Inteligencia emocional en el trabajo

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

Citando a Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, autor del libro más célebre sobre el tema: “La Inteligencia Emocional” (1985), la Inteligencia Emocional es “esa disposición que nos permite tomar las riendas de nuestros impulsos emocionales, comprender los sentimientos más profundos de nuestros semejantes, manejar amablemente nuestras relaciones o desarrollar lo que Aristóteles denominara la infrecuente capacidad de «enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto».

Tener Inteligencia Emocional significa poder percibir de forma adecuada cómo funciona el mundo y actuar de manera apropiada y responsable, comprendiendo y participando de manera inteligente para poder obtener los resultados que queremos en cualquier área de la vida.

También involucra el auto-manejo de nuestras propias emociones, evitando estallidos emocionales injustificados de ira, frustración, culpa y otros sentimientos dañinos.

La Inteligencia Emocional en el Trabajo

La Inteligencia Emocional en el trabajo juega un rol determinante en todos los niveles de la cadena de mando.

Si se toman en cuenta las fases diseñadas para comprender el complejo concepto de este tipo de inteligencia, fácilmente se puede asociar con el Liderazgo dentro de las empresas, donde es indispensable una interacción social eficiente para lograr el máximo desempeño de un equipo.

Un líder que posea una inteligencia emocional reducida o poco notable carecerá de la habilidad para gestionar, motivar y dirigir a los miembros de su equipo de trabajo.

No podrá verlos como seres humanos que funcionan con base en emociones, sino que, al contrario, los verá como grises peones en un tablero de ajedrez, que funcionan siempre de la misma manera, pase lo que pase, y probablemente su respuesta automática será el enojo y la ira en contra de los empleados y por supuesto, los malos resultados para la organización.

Saber gestionar las emociones no es lo único que caracteriza a una persona que tiene inteligencia emocional.

También tiene que saber interpretar las emociones de los demás.

Un trabajador inteligente emocionalmente será una persona «empática» que sabrá «entender mejor las necesidades y las conductas de sus compañeros, clientes o proveedores», según explica Edgar Breso, profesor de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, quien añade que también será «más competente a la hora de procesar información y tomar decisiones».

El bienestar emocional parece ser, según los expertos, un elemento clave para el éxito profesional pues, tal como asegura la psicóloga Mireia Cabero, experta en competencias emocionales aplicadas al liderazgo y profesora de la UOC, «no es posible que el cerebro racional y creativo trabaje en alto rendimiento si no estamos bien emocionalmente».

Tiene inteligencia emocional si...

Un trabajador que sepa manejar bien sus emociones y que también sepa leer las de los demás percibirá, según explica Cabero, los siguientes beneficios:

Beneficios interiores, que se traducen en que estará «motivado» y disfrutará del día a día en el trabajo.

Beneficios sociales, pues aportará «positividad y serenidad» y disfrutará el trabajo en equipo. Además, será legitimado y bien recibido por sus compañeros. En el caso de que sea directivo le será más fácil generar contagio emocional positivo.

Beneficios laborales, pues conseguirá «más concentración, creatividad y aceptación de los errores», además de que proporcionará una atención al cliente de más calidad y un rendimiento más alto.

Le falta inteligencia emocional si...

Las personas a las que les falta esta competencia emocional les pueden pasar dos cosas: que les genere malestar con ellas mismas, con el riesgo de sufrir patologías laborales como el síndrome de agotamiento profesional o «burn-out» y la desmotivación laboral, o también les puede causar dificultades para promocionar y para generar un clima de trabajo adecuado para maximizar el rendimiento de su equipo, según alerta Breso.

El trabajador tendrá también dificultades para hacer frente interiormente a las adversidades y para mantener relaciones de equipo nutritivas, respetuosas, constructivas y que, de alguna manera, impulsen al equipo a ser mejor.

Además, según asegura Mireia Cabero, le costará «ser legitimado y convertirse en un referente positivo» para sus compañeros de trabajo, especialmente cuando es la persona que debe liderar y coordinar un equipo.

Así deben trabajar los jefes con las emociones

«Hay que mirar a la cara a los empleados y observar qué emociones muestran para poder adaptarse a lo que piden, y ser empático y asertivo», aconseja el profesor de la UOC, Edgar Breso. 

Para la psicóloga Mireia Cabero es bueno que los directivos tengan conocimientos sobre emociones, cerebro, bienestar y neuroliderazgo y les recomienda «la sensibilidad, la conciencia y la intención de comunicarse con ellos y con el resto desde un lugar sereno, comprensivo y constructivo».

Además, invita aque planifiquen estrategias para el bienestar de los equipos y generen climas emocionales que faciliten un rendimiento alto.

Se necesitan empresas y directivos comprometidos con el crecimiento humano de las personas, porque la sostenibilidad de las organizaciones ya no tiene que ver solo con resultados sostenibles, sino con el hecho de vivir de manera sostenible dentro de la organización.

Tuneado del artículo publicado en ABC

Autor: R. A.