El cociente emocional predice el éxito con más precisión que el cociente intelectual

La capacidad para reconocer los sentimientos propios y ajenos y la habilidad para manejarlos revela mucho más sobre la eficiencia y las habilidades de una persona que un expediente académico brillante o un test de inteligencia por encima de la media.

De hecho, como explica Guadalupe Gómez Baides, directora del Instituto Europeo de Bienestar, autora de «Esto es Coaching» y Fundadora de la Escuela de Coaching Cegos, no es el cociente intelectual es que predice el éxito en la vida.

Veamos por qué el cociente emocional es el que realmente toma el pulso a la satisfacción vital, según explica la experta.

¿Qué es la inteligencia emocional? ¿Es algo innato o adquirido?

La inteligencia emocional es la capacidad que tenemos las personas para conocer y gestionar nuestros propios estados emocionales y los de los de las personas que nos rodean.

Se habla de un «cociente emocional», que se desarrolla en paralelo al «cociente intelectual» de las personas y que predice con mayor precisión el éxito en la vida y la sensación de satisfacción.

Como casi todos los rasgos psicológicos, podemos heredar una predisposición a tener más o menos inteligencia emocional, pero lo realmente decisivo es el aprendizaje que hacemos desde pequeños, principalmente por modelado de las personas que nos rodean.

Es decir, imitamos las formas de reconocer y gestionar las emociones de nuestros padres, hermanos y personas más próximas a nosotros.

La buena noticia es que se puede mejorar el nivel inteligencia emocional de cualquier persona (que no sufra una enfermedad que limite sus capacidades a este respecto) y que esté dispuesta a invertir el tiempo y el dinero suficiente para ello.

¿Qué características definen a las personas con inteligencia emocional?

Todas están basadas en un buen nivel de autoconocimiento y autogestión de los estados emocionales.

Cuando se popularizó el término inteligencia emocional, yo comentaba que es lo que los psicólogos hemos denominado siempre «madurez emocional», directamente proporcional a la salud mental.

El modelo más conocido fuera de los ámbitos psicológicos es el de Goleman, que popularizó el término y definió cinco competencias emocionales básicas: autoconocimiento, autorregulación emocional, automotivación, empatía y habilidades sociales.

Como puedes imaginar, estas características se tienen que desarrollar en orden, porque no se puede regular o gestionar una emoción si no se es consciente de tenerla, ni podemos tener habilidades sociales sin empatía, ...

¿Cuáles son los aspectos positivos y negativos de la inteligencia emocional? ¿Para qué sirve?

Realmente no hay ningún aspecto negativo de tener inteligencia emocional, todo son ventajas tanto a nivel personal como a nivel interpersonal.

Algunas personas identifican un alto grado de empatía (asociado a hipersensibilidad) con un aspecto negativo, pero esto solo ocurre en aquellas personas que no han madurado suficientemente el resto de las características que incluye una buena inteligencia emocional.

Podríamos decir que la empatía es condición necesaria pero no suficiente pata tener inteligencia emocional y es por ello por lo que a veces algunas personas llegan al sufrimiento empático.

Normalmente porque nadie nos ha enseñado nunca cómo desarrollar nuestro cociente emocional y la mayoría de las personas hacemos lo mejor que podemos con los modelos y experiencias que hemos tenido y que no suelen ser idóneos.

Respecto a los aspectos positivos de tener inteligencia emocional, lo cierto es que son todos.

Si piensas en lo que deseas en tu vida, todo lo bueno que se te ocurra, pasa por tener una buena inteligencia emocional: amor, salud, éxito, satisfacción, bienestar, paz interior, disfrute, alegría, felicidad, …

¿Cómo puede saber una persona si tiene o no inteligencia emocional?

Viendo que la inteligencia emocional nos lleva a todo lo bueno de la vida, cuanto más feliz eres, más inteligencia emocional tienes.

De eso puedes estar seguro…

Podemos citar algunos indicadores: Si tienes buena autoestima, autoconfianza, autocontrol, integridad, sabes disfrutar de las cosas grandes y pequeñas de la vida, sabes dar amor de forma sana y recibirlo, tienes resiliencia (resistencia al estrés), te recuperas fácilmente de los golpes de la vida, sonríes, eres agradecido/a, tienes sentido del humor, intuición, eres flexible y tolerante, sientes satisfacción con tu vida, aceptas lo que no puedes cambiar, tienes proactividad, persigues tu metas, ...

¿Qué señales indican que una persona de nuestro entorno laboral, familiar, personal o sentimental carece de inteligencia emocional?

Normalmente las personas con inteligencia emocional transmiten sensación de calma y seguridad.

Parecen confiables, afables, compasivas, son atractivas socialmente hablando, ...

Así que las personas que carecen de ella son todo lo contrario…

Carecen de autocontrol, sufren porque no se entienden ni ellas mismas, están estresadas, no respetan a los demás, son egoístas y egocéntricas, no soportan la frustración, son cortoplacistas, oportunistas, pueden dar versiones distintas a distintas personas para quedar bien, mienten, ...

Bueno, mucha gente habla de estas personas como «toxicas», a mí no me gusta el término, pero reconozco que es descriptivo…

¿Y qué pasa cuando una persona no tiene inteligencia emocional?

Los aspectos negativos son devastadores. A nivel personal, es imposible tener bienestar y sentirse feliz, satisfecho, pleno, ...

Y a nivel relacional, se hace imposible la conexión profunda, que se basa en emociones, el amor, lo que da sentido a la vida.

Carecer de inteligencia emocional es tener un pasaje a una vida de desdicha, sufrimiento, estrés, desgaste, depresión, incomprensión y soledad profunda.

Vamos, que no se lo desearías ni a tu peor enemigo…

¿Podría aconsejarnos ejercicios prácticos para entrenar la inteligencia emocional

¡Claro! Lo primero que hay que hacer a diario, es ser conscientes de los estados emocionales por los que pasamos, porque es la única manera de poder gestionarlos adecuadamente y no negarlos o reprimirlos.

Lo segundo sería cuidarse física y psicológicamente.

Comer bien, tener un sueño de calidad y hacer ejercicio físico nos dan las bases para tener un cerebro que funcione bien y podamos ser inteligentes en todas las formas.

Lo tercero sería un tiempo al día o cada dos días a la gestión emocional. Igual que vamos al gimnasio o hacemos ejercicio para mantener el cuerpo sano, nuestro sistema emocional requiere un tiempo para digerir las emociones que van surgiendo en el día a día.

Y me voy a permitir un cuarto ejercicio por si nos están leyendo algunos padres: hay que fomentar la inteligencia emocional de los niños porque lo que más nos importa es que los hijos sean felices.

Enseñarles a identificar y nombrar lo que están sintiendo, a decidir la respuesta que quiero dar más allá de cómo me haga sentir una situación, enseñarles autocontrol y empatía y cómo afectan sus reacciones tanto a ellos mismos como a los otros, y proporcionarles vías de canalización y expresión saludable de las emociones que sienten.

Tuneado del artículo publicado en ABC