Emociones y Estrés. Una Relación Intima

La relación entre el estrés y las emociones es muy cercana.

Y todos la entendemos.

Un día de trabajo, una comida con amigos, una cena romántica, las vacaciones.

Cualquier situación, por inofensiva que pueda parecer, puede convertirse en un evento altamente estresante si le agregamos la dosis justa de ciertas emociones.

Y dependiendo del individuo la misma situación puede ser muy placentera o muy angustiante.

Un estudio realizado por el doctor Bruce S McEwen del Laboratorio de Neuroendocrinología de la Universidad Rockerfeller de New York, trata de explicar esto.

Ante la exposición continuada al estrés social, ciertas áreas de la amígdala, la zona más primitiva del cerebro, aumentan su tamaño.

Otras áreas del hipocampo y el córtex prefrontral izquierdo, vinculadas con las emociones y su manejo, se hacen más pequeñas.

Es decir, el cerebro se vuelve fisiológicamente más reactivo al estrés.

La buena noticia es que este proceso es reversible.

A través de ciertas estrategias como técnicas de meditación o terapia psicológico cognitiva se produce el efecto contrario.

La amígdala se torna menos reactiva y las áreas vinculadas con la gestión de emociones positivas se vuelvan más activas y de mayor tamaño.

Esto significa que podemos modular relativamente nuestro perfil emocional a través de ciertas prácticas que provocan cambios anatómicos en el cerebro.

Richard J. Davidson es uno de los que más tiempo ha dedicado a esta labor.

El director del “Healthy Minds Institute” de la Universidad de Wisconsin, lleva 3 décadas creando planes de entrenamiento mental que sirvan a cualquier ciudadano.

Según sus investigaciones, las capacidades que forman nuestro perfil emocional se distribuyen en 6 elementos.

Estos pueden modularse mediante entrenamiento para crear un perfil que nos permita abordar las situaciones difíciles de manera saludable.

Actitud

Si somos demasiado pesimistas nuestra vida siempre estará plagada de nubes sobrevolando nuestra cabeza.

Si somos demasiado positivos podemos sobrevalorar nuestras capacidades y fracasar al carecer de una visión ponderada de la realidad.

Lo ideal es colocarnos en un lugar en el que nuestra actitud sea positiva, pero con una visión realista.

Algo así como “estoy preparado para lo peor, pero espero lo mejor”.

Ejercicios de reflexión y análisis de las situaciones se usan para modular esta capacidad.

Autoconciencia

¿Sabes realmente quién eres? ¿Qué haces aquí?

¿Estás conectado contigo mismo?

Para regular la autoconciencia se entrena mediante una técnica conocida como meditación de atención plena.

Atención

Generalmente nuestra atención no está gobernada por nuestra decisión de atender a algunas situaciones o detalles concretos, sino que, de forma inconsciente, atiende unos u otros detalles, esto puede repercutir en que desarrollemos una tendencia a sesgar nuestra atención hacia estímulos desagradables, frente a momentos agradables, pues los primeros representar una amenaza y los segundos no.

O quizás atendamos más frecuentemente a los problemas, fallos o debilidades, que a nuestros éxitos, fortalezas o cualidades.

Esta estrategia sesgada de atención es una de las principales causantes de estados emocionales ansiosos, tristes o estresados.

Atender de forma puntual una amenaza hasta tratar de encontrarla una solución, o hasta encontrar una vía de solución o incluso hasta aceptarla cuando no podemos cambiarlo es una cosa, pero el problema es más serio cuando esta atención a la amenaza se vuelve crónica.

Está suficientemente demostrado que, sí se entrena, la atención mejora de manera espectacular.

Para conseguirlo los investigadores utilizan ciertos ejercicios de mindfulness en sus investigaciones.

Resiliencia

Es la capacidad para recuperarse de la adversidad de manera saludable.

En algunas escuelas en Japón, EEUU y los países nórdicos a los jóvenes se les entrena en el uso de herramientas para gestionar sus eventos emocionalmente difíciles desde sus primeros años de formación.

A través de ciertas prácticas meditativas basadas en una actitud de compasión hacia todos los seres se ha visto que los cerebros de los adolescentes se vuelven mucho más resilientes.

Intuición Social

Predecir lo que va a ocurrir en nuestro entorno es otra de las capacidades que forman nuestro perfil emocional.

Un ejercicio muy sencillo para desarrollar ésta es observar a un grupo de desconocidos y tratar de prever su comportamiento a través de su lenguaje corporal.

Sensibilidad al contexto

Si soy demasiado sensible al contexto me puedo volver disfuncional, cómo los afectados por estrés postraumático.

Y si se es poco sensible al contexto, como los que padecen síndrome de Asperger, la capacidad para interpretar el entorno se limita.

Los ejercicios de reconocimiento y conexión con cierto tipo de emociones positivas como la empatía ayudan a modular esta habilidad

Tuneado del artículo publicado en www.ngenespanol.com
Autor: Juan Carlos Domínguez