En 2004 Martin Seligman, el padre de la "psicología positiva", dividió a las personas felices en tres tipos:
- Aquellas que viven a sus anchas: cuando llenas tu vida con tantos placeres como te sea posible.
- Las que viven en medio de preocupaciones: cuando encuentras tu felicidad en el trabajo, en ser padre, en el amor o en el ocio.
- Aquellas que viven con sentido: "consiste en notar cuáles son tus puntos más fuertes y utilizarlos para algo más grande que tú".
El psicólogo investigó sobre el tema, “¿Qué es lo que les da a las personas una mayor satisfacción?“, y se sorprendió con los resultados. Descubrió que perseguir los placeres tiene poca relación con esta sensación, pues todo ese hedonismo es solamente ”la crema batida y la cereza" en el pastel de la satisfacción, basado en una vida de preocupaciones o en una vida con sentido.
Mientras que esto probablemente suena como un intento de justificar lo que muchos llaman "la vida no es en vano",
las personas felices tienen ciertos hábitos que puedes adoptar, y es posible que ellos hagan tu vida mejor y más feliz.
<h2>Se rodean de gente feliz</h2>
La alegría es contagiosa. Los investigadores de Framingham Heart Study que llevan estudiando el fenómeno de “difundir la felicidad“ durante más de 20 años, descubrieron que aquellos que están rodeados de personas felices, ”es más probable que sean felices en el futuro". Es una razón suficiente para reducir la cantidad de los amigos aburridos y deprimidos, por unos alegres y felices.
<h2>Sonríen</h2>
Incluso si no sientes alegría piensa en algo bueno y sonríele a ese pensamiento. Debe ayudar. Pero es importante que no finjas. Si sonríes pensando algo malo, sólo te sentirás peor.
<h2>Desarrollan la capacidad para recuperarse (la resiliencia)</h2>
Los psicólogos creen que la resiliencia es el antónimo de la depresión. Las personas felices saben cómo sobreponerse a una situación adversa. Es una especie de arma contra la inevitable basura que sucede en la vida de todos. Un proverbio japonés dice: "Cae siete veces, levántate ocho".
<h2>Intentan ser felices</h2>
Sí, es tan fácil como parece; basta con tratar de ser feliz para mejorar tu estado emocional interno.
<h2>Le prestan atención a lo bueno</h2>
Celebrar los logros que obtuviste con mucho esfuerzo y con un trabajo arduo, es muy importante. Pero las personas felices también les prestan atención a las victorias pequeñas. Cuando gastamos nuestro tiempo en notar algunos detalles buenos, recibimos un impacto emocional que nos permite sentirnos bien durante todo el día.
<h2>Valoran los placeres sencillos</h2>
Comerse un helado en el banco de un parque, acariciar a un perro, sentir, ver un arco iris. Las personas felices aprecian los detalles que aparecen por sí mismos y no te cuestan nada. Encontrar la felicidad en las cosas pequeñas y estar agradecido por todo lo que tienes está directamente relacionado con la alegría.
<h2>Dedican la mayor parte de su tiempo para dar</h2>
Incluso a pesar de que un día tiene sólo 24 horas, las personas positivas destinan parte de este tiempo para hacer el bien, que seguramente regresará a ellos y les traerá algo bueno en sus vidas. Un trabajo voluntario o simplemente algunas obras buenas desinteresadas benefician tanto el estado mental como físico. Estas personas se deprimen con menor frecuencia. Curiosamente, los psicólogos destacan tal noción como "la euforia de ayudar". La comparan incluso con el efecto que se logra con las drogas ya que las buenas acciones estimulan la producción de dopamina.
<h2>Se permiten perder la noción del tiempo</h2>
Cuando estás sumergido en algo extremadamente difícil, inspirador e importante, experimentas algo que se puede llamar "la corriente". Las personas felices inconscientemente buscan una actividad que les exija ciertas habilidades, que sea un reto para ellas, que las motive y que tenga un objetivo concreto. Esa es la corriente que les produce una sensación de éxito.
<h2>Prefieren una comunicación profunda a una charla ligera</h2>
No hay nada de malo en intercambiar un par de frases con alguien, pero entablar una conversación larga con temas serios es una práctica excelente para sentirse alegre y vivo. También te ofrece más satisfacción que un simple bla bla bla. Uno de los principales arrepentimientos de las personas que se están muriendo es "Me gustaría haber tenido más valor para hablar sobre mis sentimientos." Puede parecer demasiado sentimental, pero demuestra que realmente hablamos más sobre el clima que sobre lo que llena nuestros corazones de emociones.
<h2>Gastan el dinero en otras personas</h2>
El dinero puede comprar la felicidad. Pero sólo si lo gastas en otras personas y no en ti. Es más fabuloso dar que recibir.
<h2>Saben escuchar</h2>
Al escuchar te abres a nuevos conocimientos. Al hablar, les bloqueas la entrada. Además, escuchando les muestras a las personas la confianza en ti mismo y el respeto hacia ellas. Las personas no quedarán indiferentes ante esto, tendrán sentimientos agradables hacia ti que te harán un poco más feliz. El saber escuchar es un hábito que fortalece relaciones.
