Cómo superar el miedo al futuro

Una de las emociones que considero más difíciles de manejar es la incertidumbre, el miedo al futuro, el temor a lo que sucederá próximamente.

Es normal querer tener certidumbres, certezas, la seguridad y la tranquilidad de saber lo que va a ocurrir, pero tengo una mala noticia, no es posible tenerlo todo bajo control.

La incertidumbre está presente en numerosos acontecimientos de nuestro día a día, en la mayoría de nuestras situaciones cotidianas,

¿Sabes que el 95% de nuestros pensamientos los dedicamos a cosas que nunca pasarán?

Vivimos en un condicional constante que nos provoca miedo, tristeza, angustia y ansiedad.

¿Y si me equivoco? ¿Y si no encuentro pareja? ¿Qué pasaría si hago algo mal y me dejan de querer? ¿Y si me quedo sin trabajo? ¿Y si mis hijos enferman?...

Como te puedes imaginar, la lista es interminable…

Todos en mayor o menor medida hemos sentido, sentimos o sentiremos incertidumbre, es inevitable sentir miedo al futuro, el problema no es sentirlo, sino cómo gestionamos esa emoción.

¿Tienes recursos para hacer frente al miedo a lo desconocido?

Ansiedad anticipatoria

Piensa en todas esas predicciones que realizas a veces sobre lo que sucederá sobre algún hecho futuro que te afecta.

Esto en principio es normal, todos hacemos valoraciones sobre los acontecimientos y las decisiones que vamos a tomar.

Pero si la forma de afrontar esta situación es ponernos en el peor de los desenlaces emitiendo una profecía catastrófica, que en consecuencia nos genera una preocupación y angustia excesivas y un pensamiento obsesivo, centrado exclusivamente en las peores predicciones, estaríamos hablando de ansiedad anticipatoria, que puede expresarse según sea la intensidad con diferentes síntomas, incluso en forma de ataques de pánico.

Siempre las emociones

El problema siempre son las emociones que acompañan al estado de inseguridad por lo venidero: la ansiedad, el miedo, la irritabilidad, la tristeza o el enfado.

Todas están provocadas por nuestros “futuribles”.

Todas ellas tienen que ver con nuestra resiliencia o la capacidad para afrontar la adversidad, nuestra tolerancia a que suceda un acontecimiento negativo.

De hecho, es tan frecuente esta baja tolerancia, que para muchos el refrán: «Más vale malo conocido que bueno por conocer» se ha convertido en una forma de conducir sus vidas.

Hay personas que por sus rasgos de personalidad quieren tenerlo todo bajo control, no soportan la improvisación o ignorar cualquier detalle de lo que va a suceder, necesitan tenerlo todo planificado, estructurado… y esto casi nunca es posible, todos deberíamos saberlo: la vida no suele ser previsible.

Es curioso, pero sufrimos mucho más por lo que pensamos que nos va a pasar que por lo que de verdad nos pasa.

¿Cuántas veces estamos verdaderamente presentes en el momento?

¿Presentes y conscientes de lo que está pasando? Pocas…

Y es algo de lo que no te das cuenta hasta que dejas de pensar en lo que ya pasó o en lo que pasará y empiezas a estar aquí, en lo que está pasando.

Todos nos vamos alguna vez al futuro, a imaginar, a planificar y a predecir.

En muchas ocasiones puede ser positivo y necesario, porque nos permite marcar un rumbo, trazar un camino y saber hacia dónde dirigirnos.

El problema es cuando nos podemos a rumiar y a imaginarnos lo peor, cuando nos adelantamos a todo lo malo que puede pasar, aunque no tengamos la más mínima prueba de ello o cuando vivimos con pánico a perder lo que tenemos.

Entonces es cuando nos preocupamos por cosas que sólo están en el pasado o en el futuro y dejamos de vivir el presente.

Distorsionamos la realidad basándonos en presuposiciones y en interpretaciones más que en hechos y nos imaginamos problemas que nunca llegarán a darse.

Adivinamos que nuestra pareja nos va a dejar porque ya no nos besa como antes, que esa mala cara del jefe significa que nos va a despedir del trabajo o que un dolor en el costado es señal de que nos vamos a morir.

Todo es posible

Cualquier cosa es posible cuando nos vamos del presente y dejamos volar nuestra imaginación.

Hay quien lo hace por la creencia errónea de que es mejor adelantarte a lo que va a pasar para que después no te pille desprevenido.

