Las personas generamos y percibimos estímulos sociales a través del lenguaje, tanto verbal como no verbal. Estos últimos incluyen desde gestos faciales, y posturas corporales, hasta una amplia variedad de otras manifestaciones. Todo este conjunto de señales contribuirá a exteriorizar nuestro estado de ánimo y simultáneamente, nos permitirá establecer un determinado grado de empatía por los demás.
Recordemos que entendemos la empatía como la capacidad de reconocer y compartir las emociones de los demás, y que presenta tanto aspectos cognitivos como emocionales.
Un grupo de investigadores austriacos trabajando en la Universidad de Viena ha dado un enfoque neurogenético a la investigación que fue publicada, recientemente, en la revista BMC Evolutionary Biology. Este estudio analiza los polimofismos (variaciones en la secuencia de ADN de una única base nucleotídica) que afectan a los genes receptores de la oxitocina y vasopresina. Ambos ligados a determinados comportamientos sociales.
La paradoja de la oxitocina y vasopresina
La oxitocina y vasopresina son dos hormonas que se han mantenido a lo largo del proceso evolutivo. Estas hormonas y sus receptores contribuyen a la cognición social en los animales y seres humanos, por lo que han sido considerados como candidatos para contribuir a procesos cognitivos como la empatía.
Ambas hormonas actúan en el sistema endocrino.
La oxitocina se trata, básicamente, de una sustancia producida por nuestro propio cuerpo, concretamente, en una estructura del encéfalo llamada hipotálamo y en otros órganos repartidos por el organismo. En cuanto a su función, la oxitocina es tremendamente versátil, y puede actuar como hormona y como neurotransmisor.
Como hormona, viaja a través de la sangre para llegar a distintos tejidos y órganos del cuerpo humano y hacer que estos reaccionen de una manera determinada, siguiendo unos protocolos diseñados por miles de años de evolución y que tienen que ver con nuestra manera de ajustarnos a distintas situaciones del mejor modo posible.
Como neurotransmisor, la oxitocina viaja entre los pequeños espacios en los que se establece la comunicación entre las neuronas (los llamados espacios sinápticos) y, por tanto, tiene un papel en la transmisión de las señales eléctricas a lo largo del sistema nervioso, incluyendo el cerebro.
La oxitocina es una molécula generada de forma natural en el núcleo supraóptico y el núcleo paraventricular del hipotálamo en la base del cerebro y regula varios procesos fisiológicos como las emociones. Esta hormona es secretada por las células que componen a la hipófisis posterior en el cerebro.
La oxitocina es ampliamente conocida por su papel en el proceso de la lactancia materna, así como, en las contracciones uterinas que favorecen la dilatación para inducirse el parto y en las contracciones que ayudan a la recuperación del útero tras el mismo.
También contrae las células mioepitelialesde las glándulas mamarias, lo que favorece la expulsión de la leche cuando el bebe lactante mama.
También se piensa que su función está asociada con el contacto y el orgasmo. Algunos la llaman la "molécula del amor" o "la molécula afrodisíaca".
En el cerebro parece estar involucrada en el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales y podría estar involucrada en la formación de relaciones de confianza y generosidad entre personas.
La vasopresina, por su parte, es uno de los elementos más importantes en la regulación del flujo urinario y, por tanto, del balance del agua. También denominada hormona antidiurética.
La vasopresina es una hormona péptida producidas en el hipotálamo. La mayoría se almacena en la parte posterior de la glándula pituitaria (neurohipófisis) con el fin de ser liberada en el torrente sanguíneo, en algún caso concreto se liberan directamente en el cerebro.
La vasopresina está en elevadas concentraciones en el locus coeruleus y en la sustancia negra, que son núcleos catecolaminérgicos.
Se libera desde el lóbulo posterior (neurohipófisis) de la glándula pituitaria en respuesta a la reducción del volumen del plasma o en respuesta al aumento de la osmolaridad en el plasma.
