El apego es la capacidad que tiene el ser humano para crear un vínculo especial entre el niño y sus cuidadores principales, normalmente los padres, que le proporcionan una seguridad a nivel emocional indispensable para un buen desarrollo de su personalidad y de las relaciones con los iguales.
Esto permite al niño tanto explorar como tener una base segura a la que volver siempre ante una situación de peligro o amenaza.
Es importante tener en cuenta este apego seguro para el abordaje terapéutico porque forma la red que necesita un niño para sentirse seguro y confiar en los demás.
Esa seguridad le va a permitir afrontar desafíos y asumir riesgos, es decir, ser una persona más resiliente y capaz de hacer frente a situaciones de adversidad.
Además, estas relaciones tempranas que van a tener los niños con sus padres y cuidadores van a influir en su estructura mental, en las relaciones de amistad, en su búsqueda de pareja el día de mañana e, incluso, en su capacitación para ser padres a su vez.
Hay que remarcar la importancia de una «parentalidad positiva» en la que se tengan en cuenta las necesidades de los niños y la capacidad para darles respuesta dependiendo de sus fortalezas, del momento evolutivo en el que se encuentren, entendiendo que cada uno es diferente y responde de una manera personalizada.
Requisitos para un apego seguro
Las características básicas para desarrollar un apego seguro consisten en «estar disponibles» y que los niños sepan que los cuidadores están «siempre ahí» cuando se les necesita.
Debe haber una empatía para entender las necesidades de los pequeños y darles la respuesta adecuada en cada circunstancia. Hay que hacérselo sentir.
El individuo se construye en base a las relaciones con los demás, y el apego seguro es clave.
Un niño o una niña con un apego seguro se va a sentir tranquilo, entendido y aceptado, logrando una autorregulación a todos los niveles, biológico, psicológico y social.
En sentido opuesto, vulnerar estas características que conducen a un apego seguro pueden hacer aparecer otro tipo de perfiles.
Tipos de Apego
En concreto, se han descrito cuatro tipos de apego:
El «Apego seguro» cuando los niños se sienten seguros mientras la madre está con ellos, incluso ante la figura de un desconocido son capaces de explorar la habitación y volver puntualmente hacia la madre.
Cuando la madre desaparece de su vista se muestran angustiados en diferentes grados, pero cuando vuelve se dirigen rápidamente hacia ella dando muestras de alegría.
El «Apego inseguro evitativo» que hace que el niño se bloquee, se distancie de los demás o esté solo en el momento del juego.
El «Apego inseguro ambivalente» que va a hacer que el niño sea hipervigilante, con mucha facilidad para el enfado, más irritable, con mucha angustia ante la separación de los padres.
Esto es importante en una situación como la que se está viviendo ahora por el coronavirus, en la que el niño puede sentirse reconfortado por lo que le dicen los padres.
El «Apego desorganizado», caracterizado por una relación de maltrato y abuso físico y/o emocional, que infunde temor en el niño. En este caso, la figura de apego es fuente de refugio y dolor al mismo tiempo.
Se forma nuestra identidad en las relaciones con los demás
Es importante tanto evitar la sobreprotección como el exceso de distanciamiento emocional en los niños cuando son pequeños.
Hay que captar las señales del menor, interpretarlas y responder a las mismas.
El niño a veces no dice nada, pero siempre está comunicando, por lo que resulta imprescindible captar qué es lo que está pasando por su mente en cada momento.
Es importante saber establecer una buena conexión y dar esa seguridad al niño.
Los niños están genéticamente programados para poder apegarse, y el adulto para dar una respuesta.
Lo deseable es que esta respuesta esté en sintonía con las necesidades del menor y que haya reciprocidad, porque lo que el niño aprenda en esa edad va a resultar determinante en su capacidad de generar relaciones con los demás en el ámbito escolar, a la hora de enfrentarse al ámbito laboral o de buscar una pareja o crear una familia.
El apego va modelando la estructura de nuestro cerebro.
Para que este proceso resulte adaptativo, se requiere del cuidado sensible y del derroche de empatía por parte de las figuras de referencia, lo que sin duda favorecerá el pleno desarrollo de la personalidad positiva de los niños.
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