Otros tienden a imaginar en negativo y a predecir lo peor porque una vez les pasó algo horrible que no han conseguido superar y que hace que vivan sumidos en el miedo a que se repita.

Muchos lo hacen por esa absurda necesidad de controlar sus vidas y su futuro, basada también en sus inseguridades, sin comprender que el futuro es una de las pocas cosas que no podemos controlar, por más que nos esforcémonos.

Y otros simplementeporque no les gusta la incertidumbre, ni las sorpresas ni el no saber qué es lo que va a pasar, y prefieren quedarse en un trabajo seguro o en una pareja estable, aunque no les haga felices, a moverse y arriesgarse hacia algo de lo que no tienen garantía.

Todos lo hacemos, especialmente en aquellas áreas de nuestra vida en las que nos sentimos más inseguros.

Ejercicios prácticos para combatir la incertidumbre

Identifica las emociones que te genera la incertidumbre

No luches contra ellas, no los juzgues, obsérvalas y aprende aceptarlas.

Comprende esas emociones

¿Por qué están ahí?, ¿de dónde provienen?… ¿Del presente? ¿Del pasado? ¿Del futuro?

No rumies sobre la incertidumbre

Que no sea el centro de tus pensamientos

Cambia el foco de atención

Deja de atender a la incertidumbre, y piensa en ti, en tus potenciales, en tus fortalezas, en tus buenos momentos.

Se flexible, no quieres controlarlo todo

Permítete la espontaneidad. Comprueba que tienes derecho a equivocarte y aprende de experiencias resultados inesperados

Se una persona optimista

Espera cosas buenas de la vida porque eso hará que te muevas, que actúes y que te esfuerces.

En cambio, cuando las esperas malas no haces nada, porque piensas que no hay nada que hacer.

Confía en que sabrás superar los obstáculos

Esfuérzate en mejorar como persona y en desarrollar tus fortalezas y tu inteligencia emocional.

Asume que todo tiene un riesgo y que sí, que a lo mejor te sale mal. ¿Y qué?

¿Qué es lo peor que puede pasar?

Confía en tu capacidad de superación y resiliencia y en que sabrás responder a lo que te pase.

Porque la vida no va de que no te pase eso que temes, sino de prepararte y tener los recursos que te permitan salir adelante si eso pasa.

Así que disfruta del camino y ve ajustando sobre la marcha.

Toma decisiones basadas en lo que sabes y sientes hoy

No puedes hacerlo pensando en lo que pasará mañana porque eso no lo sabes…

Además, incluso aunque alguien pudiera decirte cuál es la mejor opción, nadie puede garantizarte que no haya un imprevisto y que esa mejor opción deje de serlo.

Así que, nuevamente, relaja y confía.

Se flexible y adáptate a los imprevistos

Acéptalos como vienen, acepta que las cosas pueden salir de otra forma, y céntrate en saber responder de la mejor manera posible.

Esto es algo en lo que yo misma he avanzado muchísimo en los últimos años.

Antes cuando pasaba algo con lo que no contaba o algo no me salía bien sentía una frustración y una rabia brutales.

Ahora lo dejo estar, lo acepto y me adapto para responder de la mejor forma posible.

Cree en ti

Solo puede salirte bien lo que hagas creyendo en ti y en que lo vas a conseguir.

Y es algo que te ayudará mucho más que tener una bola de cristal, te lo aseguro.

Dale permiso a tu intuición

Todos tenemos esa sabiduría interior, ese sexto sentido que llamamos intuición.

El problema es que muchas veces la tenemos tan enterrada entre miedos e inseguridades que no le dejamos espacio.

Si te das cuenta de que eso es lo que te está pasando prueba a abrirte a la vida en vez de vivir agarrado a ella.

Conecta con el presente

La mejor manera de dejar de estar en el futuro y en el pasado es vivir en el presente.

Así que disfruta de hoy, haz cosas que te hagan sentir bien y que te apetezcan y cultiva tu calma interior.

Controla tu futuro desde tu presente

Desde esa calma de “lo que sabes hoy” traza el camino para llegar al futuro que deseas.

Por ejemplo, si tienes miedo de que tu pareja te deje porque últimamente no paráis de discutir, piensa que en este momento aun estáis juntos, que no te ha dejado.

Y desde ahí decide qué puedes hacer para mejorar vuestra relación.

Es cierto que el futuro es para ponerte metas y dirigirte hacia ellas con motivación.

Pero siempre recordando que toda tu posibilidad de actuación está en el presente

Que todas tus opciones para ser feliz y ser quien quieras ser están aquí y ahora.