La depresión y ansiedad fruto de la Revolución Industrial

Un estudio publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, y que se ha basado en casi 400.000 exámenes de personalidad, ha concluido que, muchas generaciones después del momento más candente de la Revolución Industrial y de que la minería del carbón declinara, los habitantes de Inglaterra y Gales son más propensos a padecer emociones negativas, como ansiedad, depresión, impulsividad, y que tienen más dificultades para encontrar motivación u organizarse.

Los autores han obtenido resultados similares al investigar datos demográficos de Estados Unidos.

Según los autores, las sociedades donde el carbón tuvo un papel central en la economía y el desarrollo retienen una huella, una especie de «adversidad psicológica».

Consideran que esto es fruto de la migración y las duras condiciones de trabajo y vida de estas sociedades.

Además, y también en opinión de los autores, este legado del carbón es «reforzado y amplificado» por las consecuencias económicas del desempleo que sigue azotando estas regiones.

Bajo la sombra del carbón

«Los patrones regionales de personalidad y bienestar podrían tener raíces en grandes cambios sociales ocurridos décadas o siglos antes, y, sin duda, la Revolución Industrial es probablemente una de las épocas más influyentes de la historia moderna», ha dicho en un comunicado Jason Rentfrow, coautor del estudio e investigador en la Universidad de Cambridge.

«Aquellos que viven en una zona post-industrial aún lo hacen bajo la sombra del carbón, tanto interna como externamente.

Este estudio es uno de los primeros en mostrar que la Revolución Industrial ha dejado un legado psicológico oculto, que está sellado en la psicología de varias regiones de Inglaterra y Gales».

Científicos de las Universidades de Queensland, Texas, Cambridge y Waden-Wuerttemberg analizaron datos recogidos por el “Big Personality Test”, promovido por la BBC.

Allí, analizaron las puntuaciones de cinco rasgos de personalidad: extroversión, amabilidad, consciencia, neuroticismo y apertura.

A partir de ellos, construyeron perfiles sobre el grado de altruismo, auto-disciplina y ansiedad de los participantes.

Después, los datos fueron descompuestos región a región y comparados con censos de trabajadores del siglo XIX, factores económicos, nivel de educación, riqueza o incluso clima.

Y así, encontraron diferencias significativas en la personalidad de los habitantes de regiones basadas en el carbón entre los años 1813 y 1820, cuando la Revolución Industrial estaba en pleno apogeo.

Mayor neuroticismo y menor consciencia

El neuroticismo fue un 33 por ciento mayor allí que en el resto de Gran Bretaña, lo que se traduce en una mayor tendencia a la ira, a la preocupación, a la depresión o a las adicciones.

Por otra parte, el grado de consciencia fue inferior, lo que se relaciona con comportamientos más desordenados y menos orientados a objetivos, como lo son la planificación o ahorrar dinero.

Los autores han sugerido que detrás de esta relación entre psicología e industrialización hay varios factores. En primer lugar, la gente que dejó el campo lo hizo por necesidad y sufriendo en origen altos niveles de adversidad.

Después, el trabajo esclavizador en las fábricas, y que comenzaba en la infancia, junto a las malas condiciones de vida, cronificaron ciertas emociones negativas.

Los más optimistas y resilientes probablemente tuvieron más facilidad para abandonar esa vida, según los autores.

Por todo esto, los autores creen que la historia de excesos de la industrialización aún sigue determinando el bienestar, la salud y la economía de esas regiones.

Y que esto debe ser tenido en cuenta por los políticos.

Más adelante, estos investigadores esperan estudiar la aparición de rasgos positivos en estas regiones tan deprimidas, como la solidaridad y el compromiso social.

No olvidemos que allí fue, precisamente, donde surgió el movimiento laborista.

Publicado en ABC-Ciencias