estas últimas se liberan con pensamientos positivos como alegría, felicidad, amor y bienestar consigo mismo.

“La clave está en ser feliz, por eso mi indicación para curarse de cualquier enfermedad es la consulta médica para ser feliz o la medicina para la felicidad, en la que les enseño a las personas qué tienen que hacer para ser felices y curarse de cualquier enfermedad como el cáncer, lupus, artritis, asma, entre otras”.

Todo lo que se necesita es cambiar su programación mental

Lo ideal es que la persona busque primero en la mente, indague qué le ha sucedido en los últimos días, meses o años.

“Es importante conocer qué le está afectando emocionalmente y cuando se hace conciencia del problema, en muchas ocasiones con esto llega la cura. No está en lo físico sino en lo mental”, añade.

Para explicar esto, el doctor Albán expresa:

“Nadie se muere de cáncer. Los pacientes se mueren de pensar que se van a morir por la enfermedad. Cuando dicen que tienes cáncer u otra enfermedad sin cura, en la mayoría de las personas se libera la farmacia interior negativa, pero cuando se rompe el círculo vicioso, se piensa en un futuro posible y se decide seguir viviendo, entonces, la expectativa de vida se extiende, de meses a años”.

La medicina para la felicidad consiste en quererse.

Dejar de “darse caña”, como se dice coloquialmente.

Es importante avanzar y expresarse a sí mismo: “nada de culpas, vergüenzas, miedos; soy alguien bueno, una construcción de lo mejor de mí. Si me amo me alimento saludablemente, realizo actividad física, camino, respiro aire puro, salgo al sol, disfruto la vida sin restricción o frustración por un futuro breve, y solo depende de mí tomar la decisión y cambiar la vida”.

De esta manera, no hay que abandonar la medicina tradicional o los medicamentos.

Es importante que las personas comprendan que con el poder de la mente se pueden sanar.

Es un proceso. Poco a poco la mejora se revelará y la persona observará la necesidad de disminuir las terapias o medicamentos progresivamente.

La felicidad hace ver el tratamiento indicado como bueno y su resultado será mejor, lo que representa una mejor evolución de la enfermedad hasta la sanación.

Recomendaciones de la medicina para ser feliz

Las siguientes recomendaciones pueden ayudar a evolucionar la capacidad de visión de muchas personas sobre su papel en la propia salud.
  • Cada día imagina el ser que quieres ser. Decide si quieres ser más joven, sano, vital, feliz.
  • Durante todo el día (mínimo 10 veces) repite desde el “yo soy”, quién quieres ser: Soy sano, joven, soy feliz.
  • Sonríe cada hora, será tu dosis de dopamina. Si estás enfermo, en alguna crisis de salud o dolorido, tres veces al día, 5 minutos, dedícalos a pensar que el órgano o parte de tu cuerpo enferma se está sanando, está mejorando, se está regenerando. Imagina un nuevo ser saludable.
  • Sonríe en todo lugar, con todas las personas y ante toda eventualidad. Si quieres que la gente ame, ama. La felicidad es contagiosa.
  • Antes de acostarte escribe tus agradecimientos: familia, empleo, vivienda. Ese pensamiento positivo te generará tranquilidad y mejor disposición para nuevas situaciones o personas.
  • Cada noche, antes cerrar los ojos y de dormirte, piensa en tu ser sano en todos los sentidos. Una persona saludable, sin tumores, sin dolores. Este ser que imaginaste se queda contigo y al otro día al despertar ese es el ser que te va a acompañar todo el día.

    Dice Gabriel García Márquez: “No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad”