Gestionar la tristeza es un imprescindible en una sociedad cada vez más enfocada en el éxito.
La angustia de una situación incierta, la melancolía por una pérdida o el malestar generado por una realidad que no es como pensábamos se dan cita en este sentimiento, la tristeza, de lo más recurrente.
Todos estamos tristes o pasamos por episodios de tristeza, poder hacer frente a esta sensación nos permitirá disfrutar de nuestro día a día y seres queridos.
Toma nota de estos pasos principales que te ayudarán a gestionar la tristeza de la mejor manera posible
Pasos para gestionar la tristeza
1.- Identificar la tristeza
Sumergirnos en esa gama de sentimientos que nos ofrece.
Llamamos tristeza a una mezcla de ansiedad, frustración y malestar general que puede llegar en cualquier momento.
Identificaremos los momentos en los que llega e intentaremos darle alguna explicación, aunque puede que solo sea un hecho puntual.
2.- Origen de la tristeza
Si llega por un motivo podemos hacer una pequeña lista o escribir el elemento que llega para hacernos daño.
Con ciertos puntos en común podemos ver venir esa sensación y no temer el desenlace, la llegada de pensamientos o emociones que cubre la tristeza puede ser abrumadora si no estamos preparados para recibirla.
3.-La tristeza es una emoción
Y como cualquiera de ellos, es transitorio.
En un pequeño gesto o acción podemos cambiar esa sensación.
Una imagen agradable, la llegada de ese ser querido, una mirada de nuestra mascota puede ser detonantes que eviten que la tristeza se quede más tiempo de lo deseado entre nosotros. debemos ver la tristeza como un detonante.
Su llegada no significa que algo vaya mal, simplemente que debe cambiar.
La tristeza es una emoción que nos empuja a tomar medidas, una de las más intensas nos sirve como forma de transformación.
A medida que vayamos identificando el problema y luchando contra él vamos a poder cambiar el fondo de nuestras emociones.
4.- Considera la tristeza como agente de cambio
La mayoría de las personas entiende la tristeza como algo completamente negativo para sus vidas.
Si bien es cierto que es una emoción desagradable, también resulta un poderoso agente de cambio para determinadas situaciones.
Un ejemplo nos ayudará a comprender el fenómeno.
Tras una ruptura amorosa, es natural que nos invada un sentimiento de tristeza y desasosiego. Pero a medida que pasa el tiempo podemos interiorizar esa tristeza como una experiencia enriquecedora, que nos haga crecer como personas.
Pasado un tiempo, la tristeza se habrá ido, y quedará en nosotros un sentimiento de calma y capacidad de admirar la experiencia y mirar hacia el pasado de una manera más objetiva y serena, extrayendo las vivencias positivas de la relación, que segura las hubo.
Ser capaces de metabolizar la tristeza nos puede hacer más fuertes respecto a cómo éramos antes de pasar por esa experiencia.
5.- Encuentra el antídoto a tu tristeza
Es verdad que no existen fórmulas mágicas que puedan hacernos sentir bien en un instante, pero si seguimos todos los pasos anteriores, habremos alcanzado una concepción de nuestra tristeza que nos facilitará el camino para encontrar las herramientas necesarias para superarla.
Apoyarse en nuestras relaciones sociales, salir a comer o tomar un café con tu gente de confianza, con los que puedes tener una charla reconfortante, retomar algún pasatiempo sin el afán de ser el mejor en ello, todo ello con la única intención de disfrutar haciéndolo, puede ser una manera efectiva de combatir nuestro sentimiento de tristeza y reemplazarlo por uno de goce personal.
6.- Apoyo externo
Si, a pesar de nuestros esfuerzos, la tristeza sigue secuestrando nuestro ánimo hay que consultar con un profesional.
No siempre tiene una causa que podamos controlar, puede ser un primer síntoma de alguna enfermedad, en este caso un especialista (psicólogo, …) nos puede dar las claves para acabar salir de este estado.
En cualquier caso, debemos considerar que siempre estará en nuestras manos la facultad de quedarnos a vivir con ella o emprender el viaje que nos llevará lejos de esta sensación.
La tristeza puede llegar a ser un sentimiento con capacidad para transformarnos y cambiar para siempre nuestro interior o exterior.
Como siempre, la decisión es nuestra.