Intención de ser feliz

¿Tienes la intención de ser feliz? ¿La intención de avanzar en cualquier otro terreno? Magnífico.

Ése puede ser el primer paso. Pero ten en cuenta que, si no tienes claro lo que quieres, vas a dar palos de ciego.

Una vez establecida la intención, después viene lo emocionante: La acción (o serie de acciones) que vayan en línea con esa intención.

El caso de la felicidad no es diferente de esas cosas que todo el mundo sabe que necesitan de práctica: tocar un instrumento, progresar en una actividad artística, en una deportiva, ...

La felicidad se aprende, se entrena

Nos lo dice el maestro Seligman (padre de la psicología positiva), que ha llegado a “confesarnos” que él mismo cambió su pesimismo recalcitrante por prácticas o hábitos más a tono con la felicidad.

La felicidad también se practica. Sin perjuicio de que cada persona esté más o menos dotada genéticamente para ser feliz, o de que ocurran sucesos que nos acerquen o nos alejen de la felicidad, una buena cuota de felicidad la construimos nosotros.

La importancia decisiva de los hábitos

Hábitos, sí. Esas acciones recurrentes que forman parte del día a día.

A veces las tenemos tan automatizadas que ni somos conscientes de que están ahí.

Hay personas que tienen la intención de ser felices.

De veras lo quieren.

Pero esperan que esa felicidad les suceda, como cuando toca un premio en la lotería o como cuando te chocas en una esquina con el amor de tu vida.

Esas cosas pasan, pero uno no tiene apenas control sobre ellas.

En cambio, en los hábitos cotidianos sí podemos tener más control.

Solemos adquirir pericia en las acciones que más practicamos.

Hay personas con bastante soltura en el arte de quejarse, de preocuparse, de hacer críticas mordaces o de buscar el conflicto.

Tal vez esas personas quieran ser felices, pero sus hábitos apuntan en sentido contrario.

Para tener éxito en su propósito necesitan practicar hábitos que vayan de acuerdo con la felicidad.

Hábitos de felicidad

Los que vayan en consonancia con la idea de felicidad que tenga cada uno.

Por mucho que varíe nuestro concepto de felicidad, podemos coincidir en acciones positivas relacionadas con:

  • el cuidado de nuestras relaciones importantes
  • el progreso en las áreas de nuestro interés
  • la aceptación de la realidad como es y no como nos gustaría que fuera
  • la consolidación de otros hábitos relacionados con la salud (deporte, ejercicio, ...)

Están más claras las acciones que hemos de realizar consistentemente para aprender a tocar el violín o a hablar otro idioma.

El campo de la felicidad es más flexible, ya que depende de los intereses y necesidades que tengamos cada uno.

Lo que sí parece evidente es que las acciones que solemos practicar con frecuencia influyen en que nos sintamos más o menos felices.

¿Hacemos lo que queremos?

Así que, quienes estemos interesados en ser felices, hemos de evaluar si concuerda lo que hacemos con lo que queremos: ser felices.

Y, a partir de ahí, podemos esmerarnos en esos hábitos que van en línea con nuestra intención.

Cuando tienes un deseo en tu mente, ¿qué haces? ¿Te quedas simplemente ahí, o intentas hacer que se cumpla ese deseo…?

El sólo deseo es débil porque en la mayoría de los casos es atención con apego.

La intención es el verdadero poder detrás del deseo

La sola intención es muy poderosa, porque es deseo sin apego al resultado.

La intención, combinada con el desapego, lleva a una consciencia del momento presente, su eficacia es máxima.

La intención mira hacia el futuro, pero la atención está en el presente.

Mientras la atención está en el presente, la intención hacia el futuro se cumplirá porque el futuro se crea en el presente.

Debes aceptar el presente tal como es, y proyectarte en el futuro.

El futuro es algo que siempre puedes crear por medio de la intención desapegada, pero nunca debes luchar contra el presente.

En resumen, practica:

  • Atención en el presente
  • Intención en el futuro
  • Desapego al resultado

3 pasos para alcanzar tus intenciones

El cerebro humano es el más desarrollado entre todos los seres que poseen este órgano, entonces, si tienes todo el potencial para lograr cualquier cosa que quieras, ¿por qué generalmente no logras lo que deseas?

Aquí tienes tres sencillos pasos para lograrlo

1. Consciencia:

¿Recuerdas alguna ocasión en que deseaste muchísimo algo, en que lo anhelabas con todo el corazón, que ni dormías por estar pensando en ello? ¿Qué pasó para que tu deseo se hiciera realidad?

Lo que sucedió es que tu pensamiento, tu sentimiento y tu acción estaban alineados y por eso sucedió.

Eras consciente de ello, y pusiste intención y acción para que sucediera.

2. Intención:

El estar totalmente alineado con algo que deseas se llama intención.

Piensa en algo que desees mucho y te digas: “Yo no sé cómo voy a estar ahí, o yo no sé cómo voy a obtener eso, pero lo voy a hacer”.

Si esto lo dices con todo el poder y con todo el corazón (no con la mente), y lo repites constantemente, ten por seguro que eso se va a plasmar en tu vida, ese es el poder de la intención.

3. Acción:

todo lo anterior se culmina con la acción una vez que te das cuenta que si tienes el poder para tener lo que quieres y te alineas totalmente con eso, lo que viene a continuación es hacer todo lo necesario para lograrlo.

La Felicidad se elige

La Felicidad es una elección y no cuestión de azar, por tanto, aquellos que eligen constantemente sus decisiones de vida sin estar pensando en la aprobación social son los que logran ser Felices.

La vida es un regalo y tenemos que vivirla, por tanto, elige la mejor forma de vivirla empezando hoy porque es el mejor día de tu vida.

Sé el director de tu vida, y escoge la melodía que se acomode a ti, para encontrarte y moverte al son de tu Felicidad.