Cómo afecta la música a nuestro cerebro

Escuchar una canción alegre puede subir nuestro ánimo, si oímos un tema deprimente, sentirnos pesimistas o, en el caso de una melodía suave, relajarnos y afrontar mejor el momento.

No hay duda de que la música afecta nuestro estado anímico y provoca una serie de sensaciones, pero ¿Sabes cómo afecta la música a nuestro cerebro?

Una investigación de la Universidad de Florida, nos ayuda a entenderlo.

Estructura cerebrales de la música

Todas nuestras acciones son el resultado de la acción de diferentes zonas del cerebro y, en el caso de la música sabemos que se gestiona de forma separada:
  • Ritmo: Corteza frontal izquierda, corteza parietal izquierda, cerebelo derecho.
  • Tono: Corteza prefrontal, cerebelo, lóbulo temporal.
  • Letra: Área de Wernicke, Área de Broca, Corteza motora, Corteza Visual y las zonas correspondientes a las respuestas emocionales.
Como se puede comprobar, la música activa casi todo el cerebro y se cree que influye de forma significativa en el desarrollo de la inteligencia.

Efectos de la música en nuestro cerebro y salud

La música, demostró influir no sólo en el estado actual al momento de escucharla, sino que también en el desarrollo de las personas a largo plazo.

Diversos estudios, indican que puede ser beneficioso para el tratamiento de algunas enfermedades.

Quienes escucha música desde pequeños y de forma constante, presentan mejores habilidades en el lenguaje y además son más creativos y felices.

Oír música ayuda a bajar los niveles de ansiedad, disminuir el dolor, hacer más rápida la recuperación de los enfermos, además de convertimos en personas más optimistas.

Existen varios desórdenes neurológicos que, si bien no tienen cura, utilizan la música como una forma de tratamiento. Entre ellos están el Alzheimer, enfermedad de Parkinson, síndrome de Tourette y las diferentes formas de autismo.

Mecanismos neuronales de la percepción musical

Uno de los fundadores del laboratorio de investigación Brain, Music and Sound (cerebro, música y sonido), en Canadá, el científico Robert Zatorre describe así los mecanismos neuronales de percepción musical: “una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria; estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya escuchada”.

La respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas.

Estas memorias fueron la base para una original investigación liderada por Agustín Ibáñez y Lucía Amoruso, que realizó el Instituto de Neurociencias Cognitivas (INECO) sobre mecanismos cerebrales que permiten anticipar acciones.

El cerebro disfruta anticipando

Nuestro cerebro constantemente trata de anticipar qué va a suceder.

Para analizar esto, les mostraron a expertos bailarines de tango vídeos en los que, según el nivel de experiencia, pudieran prever (o no) cuándo otros bailarines cometerían un error.

Mientras ellos observaban, se registró la activación de ciertas regiones del cerebro con electroencefalograma de alta densidad. Esta investigación reveló que solo en los expertos, 400 milisegundos antes de que se iniciara la secuencia, la actividad cerebral ya anticipaba que iba a ocurrir un error.

Música como lenguaje

El procesamiento del lenguaje es una función más ligada al lado izquierdo del cerebro que al lado derecho en personas diestras, aunque las funciones desempeñadas por los dos lados del cerebro en el procesamiento de diferentes aspectos del lenguaje aún no están claras.

La música también es procesada por los hemisferios derecho e izquierdo.

Evidencia reciente sugiere un procesamiento compartido entre el lenguaje y la música a nivel conceptual.

Pero la música parece ofrecer un nuevo método de comunicación arraigada en emociones en lugar del significado tal como lo entiende el signo lingüístico.

Por eso las melodías, en muchos de los casos, pueden trabajar en nuestro beneficio a nivel individual, al modular el estado de ánimo e incluso la fisiología humana, de manera más eficaz que las palabras.

La activación simultánea de diversos circuitos cerebrales producida por la música parece generar algunos efectos notables: en lugar de facilitar un diálogo en gran medida semántico, como hace el lenguaje, la melodía parece mediar un diálogo más emocional.

Investigaciones muestran que lo que sentimos cuando escuchamos una pieza musical es muy similar a lo que el resto de la gente en el mismo lugar está experimentando.

Musicoterapia

El área de la salud se vale de la música con el fin de mejorar, mantener o intentar recuperar el funcionamiento cognitivo, físico, emocional y social, y ayudar a lentificar el avance de distintas condiciones médicas.

La musicoterapia, a través de la utilización clínica de la música, busca activar procesos fisiológicos y emocionales que permiten estimular funciones disminuidas o deterioradas y realzar tratamientos convencionales.

Se han observado importantes resultados en pacientes con trastornos del movimiento, dificultad en el habla producto de un accidente cerebrovascular, demencias, trastornos neurológicos y en niños con capacidades especiales, entre otros.

La música puede ser una herramienta poderosa en el tratamiento de trastornos cerebrales y lesiones adquiridas ayudando a los pacientes a recuperar habilidades lingüísticas y motrices, ya que activa a casi todas las regiones del cerebro.

Estudios de neuroimagen muestran que tanto al escuchar como al hacer música se estimulan conexiones en una amplia franja de regiones cerebrales normalmente involucradas en la emoción, la recompensa, la cognición, la sensación y el movimiento.

Las nuevas terapias basadas en la música pueden favorecer la neuroplasticidad, nuevas conexiones y circuitos, que compensan en parte las deficiencias en las regiones dañadas del cerebro.

La música es física y anima a la gente a moverse con el ritmo

Cuanto más destacado es el ritmo, más radical y contundente el movimiento del cuerpo.

El ejercicio físico puede ayudar a mejorar la circulación, a proteger el cerebro y facilitar la función motora.

La música induce estados emocionales al facilitar cambios en la distribución de sustancias químicas que puede inducir estados de ánimo positivos y aumento de la excitación, lo que a su vez puede ayudar a la rehabilitación.

Emoción, expresión, habilidades sociales, teoría de la mente, habilidades lingüísticas y matemáticas, habilidades visoespaciales y motoras, atención, memoria, funciones ejecutivas, toma de decisiones, autonomía, creatividad, flexibilidad emocional y cognitiva, todo confluye en forma simultánea en la experiencia musical compartida.

Las personas cantan y bailan juntas en todas las culturas.

Podemos imaginar que lo hacían también nuestros ancestros, alrededor del fuego, hace miles de años.

Sabemos que lo hacemos hoy y lo seguiremos haciendo en el futuro.