La ciencia detrás de la sonrisa

Gardiner Morse entrevista a Daniel Gilbert para la Harvard Business Review (HBR) y nosotros extractamos

El profesor de psicología de Harvard Daniel Gilbert es muy conocido por su libro superventas publicado en 2006, “Tropezar con la felicidad”.

Su trabajo muestra, entre otras cosas, los errores sistemáticos que todos cometemos cuando imaginamos lo felices (o desgraciados) que vamos a ser.

En esta entrevista, Gilbert presenta una visión general de la investigación sobre la felicidad y explora cuáles son sus límites.

HBR: ¿Por qué la investigación sobre la felicidad se ha convertido en un tema de moda en los últimos 20 años?

Gilbert: Hace muy poco que nos hemos dado cuenta de que podíamos armonizar uno de los interrogantes más antiguos de la humanidad, “¿cuál es la naturaleza de la felicidad humana?” con nuestra más reciente forma de responder a las preguntas: la ciencia.

Hasta hace unas pocas décadas el problema de la felicidad estaba en manos de los filósofos y los poetas.

Los psicólogos siempre han estado interesados en las emociones, pero en las últimas dos décadas ha habido un florecimiento de su estudio, y una de las emociones que han estudiado con más interés es la felicidad.

Recientemente, economistas y neurocientíficos se han unido a ese interés.

Todas estas disciplinas tienen intereses distintos, pero con puntos en común: los psicólogos quieren entender lo que siente la gente, los economistas quieren descubrir lo que la gente valora y los neuro científicos quieren saber a qué recompensa responde el cerebro de las personas.

Con estas tres disciplinas distintas estudiando un mismo tema, la cuestión de la felicidad se ha puesto sobre el tablero científico.

¿Qué han descubierto todos estos investigadores de la felicidad?

La mayoría de los estudios confirman cosas que ya sospechábamos.

Por ejemplo, en general las personas que tienen una buena relación de pareja son más felices que los que no la tienen. La gente sana es más feliz que la gente enferma. La gente que participan de su religión es más feliz que la que no lo hace. La gente rica es más feliz que la gente pobre.

Y así sucesivamente.

Dicho esto, ha habido algunas sorpresas.

Por ejemplo, aunque todas estas cosas efectivamente hagan más feliz a las personas, es sorprendente la poca importancia de cada una de ellas.

Sí, Una nueva casa o una nueva pareja te hagan más feliz, pero no mucho, y por mucho tiempo.

Resulta que las personas no somos muy buenas prediciendo que nos hará felices o cuánto durará esa felicidad.

Esperamos que los acontecimientos positivos nos hagan mucho más felices de lo que en realidad nos hacen, y que los acontecimientos negativos nos hagan mucho más infelices de lo que en realidad nos hacen.

En los estudios de campo y en los de laboratorio, hemos visto que perder o ganar una elección, conseguir o perder una pareja, que te proporcionen en el trabajo no, o aprobar o suspender un examen son acontecimientos que tienen mucho menos impacto sobre la felicidad de lo que anticipamos.

Un estudio reciente demostró que son muy pocas las experiencias que nos afectan más de tres meses.

Cuando nos ocurren cosas buenas, las celebramos durante un tiempo y luego volvemos a estar como antes.

Cuando nos ocurren cosas malas, lloramos y gimoteamos de un tiempo, y luego nos recomponemos y seguimos adelante.

¿Por qué los acontecimientos tienen un efecto tan fugaz sobre la felicidad?

Una razón es que la gente es buena sintetizando la felicidad, encontrando los aspectos positivos.

Como resultado, generalmente superamos mejor de lo que esperábamos cualquier tipo de trauma o tragedia que no suceda.

En cualquier periódico que ojees encontrarás montones de ejemplos.

Uno de los descubrimientos más sólidos sobre la felicidad es que no necesitamos ir corriendo al psicoterapeuta cada vez que se nos rompen los cordones de los zapatos.

Tenemos una importante capacidad para sacar el mejor partido de las cosas.

La mayoría de las personas son más resilientes de lo que creen.

¿Siempre es deseable ser feliz? Pienso en todos los genios creativos infelices, como Beethoven, Van Gogh, Hemingway. ¿Es necesario cierto grado de infelicidad para lograr un buen rendimiento?

¡Tonterías! Todos podemos encontrar ejemplos históricos de alguien deprimido y creativo a la vez, pero eso no quiere decir que la depresión promueva la creatividad.

Seguro que hay alguien que se fuma dos paquetes de tabaco al día y vive hasta los 90 años, pero eso no quiere decir que los cigarrillos sean buenos para tu salud.

