¿Decides tu o decide tu ego?

Me resulta muy curioso que pocas personas sepan explicar lo que es el ego cuando la mayoría vivimos permanentemente desde nuestro ego.

Reconozco que el concepto de ego es bastante confuso y que cuesta explicarlo.

Parece importante profundizar en este aspecto de nuestra personalidad, porque creo que todos vivimos y nos relacionamos desde el ego la mayor parte del tiempo.

Esto significa que nos identificamos más con la máscara que adoptamos en nuestra vida diaria, incluso en cada entorno en el que nos relacionamos, que con quien de verdad somos.

Y como consecuencia, este desalineamiento nos puede llegar a provocar no solo desconcierto, sino también muchísimo sufrimiento.

El ego

Una definición simple de “ego” puede ser esa máscara, construida a base de creencias limitantes, de juicios y de miedos, que nos hemos decidió ponernos, aunque sea de forma inconsciente, para sobrevivir.

Pocos conceptos resultan tan complejos de definir como el ego. Inmanuel Kant entendió esta dimensión como una entidad donde se incluía cada representación mental que la persona lleva a cabo.

Para Jean Paul Sartre era una parte más de la conciencia.

Sin embargo, la definición más interesante y conocida es la que nos aportó el psicoanálisis. Para Sigmund Freud el ego es la representación de la realidad y la razón.

Es quien controla las pulsiones del “ello”, y quien intenta de algún modo, satisfacer los deseos de este último de un modo socialmente apropiado. 

En definitiva, tu ego es la proyección mental que tu realizas de lo que crees que los demás quieren que seas.

Es la personalidad que te vas creando para ser querido, aceptado, valorado y considerado una persona de éxito.

Sin embargo, debajo de todo este “maquillaje”, sepultado bajo el miedo, si buscas con determinación, encontrarás tu esencia, tu verdadero Ser, tu autenticidad.

Cómo afecta el ego a las relaciones

La mayoría del tiempo somos egos limitantes relacionándose con egos limitantes. 

Por eso, cuando miramos a nuestro interlocutor desde nuestro limitante sólo somos capaces de ver su limitante y, de esa forma, sacamos juicios prematuros.

En cambio, cuando somos capaces de mirar más allá y de ver lo que hay detrás de esa máscara, podemos entender la función de mecanismo de defensa que está jugando y darnos cuenta de que esa persona, como nosotros mismos, también desea ser liberada de su ego.

Razones para que surja nuestro ego

El ego, en un proceso natural, surge en nuestra niñez, como mecanismo de defensa ante los demás, porque creemos que así no sufriremos.

Y surge para que nos quieran, porque el ego es lo que creemos que los demás esperan de nosotros.

Lo que mi padre quiere que sea, lo que mi madre quiere que sea, lo que aquel que me importa quiere que sea.

Le hemos ido dando forma desde la más tierna infancia a base de comparar lo que hacíamos con lo que teníamos que hacer para ser apreciado,

Y así es como fuimos sumando conductas que hoy han dejado de sernos útiles y que nos caracterizan al mismo tiempo que nos limitan, pero que nosotros creemos que definen nuestra personalidad.

Cómo saber si es tu ego el que te controla

Pues para empezar es algo que se siente. Si te sientes bien, en paz, puedes estar tranquil@, es buena señal. Si es todo lo contrario, preocúpate.

Además, el ego tiene cualidades que para nada pertenecen al Ser: tiene culpa, siente rencor, sufre, se queja, se considera víctima, necesita controlar, vive desde la negatividad, siente ira, es agresivo, tiene inseguridad, siente dolor y vacío…

Esas, entre otras muchas opciones (sin ser necesario que aparezcan todas a la vez).

Y en el ego siempre, siempre, hay miedo. Porque el ego se nutre del miedo.

Por su parte, el Ser no tiene necesidades. 

No necesita tener razón, ni sentirse valorado, ni demostrar nada a nadie. El Ser no tiene apegos.

El Ser, entre sus muchas cualidades, puedes reconocerlo porque cuando estás en él sientes confianza, desapego, serenidad, paz interior, presencia plena, comprensión, neutralidad, equilibrio, plenitud, armonía, luz.

Cuando es más probable que el ego tome el control

Existen más posibilidades de que el ego asuma el poder sobre todo en las situaciones de cansancio y de descontrol.

Te podrás dar cuenta porque, en vez de elegir cómo quieres responder, reaccionarás a lo que está pasando. 

La sensación subjetiva es como si alguien hiciera algo que provocara que algo saltara dentro de ti, que se encendiera un mecanismo, y que te conectarás con el miedo.

Porque el ego se crea por miedo, y cuanto más grande es tu ego, más miedo hay debajo.

Cómo superar tu ego y retomar el control

Lo primero, lo esencial, es tomar conciencia de cuándo es el ego el que te controla.

Es decir, mirar hacia dentro de ti para hacerlo consciente. Observarte, cuestionarte a ti misma, reconocerlo.

Deslocalízate poco a poco de tu ego, declárate dispuest@ a cambiar y a dejar de ver la vida a través de los ojos de tu limitante.

Tampoco es preciso deshacerse de él, porque sin duda tiene su función; se trata de integrarlo y acudir a él si en algún momento fuera necesario.

Porque el ego es necesario y el objetivo no es prescindir de él, sino que seas tú quien le controle y no él quien te controle a ti.

Se trata de que seas tú quien elija tu conducta y no sea la conducta la que te elija a ti.

En eso consiste la libertad y el verdadero libre albedrío.