El estrés ha pasado a formar parte del paisaje en nuestras vidas.
Tanto es así que casi nunca nos damos cuenta de que estamos estresados, hasta que la tensión comienza a cobrar su protagonismo en forma de problemas para la salud física.
Puede comenzar como un simple dolor de cabeza o malestar estomacal y puede progresar hasta la fiebre e incluso provocar un ataque al corazón o un ictus o derrame cerebral.
¿Cómo es posible que el estrés pueda causar tales daños potenciales en nuestro soporte corporal y a pesar de ello, sigamos ignorándolo?
El estrés en profundidad
El estrés está sostenido por dos estructuras cerebrales y otra sobre cada uno de los riñones: son el hipotálamo, la hipófisis y las glándulas suprarrenales.
La interacción de estas tres da origen al eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal (HHA).
Este eje es el que controla el estrés.
Cuando se experimenta una situación que vivimos como estresante, el eje HHA desencadena la producción de la hormona cortisol.
El cortisol dispone el cuerpo para responder, lo cual es positivo, porque quiere decir que estamos listos para actuar.
Estamos ante la presencia del estrés positivo, el estrés bueno. El eustrés.
Eutrés
El estrés puntual se convierte así en una respuesta adaptativa para una situación que requiere una acción inmediata y normalmente explosiva.
Por ejemplo, el proceso de despertar o la repuesta ante un peligro físico que exige una respuesta de nuestro cuerpo en su conjunto (sistemas muscular, circulatorio, nervioso...).
Distrés
Sin embargo, una respuesta de estrés mantenida durante un periodo prolongado (estrés negativo, estrés malo o distrés), induce la aparición de una nueva hormona, la adrenalina.
Aunque ambos productos químicos son hormonas del estrés, la adrenalina y el cortisol juegan diferentes funciones bioquímicas.
La adrenalina se une principalmente a los receptores en el corazón y los vasos del corazón. Esto aumenta la frecuencia cardíaca, la fuerza de la contracción muscular y la respiración.
El cortisol se une a los receptores en las células de grasa, el hígado y el páncreas, lo que aumenta los niveles de glucosa disponibles para la utilización por parte de los músculos.
También inhibe temporalmente otros sistemas del cuerpo, incluyendo la digestión, el crecimiento, la reproducción y el sistema inmunológico.
Efectos del distrés en el cerebro
Pero ¿de qué modo se altera la química de nuestro cerebro para producirnos estas alteraciones tan importantes?
¿Qué sucede en un cerebro estresado? Veamos cual es el efecto del estrés mantenido en el largo plazo.
Alteración en las células cerebrales
Cuando nuestro cerebro está estresado, se abre la puerta a la liberación de determinadas hormonas.
El sufrimiento se transforma siempre en una respuesta bioquímica, porque lo creas o no, las personas, además de deseos, miedos, sueños y ansiedades, somos un verdadero conglomerado de pura química.
El estrés libera la hormona de glucocorticoides en el cerebro que debilita gradualmente las células cerebrales y finalmente las mata.
La adrenalina es liberada durante el estrés, lo que nos agita y nos confunde.
Cuando esta adrenalina no se consume, puede resultar en una producción excesiva de glucocorticoides.
Se reduce la neurogénesis
Se frena el nacimiento de nuevas neuronas, en el hipocampo.
Esto deteriora nuestra capacidad de memorizar y de aprender.
También se favorece la aparición de trastornos mentales serios, como la depresión o eventualmente, el Alzheimer.
Debilita la memoria
Un aumento prolongado en los niveles de glucocorticoides debilita la memoria.
Al atacar directamente a nuestras células neuronales, impide que éstas efectúen nuevas conexiones y nuevas terminaciones nerviosas.
Además, dificulta el proceso de asentar informaciones nuevas y por tanto inhibe el aprendizaje.
También hace que sea cada vez más difícil de transmitir información de ida y vuelta, lo que provoca la pérdida de memoria a corto plazo.
Nuevamente se generan las causas que inducen a la aparición de la demencia y la enfermedad de Alzheimer.
Reduce el tamaño del cerebro
El estrés afecta al cerebro, causando que la región del hipocampo se contraiga durante un período de tiempo.
Esta condición es más frecuentemente observada entre las víctimas de traumas y violencia.
La reducción de tamaño del cerebro hace que sea difícil para las personas concentrarse y recordar los hechos.
También influye en sus habilidades motoras y contribuye a que los procesos de planificación resulten más dificultosos.
Obstruye la circulación sanguínea
El estrés puede reducir drásticamente la circulación de sangre en el cerebro, lo que aumenta las posibilidades de sufrir un derrame cerebral.
Los nervios y las venas comienzan a contraerse o apretarse juntos, obstruyendo el suministro de sangre, oxígeno y nutrientes al cerebro, lo que retrasa la capacidad del cerebro de curarse más rápido.
Incremento del riesgo de ataques cardíacos
Al igual que en el punto anterior, mientras sufre de estrés, llega menos volumen de sangre al corazón para volver a bombear.
Esto puede comprometer seriamente el equilibrio del corazón, privándolo de oxígeno y sangre.
Puesto que el cerebro consume el 20% del oxígeno total necesario para el cuerpo, si el cerebro se queda con hambre de oxígeno, el resto del cuerpo también se queda con hambre.
Esto a su vez causa palpitaciones y asfixia en los pulmones, lo que nos hace difícil respirar.
Muchas personas que experimentan el estrés sufren de palpitaciones y muchas otras enfermedades causadas por el estrés.
Algunos que lo sufren de manera regular, incluso pueden llegar a desmayarse después de ponerse enojados o molestos.
Causa la depresión
El estrés afecta gravemente a la liberación de endorfinas (hormonas de felicidad), lo que hace sentirnos tristes y molestos la mayor parte del tiempo.
Puede conducir a la depresión maníaca, donde el individuo pierde la esperanza y lo encuentra todo en su contra.
La segunda razón es que, como ya hemos dicho, el estrés hace que los niveles de cortisol aumenten en el cerebro, los cuales afectan el metabolismo en general, por lo que las personas deprimidas tienden a la inactividad y letargo.
Objetivo: Reducir el estrés malo
La única manera de reducir los efectos del estrés sobre el cerebro es tratar los mismos problemas que causan la tensión.
Llevar una vida activa y saludable asegurará que todo el cuerpo reciba una oleada de energía positiva, glucosa y endorfinas.
Poco a poco empezarás a sentirte mucho más tranquilo una vez que aprendas a gastar toda la energía excesiva mediante el ejercicio, meditaciones y dedicación a otras actividades recreativas que, en última instancia, te harán sentir mucho más sano y mucho más feliz.