El sistema inmune es el séptimo sentido del cerebro

“Obsesionado” por entender cómo se comunican el cerebro y el sistema inmune en la salud y la enfermedad, el profesor Jonathan Kipnis ha echado por tierra lo que durante muchas décadas se ha dado por hecho en los libros de texto de Medicina: que el sistema linfático no comunica con el cerebro.

Y con ello, la relación del cerebro con el sistema inmune, que ahora se convierte en un “séptimo sentido”, capaz incluso de influir en nuestra personalidad.

Así lo explicó Kipnis el pasado mes de diciembre en la conferencia que impartió en el CNIO, dentro de la serie “Distinguished Seminars”, patrocinada por la Fundación Banco de Sabadell.

En 2015 su laboratorio vio por primera vez lo que durante mucho tiempo pasó desapercibido a los neurocientíficos: vasos linfáticos en las meninges, lo que los llevó a proponer el sistema linfático del cerebro.

Este hallazgo fue considerado el descubrimiento de ese año por la revista Cience.

La importancia del sistema linfático

Su potencial terapéutico es muy prometedor para las enfermedades neurodegenerativas, como avala otro descubrimiento del laboratorio de Kipnis de 2018, que mostró en roedores que modular la función linfática meníngea podría cambiar el curso natural del Alzheimer y el declive cognitivo asociado al envejecimiento.

Esta investigación de nuevo fue calificada como el avance más destacado en 2018 por la revista Nature Medicine.

La sección “Ventana al Cerebro” del diario ABC entrevista al profesor Kipnis y aquí extractamos sus interesantes declaraciones sobre sus descubrimientos.

¿Su principal descubrimiento es el sistema linfático meníngeo?

Espero que no, que vengan muchos más descubrimientos interesantes.

El descubrimiento del sistema linfático meníngeo fue el que tuvo más repercusión en la prensa y en el mundo científico, pero llevamos años mostrando cómo el sistema inmune asociado con el cerebro afecta a la función cerebral.

Este descubrimiento es sólo una especie de continuación de nuestros hallazgos y puede que siente una base más sólida a lo que llevamos mostrando desde hace 15 años.

Usted ha descrito el sistema inmune como el séptimo sentido, ¿podría explicar por qué?

Conocemos los cinco sentidos clásicos (vista, oído, olfato, tacto, gusto), y el “sexto”, la propiocepción…

La función de todos los sentidos es entender el entorno e informar al cerebro.

Hemos evolucionado en un mundo lleno de microorganismos; vivimos entre ellos y ellos viven en nosotros.

Ahora bien, ¿al cerebro le importan los microorganismos?, ¿cómo los reconoce?

Creo que la respuesta es que sí le importan, que no puede renunciar a una información tan importante.

Entonces, ¿quién le informa?

Tenemos un sistema asombroso en nuestro cuerpo llamado sistema inmune que hace una cosa excepcionalmente bien, el reconocimiento de microorganismos; su precisión es extraordinaria.

Lo que propongo es que una de las funciones del sistema inmune es reconocer a los microorganismos, comensales o patógenos, e informar al cerebro sobre ellos.

Y si todos los sistemas del organismo están controlados por el cerebro, el sistema inmune debe estar también controlado por el cerebro.

Por tanto, si el sistema inmune reconoce a los microorganismos, informa al cerebro y luego el cerebro dice qué hacer con ellos y cómo responder, entonces el sistema inmune es una especie de sentido…

Le di el nombre del séptimo simplemente porque no quería utilizar el sexto.

¿Cuáles son los rasgos principales y la relevancia del sistema linfático meníngeo?

Su existencia fue propuesta por Paolo Mascagni, un médico italiano, hace 250 años.

 Entonces se dijo que estaba completamente equivocado.

La evolución probablemente hizo que, en el cerebro, toda la actividad inmune se viera empujada a su límite, las meninges, que tienen un sistema inmune absolutamente normal, con células inmunes y vasos linfáticos como cualquier otro tejido.

Todas las reglas del sistema inmune se cumplen en el cerebro, sólo que en este las células inmunes patrullan a su alrededor, en las meninges.

El líquido cefalorraquídeo lava el cerebro a través del sistema glinfático, de manera que todos los desechos del cerebro son eliminados hacia las meninges y así el sistema inmune puede verlos, pueden activarse las células inmunes en los ganglios linfáticos y regresar al cerebro.

¿Qué importancia tiene su descubrimiento en esclerosis múltiple o en la enfermedad de Alzheimer?

En el modelo de esclerosis múltiple hemos demostrado que se requieren vasos linfáticos: las células inmunes probablemente entran al cerebro y necesitan salir hacia los ganglios linfáticos para reactivarse y luego vuelven al cerebro para atacarlo.

En este proceso de regreso utilizan los vasos linfáticos.

Y hemos visto que eliminando la vasculatura linfática se puede detener el avance de la enfermedad.

En Alzheimer es diferente, los vasos están haciendo una especie de limpieza del cerebro, así que, si los eliminas, interfieres con todo este proceso.

Hemos demostrado que, al envejecer, los vasos sanguíneos son menos funcionales.

Esperamos que, tratando los vasos linfáticos en el envejecimiento, podamos desatascar el sistema y permitir que los medicamentos circulen por el sistema.

¿Cree que parte del fracaso de la traslación a la clínica es la falta de comprensión de la conexión entre el cerebro y el sistema inmune?

Cada problema inmunológico importante tiene a menudo una modalidad de tratamiento eficiente, ya sea para curar, prevenir, parar o retrasar su avance.

En cuanto a los tumores, hemos hecho avances enormes, de nuevo gracias a avances en el conocimiento del sistema inmune, pensemos en la inmunoterapia.

El único trastorno neurológico que tiene varios medicamentos aprobados por la FDA es la Esclerosis Múltiple; todos ellos dirigidos al sistema inmune, y algunos muy eficaces, aunque todavía no estemos cerca de curarla.

Cualquier trastorno neurológico tiene un componente inmunológico que ha sido completamente ignorado durante muchos años.

Puede que no seamos capaces de curar el Parkinson o el Alzheimer, pues tienen un componente neurológico muy importante.

Pero tal vez podamos retrasar el comienzo del Alzheimer a la edad de 150 años, y lo mismo con el Parkinson; podríamos cambiar el curso de esas enfermedades, manejarlas a través del sistema inmune, al que podemos controlar.

En relación con esto, recientemente aparecieron dos artículos en Nature sobre una vacuna contra el glioblastoma con muy buenos resultados en 15 pacientes

En los tumores estamos haciendo un gran progreso, sobre todo a través del sistema inmune: la inmunoterapia en los tumores cerebrales.

Creo que los tumores cerebrales serán la principal diana terapéutica del Sistema Inmune en el cerebro, pero estoy seguro de que puede utilizarse en más enfermedades del SNC.

Tuneado del artículo publicado en ABC

Autor: Carlos Marqués Pascual