La diferencia entre usar anécdotas para demostrar una idea y usar la ciencia es que científicamente no puedes contar las historias que te va a mejor. Tienes que examinar todas las historias, o al menos una muestra significativa de ellas, y ver si hay más deprimidos no creativos o felices no creativos.

Si la depresión promoverá la creatividad, se vería un porcentaje más elevado de creativos entre los deprimidos que entre los felices.

Y no se ve.

Muchos directivos dicen que las personas satisfechas no son los empleados más productivos, por ello mantiene la gente aún cómoda, Tal vez un poco ansiosa por su situación y sus puestos de trabajo.

Los directivos que recopilan datos, en lugar de apoyarse en la intuición, no dicen eso

No conozco ningún dato que avale que los empleados inquietos y ansiosos sean más creativos o productivos.

Recuerda: “satisfacción” no significa sentarse y quedarse mirando la pared.

Eso es lo que las personas hacemos cuando estamos aburridas, un sentimiento que detestamos.

Sabemos que las personas son más felices cuando afrontan retos adecuados, cuando están tratando de conseguir algo difícil pero no imposible.

Sentir que estás ante un reto y sentir temor son dos cosas distintas

La gente se enciende cuando se enfrenta un desafío Y se apaga cuando se siente amenazada.

Por supuesto, puedes conseguir algún resultado con las amenazas.

Dile a alguien: “Si no acabas esto para el viernes, estás despedido” y probablemente lo tendrás el viernes.

Pero también tendrás un empleado que, a partir de ahí, hará todo lo posible para desautorizarte, que no se sentirá ninguna lealtad hacia la organización y que nunca hará más de lo que debe.

Sería mucho más efectivo decirle a tu empleado: “No creo que mucha gente sea capaz de acabar esto para el viernes. Pero tengo total fe y confianza en que tú puedes. Y es enormemente importante para todo el equipo”.

Los psicólogos han estudiado la recompensa y el castigo durante un siglo y la conclusión está perfectamente clara: La recompensa funciona mucho mejor.

Entonces, los retos hacen feliz a la gente. ¿Qué más sabemos sobre las fuentes de la felicidad?

Si tuviera que resumir en una palabra toda la literatura científica sobre las causas de la felicidad humana, la palabra sería “social”.

Somos, con diferencia, a la especie más social de la tierra. Incluso las hormigas no son nada comparadas con los otros.

Si quisiera predecir tu felicidad y solo pudiera saber una cosa sobre ti, no querría conocer tu sexo, tu religión, tu estado de salud o tus ingresos; querría saber cómo es tu red social, tus amigos y tu familia, y la fuerza de los lazos que te unen a ellos.

Además de tener redes ricas, ¿qué nos hace felices en el día día?

El psicólogo Ed Diener ha descubierto algo que me gusta mucho.

En esencia, lo que muestra es que la frecuencia de tus experiencias positivas es mucho mejor predictor de tu felicidad que la intensidad de las mismas.

Cuando pensamos en lo que nos hará felices, tendemos a imaginar acontecimientos intensos (tener una cita con una estrella de cine, ganar un premio Pulitzer, comprar un yate, …).

Importa el número (la frecuencia)

Pero Diener y su equipo han demostrado que no importa tanto lo buenas que sean tus experiencias como el número de buenas experiencias que tengas.

Alguien que viva una docena de acontecimientos moderadamente felices cada día es probablemente más feliz que alguien que haya tenido una única experiencia increíble.

 Así que lleva unos zapatos cómodos, dale a tu pareja un beso intenso o comete unas patatas fritas…

Parecen pequeñas cosas, y lo son. Pero, son las pequeñas cosas que importan.

Creo que esto ayuda a explicar porque es tan difícil para nosotros predecir nuestros estados emocionales.

Imaginamos que una o dos cosas grandes tendrán un efecto profundo.

Pero parece que la felicidad es la suma de cientos de pequeñas cosas.

Alcanzar la felicidad demande la misma actitud que perder peso.

La gente que quiere adelgazar querría una píldora mágica que le des de resultados instantáneos. No existe tal cosa.

Sabemos exactamente cómo perder como pierde peso a la gente: comen menos y hacer más ejercicio.

No tiene que comer mucho menos O hacer mucho más ejercicio.

Solo tienen que hacer esas cosas con regularidad.

Las cosas que puedes hacer para aumentar tu felicidad son obvias y pequeñas, y solo requieren un poco de tiempo.

Pero tienes que hacerlas cada día y esperar para obtener los resultados.