¿Existe una relación efectiva entre estas hormonas con funciones endocrinas y el comportamiento social humano?
Aunque resulte paradójico y sorprendente, así es.
Ambas hormonas funcionan también como neurotransmisores y a lo largo de la evolución se han involucrado en sistemas neuronales no relacionados con funciones endocrinas. Estas funciones como neurotransmisores son las que han trabajado el equipo de investigación de Martin Fieder.
Genes y conducta
La genética influye en nuestra conducta, pero, no la explica en su totalidad. El entorno interviene como otro factor que debemos tener en cuenta y desempeña un importante papel de modulación de dicha conducta. El ambiente determinará el hecho de que una serie de características genéticas concretas se lleguen a expresar o no lo hagan.
Los genes llevan información determinada para originar una característica externa o física concreta. Pero, en función de las variaciones que sufra esta información genética (variaciones alélicas), las características externas variarán. Esto es, precisamente, lo que ocurre con el gen receptor de la oxitocina. Las diferentes variaciones de éste podrían originar comportamientos sociales y emocionales diversos entre distintas culturas humanas.
Lo dicho ocurre, concretamente, con las expresiones faciales, que constituyen señales importantes utilizadas en interacciones sociales e interpretación del estado emocional. Por lo tanto, los factores que nos rodean, es decir, los caracteres concretos del entorno en el que nos desarrollamos, movemos y formamos, van a influir en nuestro comportamiento social.
Entorno y conducta
En otro estudio publicado recientemente en la revista Hormones and Behaviour, Investigadores del Centro de Investigación del Autismo, en la Universidad de Cambridge, en colaboración con otras Universidades, aportaron una interesante información al respecto.
Estos psicólogos mostraron como el gen receptor de la oxitocina está relacionado con la empatía emocional, mientras que el gen receptor de la vasopresina se asocia más con la empatía cognitiva. En concordancia con esto, los investigadores vieneses proponen que las diferencias alélicas del gen receptor de la oxitocina podrían estar relacionadas con diversas percepciones o cogniciones de las emociones en sociedades adaptadas socio-ecológicamente de manera distinta.
Los sentimientos y las emociones son fundamentales en los procesos de adaptación social. De ahí que sean universales y, por tanto, que en todas las culturas exista manifestación de los mismos. Sin embargo, las formas que tenemos de expresar un mismo sentimiento son muy diferentes. De hecho, los científicos de Viena han comprobado que cada uno de los genes (así como sus variantes: alelos) tienen mayor número de polimorfismos en un determinado tipo de cultura humana y no en otro.
Acciones de la oxitocina en el cerebro y efectos en el comportamiento
La oxitocina secretada por la glándula pituitaria no puede volver a entrar el cerebro debido a la barrera hematoencefálica.
Por tanto, se piensa que los efectos conductuales de la oxitocina reflejan su liberación por neuronas oxitócicas centrales, diferentes de las que la secretan en la glándula pituitaria.
Los receptores de oxitocina se expresan en neuronas en muchas partes del cerebro y la médula espinal, incluyendo la amígdala, hipotálamo ventromedial, septum y tallo cerebral.
Excitación sexual La oxitocina inyectada en el fluido cerebroespinal causa erecciones espontáneas en ratas, reflejando efectos en el hipotálamo y espina dorsal.
La oxitocina liberada en el cerebro de la hembra durante la actividad sexual es importante para el establecimiento de lazos de pareja monogámica con su pareja sexual.
La vasopresina parece tener un efecto similar en machos. En humanos, se ha reportado una concentración de oxitocina en plasma superior entre personas que dicen estar enamorándose.
La oxitocina tiene un papel en conductas del comportamiento en múltiples especies y por tanto parece probable que tenga papeles similares en humanos.
Autismo Se han asociado niveles significativamente menores de oxitocina en plasma sanguíneo de niños autistas. Además, se observó un descenso del espectro de conductas repetitivas autistas cuando se administraba oxitocina intravenosa. Por otra parte, también se ha reportado que la oxitocina ayuda a los adultos autistas a retener la habilidad de evaluar el significado emotivo de la entonación al hablar.
