«Gaman» o la importancia de resistir con dignidad ante la adversidad

Después de comprobar a través de las imágenes de la tele (Manchester, Londres, París…) la brutalidad sin límite de la que es capaz el ser humano, me vino a la memoria el término japonés "gaman", que es otro de estos términos que esconde detrás una profunda filosofía y manera de ver la vida.

Para refrescar conceptos acudí nuevamente a las fuentes documentales de las que ya os hice referencia en las anteriores referencias a la filosofía de vida tradicional japonesa y allí encontré que “gaman” es una palabra japonesa originaria del budismo zen que significa "soportar lo aparentemente insoportable con paciencia y dignidad". El término se traduce generalmente como "perseverancia", "paciencia", "tolerancia", o "abnegación".

El término "gaman", muy relacionado con el término "gambaru" ("trabajar muy duro y tenazmente en tiempos difíciles") y también con la expresión "shoganai" (“qué le vamos a hacer”), puede traducirse de muchas maneras: capacidad de autocontrol, de tener paciencia, de aguantar lo indecible, de resistir ante la adversidad, de aguantar con dignidad y fortaleza, capacidad de superación, de sufrir estoicamente, de perseverar con paciencia, de aguantar y resistir ante los reveses de la vida…

Pero siempre teniendo en cuenta al otro, es decir, siempre teniendo presente el no suponer una carga para el resto, el no incomodar al grupo, para mantener así la armonía social ("wa").

Así pues, “gaman” no es sólo algo que hacemos para nosotros mismos, sino también algo que hacemos pensando en los demás.

El término "gaman" encierra toda una filosofía de vida muy importante a la hora de entender y analizar los japoneses.

Después del fuerte terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, los japoneses sorprendieron al mundo occidental por su manera de reaccionar ante la desgracia.

Fueron muchos periodistas, en medios occidentales de supuesta importancia, los que definieron su actitud como “calmada”, mientras otros fueron más allá afirmando que los japoneses parecían “no tener sentimientos”, definiéndolos como “fríos e impasibles”.

La ignorancia sobre el pueblo japonés hizo que esos periodistas sacaran conclusiones (¿opiniones?) absolutamente simplistas y estúpidas.

Sí, soy directa y rotunda, porque parece mentira que tengamos que explicar que los japoneses también sienten tristeza, miedo o rabia. ¡Por supuesto que tienen sentimientos!

Pero a la hora de analizar la situación, hay que tener en cuenta que los japoneses utilizaron en ese momento el “gaman”, aguantando en ese momento inaguantable, aceptando con suma paciencia y dignidad la adversidad, confiando en sus fuerzas para volver a levantarse, pero suprimiendo sus deseos más íntimos y egoístas en pro de todo un pueblo, en pro del bienestar del grupo (recordemos la importancia del grupo en la sociedad japonesa).

Porque yo puedo haber perdido mi casa, pero mi vecino puede haber perdido a sus hijos.

Hay quien lo traduce como “aguantar lo inaguantable”, recordando las palabras que el emperador Hirohito (1901-1989) pronunció a la nación cuando Japón se rindió de manera incondicional ante los Estados Unidos y las fuerzas aliadas al final de la Segunda Guerra Mundial. Pero no hace falta que todas las situaciones en las que se utilice el “gaman” sean tan dramáticas como las expuestas aquí.

El “gaman” también se utiliza en la vida diaria de la sociedad japonesa cuando, por ejemplo, se deben aguantar trenes absolutamente abarrotados en hora punta, cuando se deben callar ante un superior (por aquello de la jerarquía), cuando se deben trabajar largas horas o ir a tomar unas cervezas al salir del trabajo sólo porque el jefe así lo exige… en todas estas situaciones entra en juego el “gaman”, el respirar hondo y aguantar(se).

Tuve la ocasión de comprobar el “gaman” en pleno apogeo cuando, en nuestro viaje a Japón en octubre de 2016, fuimos testigos de un colosal atasco de tráfico en una de las fabulosas autopistas de acceso a Tokyo como consecuencia de un accidente.

Está claro que en una situación así, poco se puede hacer salvo esperar con paciencia, pero la sensación de ver a todos los japoneses en sus vehículos, en absoluta expresión de calma resignada, esperando a que se solucionara la situación, sin enfadarse, sin gesticular, sin tocar el claxon, sin cambios alocados de carril…, me resultó tremendamente llamativo y recordé como suele ser nuestro comportamiento cuando ocurre una situación similar en los frecuentes atascos de fin de semana en las entradas de las grandes ciudades de nuestro país.

Por contraste, un ejemplo de “gaman” absoluto.

¿Y vosotros? ¿Sois capaces de asegurar que contáis con las habilidades de carácter suficientes para ejercer esa paciencia, ese aguante, esa perseverancia, ese "gaman" de los japoneses?