Todos los investigadores coinciden en que este fenómeno es fruto fundamentalmente de una mejor alimentación junto a un incremento sostenido en las condiciones de salubridad y hábitos sanitarios.
No obstante, en todas las épocas, la actual incluida, siempre hemos encontrado a determinados individuos que descollaban por ser especialmente longevos en relación con la media estadística que les correspondía.
Hoy la comunidad científica denomina a las personas de ese colectivo, creciente, como los “superlongevos”.
Se considera que un individuo pertenece al conjunto de los “superlongevos” no solamente cuando ha alcanzado una edad avanzada por encima de la media, sino a aquellas personas mayores de 80 años que poseen y conservan habilidades cognitivas iguales o superiores a las de las personas treinta años más jóvenes que ellos.
Estamos ante un grupo social privilegiado al que los achaques naturales de la edad parecen no afectarles: una manera de superar los ochenta años y, contra todo pronóstico, mantenerse fuerte tanto física como mentalmente.
Durante años, estos individuos han desconcertado a la comunidad científica, pero ahora los investigadores aseguran estar más cerca de conocer las razones de por qué algunos octogenarios se mantienen en plena forma con sus capacidades mentales intactas.
Sin duda, a estas personas que parecen “hechas de otra pasta” se les identifica por gozar de una perspectiva vital mucho más activa, positiva y extrovertida.
Más resistentes a los golpes de la vida
Los investigadores han dedicado años de trabajo en estudiar a los individuos sujetos a este tipo de envejecimiento en un intento por comprender qué les diferencia de los individuos comunes de la tercera edad.“No hace mucho tiempo que llegamos a la conclusión de que la única trayectoria vital que existía era envejecer hasta volverse senil”, dice la profesora Emily Rogalski, de la Universidad de Northwestern durante una reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia en Austin, Texas.
Los estudios reflejan que los “superlongevos” parecen ser más resistentes a los golpes de la vida, y se muestran más extrovertidos y menos neuróticos.
Los investigadores han analizado los cerebros de 10 de estos “superlongevos” tras fallecer. En todos ellos han encontrado esta neurona que les diferencia del resto.
Pero hay algo más: al observar la masa cerebral de personas con estas aptitudes, Rogalski descubrió que poseen cierto tipo de células cerebrales conocidas como “neuronas Von Economo” que los ancianos promedio no tienen.
Dichas neuronas también se encuentran en un pequeño grupo de mamíferos superiores y se cree que participan de forma significativa en la aparición de las facultades de comunicación.
“Miramos en el microscopio y descubrimos que los “superlongevos” tienen más neuronas Von Economo que el promedio de la franja de edad de los 80 años”, señaló Rogalski.
La región donde se encuentra este tipo de células se conoce como cíngulo anterior y está dedicada a la atención y la memoria del trabajo.
Ésta es justo la zona que, con la edad, va reduciendo su tamaño y que más se ve perjudicada con algunas demencias propias de la edad como la Enfermedad de Alzhéimer.
Una proteína milagrosa
Los científicos también estudiaron la presencia de una proteína conocida como amiloide en el cerebro, una sustancia que puede agruparse, dando como resultado las placas relacionadas con el Alzheimer.A partir de esta proteína, los científicos investigan si a través de una prueba de sangre se podría predecir esta enfermedad con la esperanza de reemplazar a las costosas y, a menudo, invasivas exploraciones cerebrales y punciones lumbares, actualmente utilizadas para diagnosticar la forma más común de demencia.
Claudia Kawas, neuróloga geriátrica de la Universidad de California en Irvine, dijo que las autopsias en varios ancianos “superlongevos” demostraron que también tenían esta clase de proteínas deformadas en su cerebro, pero que aún conservaban sus poderes de cognición y memoria.
De esta forma, el equipo espera que los hallazgos puedan ayudar a los científicos a descubrir qué causa la enfermedad, así como otras demencias, y por qué algunas personas son resistentes.
Costumbres peculiares
Obviamente, estas famosas neuronas no son las únicas responsables de que la tercera edad no se convierta en una etapa difícil de llevar.Emilio Ibáñez lleva años estudiando los rasgos de esta última etapa de la vida y ya maneja varias conclusiones.
“Para llegar a los cien años uno de los aspectos más importantes consiste en no vivir en soledad”, afirma el corresponsal del Grupo de Investigación Gerontológica en España y aclara que las mujeres alcanzan la condición de “superlongevas” con mucha más frecuencia que los hombres.
Y es que este rasgo está muy relacionado con la actividad que llevan los ancianos que llegan a la centena. “Están más despiertos y tienen menos probabilidades de desarrollar alzhéimer”.
Ibañez añade que “la dotación genética es importante, pero creemos que es más relevante el tipo de alimentación que hayan llevado durante toda su vida”.
Y, en este aspecto, también coincide Rogalski. «Hemos comprobado que los "superlongevos" se mantienen mejor en su peso que otras personas de su misma edad y, eso que no se privan de caprichos», sostiene la investigadora.
Así, a una de estas ancianas le preguntaron qué hacía para mantenerse tan bien a su edad y su respuesta fue tajante: “Tomarme un Martini con mis amigas cada tarde a las cinco”.
Otra de las características peculiares de este curioso grupo social es que los vicios humanos comunes no tienen por qué conducir a una muerte temprana, sino más bien al contrario: muchos “superlongevos” aseguran haber fumado y disfrutado de las bebidas alcohólicas durante toda su vida.
Así es como el 71% de los entrevistados conservaba vicios como el tabaco y el 82% confesaba beber alcohol de forma cotidiana.
Equilibrio
Sin embargo, según afirma Rogalski, “esto no significa que para llegar bien a la vejez haya que adoptar malos hábitos”, y añadió “algunas personas podrían tener una constitución genética que les permitiera tener más tolerancia” a la bebida o al tabaco.Por su parte Kawas, rematando el asunto del peso corporal, señala: “No es malo ser delgado cuando eres joven, pero es muy malo serlo cuando ya eres viejo”.
Es así como aquellos con un índice de masa corporal muy bajo después de los 80 años tendrán más probabilidades de morir que aquellos que lo tienen alto.
“Constantemente ansiamos extender nuestra esperanza de vida”, agregó Rogalski, “pero con el paso del tiempo inevitablemente nuestra salud se deteriora, mientras que lo que tienen los “superlongevos” es un mayor equilibrio entre dos factores: viven mucho tiempo y viven intensamente”.
Para reflexionar, por último, no debemos olvidar que a nuestro país sólo lo supera Japón en número de centenarios y que la esperanza de vida supera los 83 años para ellos y 85 para ellas.
Y una razón fundamental que seguramente no han tenido en cuenta los investigadores es la influencia del número de hora que el sol que brilla en España que, como todos aquí sabemos, transmite alegría y es clave para alcanzar una mayor longevidad.