Lazos maternales Los bebés reconocen las vocalizaciones que las madres dirigen hacia ellos, lo que induce procesos hormonales complejos que ejercen una influencia especialmente en el apego entre madre e hijo y en el comportamiento del bebé. En un niño que sufre de estrés, la consolación proveniente de la voz de su madre activa un proceso hormonal muy parecido al de un niño que recibe un estímulo físico.
La voz activa la producción de oxitocina en el ser humano, mientras que, en el caso de las ratas, es necesario un contacto físico para producir dicho efecto.
Aumento de confianza y reducción del miedo social. En un juego de inversiones arriesgadas, los sujetos experimentales que recibieron oxitocina administrada nasalmente mostraron "el nivel más alto de confianza" dos veces más frecuentemente que el grupo control.
Los sujetos a quienes se les dijo que estaban interaccionando con un computador no mostraron esta reacción, conduciendo a la conclusión de que la oxitocina no estaba afectando únicamente a la percepción de riesgo-aversión. También se ha reportado que la oxitocina administrada nasalmente reduce el miedo, posiblemente inhibiendo la amígdala (que se piensa es responsable de las respuestas al miedo).
Sin embargo, no hay evidencia concluyente de que la oxitocina consiga acceder al cerebro por administración nasal.
Acción sobre la generosidad aumentando la empatía durante la toma de perspectiva. En un experimento neuroeconómico, la oxitocina intranasal aumentó la generosidad en el Juego del Ultimátum 80% pero no tuvo efecto en el Juego del Dictador que mide el altruismo.
La toma de perspectiva no es necesaria en el Juego del Dictador, pero los investigadores de este experimento indujeron explícitamente la toma de perspectiva en el Juego del Ultimátum al no indicar a los jugadores en qué papel participarían.
Preparación de las neuronas fetales para el parto Cruzando la placenta, la oxitocina materna llega al cerebro fetal e induce un cambio en la acción del neurotransmisor GABA de excitador a inhibidor en las neuronas corticales fetales.
Esto silencia al cerebro fetal durante el proceso del parto y reduce su vulnerabilidad a la hipoxia.
En resumen, la oxitocina se libera en nuestro cuerpo cuando nos sentimos cómodos y conectados, y le dice al cerebro que todo va bien. A nivel fisiológico, provoca una disminución de los niveles de presión sanguínea, tasa cardíaca y niveles de cortisol. Asimismo, en las mujeres, libera un sentimiento de amor y conexión.
El Dr. Paul Zak, también conocido como “Dr. Amor”, de la Universidad de Claremont, asegura que el cerebro humano produce oxitocina de forma natural durante el amamantamiento, el orgasmo, los abrazos, las caricias, los besos, cuando miramos a los ojos a un ser querido, al bailar en pareja, durante un masaje, al realizar trabajo corporal y también mientras se reza. También aumenta con el consumo de dulces y chocolate. Por ello, él prescribe al menos 8 abrazos al día con las personas que quieres –de al menos de 20 segundos de duración– para sentirnos más felices y conectados con la gente.
La oxitocina también enriquece nuestras relaciones sociales, ya que nuestro cerebro recompensa el comportamiento social positivo con sentimientos de relajación y alegría; además, la oxitocina producida en el cerebro favorece la confianza, la compasión y el perdón, y es reconocida ya por los científicos e investigadores como el estimulante humano de la empatía, la generosidad y la confianza.
Todo esto se entiende mejor cuando tenemos a un hijo o a un nieto de corta edad en nuestros brazos. Cuando abrazar nos sale como un impulso inaguantable. Cuando los abrazos no pueden ser solo de seis segundos, sino que durarían una vida entera.
Es entonces, experimentando esta sensación cuando, sin acordarnos de la oxitocina, estamos contribuyendo a crear un mundo mejor.¡Y más feliz!