La neurociencia estudia el cerebro como base de las funciones cognitivas y emocionales y sus relaciones en un intento de brindar el contexto adecuado de comprensión a la expresión de nuestras conductas.
Desde hace varios años se viene estudiando cómo las conductas defensivas producen una reacción disruptiva entre nuestra capacidad de regular las emociones y nuestros comportamientos y de qué manera, esta relación desadaptativa erosiona nuestra autoconfianza y seguridad.
Nuestros sistemas nerviosos están en constante relación
En los seres humanos, el mismo sistema que promueve los vínculos seguros es el que promueve el bienestar físico y psicológico, es decir la forma en la que conectamos con otros, nos hablamos, nos miramos, los gestos que hacemos, las posturas que adoptamos…
Todas son señales que enviamos a los demás y que impactan en su fisiología.
Existe una capacidad innata de entendimiento entre los sistemas nerviosos de los individuos y como consecuencia de esta constante relación surge una afectación mutua que afecta tanto a nuestros pensamientos como a nuestras emociones y sentimientos.
Este modelo de relación toma dos formas fundamentales: Agresión y cuidado.
Tanto una como otra son compartidas con los mamíferos y evolucionan a consecuencia de los cambios que se produjeron en la forma de comunicarse y enviarse señales de amenaza o seguridad entre individuos
Esta importante faceta de relación social se perfecciona en la especie humana lo que exige una especial evolución del sistema del sistema nervioso interesado y que está conformado por los nervios que inervan la cara, cabeza y cuello y por una rama del nervio vago, el vago ventral que inerva bronquios y corazón.
El corazón nos asoma a la cara
De esta forma surge la ruta que anatómicamente se define como sistema "cara corazón", que integra la regulación de las vísceras con la regulación de los músculos de la cara, cabeza y cuello.
Esta circunstancia evolutiva nos permite conocer e influir en nuestro estado visceral a través de vocalizaciones, tonos de voz, expresiones faciales y posturas, que sirven como claves de amenaza o seguridad que enviamos a otros.
El nervio vago en su rama ventral que forma parte del sistema de conexión social cara-corazón es el que nos conecta con la calma, la salud, la digestión, el crecimiento y la restauración".
Estar bien es sentirnos seguros y protegidos
Esa es la razón por la que frente a una mirada amorosa, un gesto amable o un tono de voz melódico se produce la segregación de la hormona oxitocina
La oxitocina promueve una conexión segura, reciprocidad y confianza junto a una activación óptima de nuestra fisiología y homeostasis proporcionándonos salud y mayor bienestar, mayor posibilidad para regular emociones, mejores habilidades sociales y mayor resiliencia.
Si, por lo contrario, en el mensaje que percibimos de nuestro interlocutor o del medio abundan más señales de amenaza que de seguridad, por ejemplo, gestos de rechazo o indiferencia, miradas de desaprobación o de desconfianza, esto provocará que perdamos esa conexión segura entre nosotros.
El efecto que se produces se asemeja a una desconexión del nervio vago ventral, y como consecuencia nos volviéramos individuos más proclives a adoptar hábitos defensivos.
Como consecuencia, y para protegernos de las amenazas, reales o percibidas, nuestro sistema nervioso está preparado para ejecutar respuestas defensivas como la reacción conducida por el sistema simpático, que produce la liberación de las hormonas adrenalina y cortisol.
Este fenómeno nos prepara para afrontar las estrategias de lucha o huida y que acaban por manifestarse como ansiedad, agresividad, irritabilidad, negación, evitación o sumisión.
Si la amenaza continúa y no tenemos los suficientes recursos para afrontarlas podemos entrar en estados de inmovilización. Todas estas son respuestas muy antiguas que heredamos y compartimos con los reptiles.
Estas respuestas son ejecutadas por otra rama del nervio vago, la rama dorsal, por eso se denomina teoría polivagal.
Resumiendo: el nervio vago tiene dos ramas, una más antigua, la dorsal relacionada con estrategias defensivas de inmovilización y una más nueva que forma parte del sistema de conexión cara-corazón.
El sistema polivagal en épocas de pandemia
De forma inconsciente nuestro sistema nervioso busca co-rregular sus emociones usando el contacto con otros como estrategia para disminuir amenazas y sentirnos más seguros y tranquilos.
En estos tiempos de larga reclusión nos surge la pregunta ¿cuánto nos afectará no estar en contacto con las personas que nos dan seguridad, afecto, contención, y tranquilidad?
La respuesta es obvia: ¡En gran medida!
Y además de estar limitados por el obligado distanciamiento físico y social, se prodigan las señales de amenaza que recibimos cada día, a través de los medios de comunicación, de quienes nos lideran y comunican las novedades sobre la pandemia.
Todo este bombardeo nos hace instintivamente buscar refugio y como consecuencia adoptamos estados defensivos.
Esta crisis nos está dejando frente a la paradoja de tener que evitar el virus y el contagio al mismo tiempo que afrontamos la fuerte necesidad biológica que tenemos como humanos de conectar, sentir seguridad y confianza.
Este hecho singular de querer, necesitar contactar, interactuar, compartir y no poder nos perturba, nos estresa en grado sumo y si a este hecho le añadimos la incertidumbre económica próxima o presente, la combinación puede llegar a resultar explosiva y peligrosa para nuestra propia salud a corto, medio y largo plazo.
Recomendaciones para activar el vago ventral
Desde la neurociencias sociales y afectivas sabemos que el autocuidado y el contacto social amoroso y contenedor favorecen la resiliencia y ayudan a fortalecer el sistema inmune y a prevenir enfermedades.
Por esa razón vamos a ofrecer algunas ideas/sugerencias de cómo se pueden generar claves de seguridad para activar el vago ventral y así generar la sensación de sentirnos más conectado, más seguros y saludables.
No son recetas, pero contribuyen a conseguir el objetivo perseguido:
- Respirar durante unos minutos haciendo que la exhalación sea un poco más larga que la inhalación, reteniendo el aire durante 6 segundos. (Regal del 5, 6, 7)
- Suspirar, lo podemos hacer intencionalmente cuando notemos que nos estás activando, es algo sencillo y accesible en cualquier tiempo y lugar
- Movernos, bailar, hacer ejercicio
- Automasaje
- Activar el olfato y el sabor, prestando atención a lo que olemos y comemos
- Visualizar, traer recuerdos que evoquen seguridad y calma. Recurrir a la imaginación de situaciones placenteras
- Conectar con la naturaleza, aunque sea a través de las fotos del salvapantallas
- Escuchar música, cantar, vocalizar
- Conectar con personas que nos hagan sentir bien, que nos alimenten afectivamente de forma positiva, que nos calmen
- Usar pequeñas cosas que nos hagan evocar situaciones pasadas de sosiego y disfrute (visualizaciones, olores, recuerdos, ...)
Me gustaría que estas sugerencias puedan resultarte de ayuda y contribuyan a que, en los momentos bajos, puedas recargar nuevas energías.
Si quieres más información sobre el tema visita http://sumafelicidad.es/el-vago-y-tu-i