<h2>Mantienen la comunicación</h2>
Mandar un texto, hablar por teléfono o escribir algo en las redes sociales, es muy rápido. Pero viajar al otro lado del país para visitar a un querido amigo, es mucho mejor. Cualquier persona necesita sentirse parte de algo, y para esto hay que comunicarse con amigos. No en línea. Las redes sociales no nos dejan tocar a la persona, y eso es muy importante para la felicidad. Está comprobado.
<h2>Ven el lado positivo</h2>
El optimismo influye bien en la salud: entre menos tensión tengas, menos problemas cardíacos sufrirás y soportarás mejor el dolor. Si eliges ver algo bueno en todo lo que pasa, quiere decir que eliges la salud y la felicidad. El mismo Seligman en uno de sus libros dio una de las mejores características de los optimistas y los pesimistas: "La cualidad definitoria de los pesimistas es creer que lo malo durará por mucho tiempo y destruirá todo lo que han logrado, y esto pasará por su culpa. Los optimistas, que enfrentan las mismas dificultades del mundo, piensan en la mala suerte en otro sentido. Ellos creen que una derrota es temporal, que no es su culpa sino de algunas circunstancias, mala suerte o algunas otras personas. A los optimistas no les perturban los fracasos. Rodeados de dificultades, las ven como un reto y simplemente se esfuerzan más".
<h2>Aprecian buena música</h2>
La música es la fuerza. Puede competir hasta con un masaje. La selección de la música adecuada es un factor importante. Una canción alegre o triste puede afectar nuestra percepción del mundo. En una investigación se les pidió a los participantes valorar a partir de fotografías si las personas se veían felices o tristes. En la mayoría de los casos su respuesta se determinaba con la música que los encuestados estaban escuchando en aquel momento. Lo cual quiere decir que hay que procurar escuchar más música positiva.
<h2>Se desconectan de la red</h2>
Las tecnologías, las noticias y la abundancia de información no se irán a ningún lado si simplemente te alejas un poco de la computadora, si dejas tu tablet en casa o apagas por algún tiempo tu teléfono. La desintoxicación digital le da a tu cerebro la capacidad de recargar y relajarse.
<h2>Se dedican a prácticas espirituales</h2>
Expresar gratitud, empatía y compasión es una parte importante de la gran mayoría de religiones. Hacerse “grandes preguntas“ le da a nuestras vidas un contexto y sentido. En 2009 se llevó a cabo una investigación que demostró que aquellos niños que creían tener una meta o un mayor propósito en la vida, eran más felices que sus compañeros que vivían sin preocuparse por esos asuntos. Esto aplica no sólo para una religión sino para cualquier práctica espiritual. ”Los rituales sagrados" que tenemos en nuestra vida. Ya sea una meditación, una oración o simplemente reflexionar con regularidad; a diario, cada semana, cada mes, no importa. Lo importante es tener un ancla similar que regule nuestra vida, la haga más plena y nos dé un respiro en esta carrera eterna.
<h2>Hacen ejercicio</h2>
La actividad física produce endorfina, sustancia que hace feliz a la gente. El entrenamiento alivia los síntomas de la depresión y la ansiedad debido a ciertas reacciones químicas en el cerebro. Además, el ejercicio nos da la oportunidad de valorar nuestro cuerpo y amarlo, lo cual es muy importante para sentirse bien. Curiosamente una persona, incluso si no baja de peso con el esfuerzo físico o no llega a ser muy buena en los deportes, empieza a quererse más a sí misma cuando hace deporte.
<h2>Salen a pasear</h2>
La naturaleza es un combustible para el alma. Incluso un paseo de veinte minutos al aire libre mejora nuestro bienestar. Cuando nos sentimos sin ganas, nos servimos una taza de café, pero sería mejor simplemente dar una vuelta y dejar que la naturaleza nos recargue las pilas.
<h2>Toman su tiempo para levantarse de la cama</h2>
"Levantarse con el pie izquierdo" no es un cuento. Despertarse en la fase correcta del sueño es una forma de evitar un mal estado de ánimo durante el día. Los médicos no recomiendan saltar de inmediato de la cama y correr, es mejor empezar a despertarse en la comodidad de mantas y almohadas que estando de pie. Y, por supuesto, hay que dormir lo suficiente.
<h2>Se ríen a carcajadas</h2>
Ya lo habías escuchado mil veces: la risa es la mejor medicina. La risa provoca la producción de aquellas hormonas en nuestro cerebro que nos permiten sentir más felices, reducen la sensibilidad al dolor y estrés. Y, por cierto, es mejor reírse de manera frecuente. Se supone que el cerebro reacciona a la risa regular de la misma manera que a los entrenamientos físicos habituales.
<h2>Dan pasos largos</h2>
Y no es una metáfora. Las personas felices caminan más libremente y con los pasos más amplios, lo cual da inicio a una reacción en cadena en el cerebro. Cuanto más libremente caminamos, más felices somos, por paradójico que pueda parecer. Prueba caminar a pasos pequeños arrastrando los pies y mirando hacia abajo. ¿Te sientes feliz? De eso se trata.
¡Sonríe hoy, llora mañana! (léelo cada día).
Fuente: Huffington Post
Traducción y adaptación: Genial.guru
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