Tu cerebro, viajero en el tiempo

La palabra cronestesia proviene del griego tiempo (cronos) y sensibilidad (aisthesis), y según los textos esotéricos se interpreta como la facultad paranormal espontánea de percibir los sucesos en distancias de tiempo, como hacer una predicción.

Sin embargo, la ciencia ha despojado al término de cualquier connotación mágica y lo ha adoptado para definir la capacidad de ser conscientes del pasado y del futuro, y viajar mentalmente en el tiempo subjetivo.

Esto lo hacemos todos a diario y no tiene nada de mágico.

Cualquier persona es capaz de rememorar un suceso del pasado, pensar en una actividad presente o imaginar algún acontecimiento futuro.

Sin embargo, esta habilidad que nos parece tan natural no se había investigado desde un punto de vista científico a nivel cerebral tan profundo.

Markus Werning, Sen Cheng y Thomas Suddendorf han desarrollado un modelo para analizar la cuestión. Según este modelo, el tiempo mental contemplaría dos componentes.

El primero de ellos lo constituyen las huellas de nuestra memoria episódica, que es la memoria relacionada con sucesos autobiográficos.

Gracias a estas huellas podemos “viajar mentalmente al pasado”, es decir, representarnos mentalmente episodios pasados precisos, y su contexto.

El segundo componente del tiempo mental sería nuestra habilidad para construir escenarios mentales, que son representaciones del pasado o de situaciones futuras no aisladas, sino insertadas en contextos amplios.

Estos escenarios los construimos relacionando situaciones del pasado con otras experiencias e información.

El modelo de estos científicos describe los componentes de la mente humana que nos permiten viajar mentalmente en el tiempo.

La cuestión ha sido también analizada desde el punto de vista del cerebro: ¿Qué sucede en el cerebro cuando rememoramos el pasado o imaginamos el futuro?

Por un lado, se sabe que nuestro cerebro de comporta de manera distinta cuando pensamos en el presente, en el pasado o en el futuro.

Esto se ha podido detectar midiendo con tecnología fMRI la actividad metabólica del cerebro de sujetos mientras estos imaginaban un mismo evento en distintos tiempos.

De esta manera, se constató que, cuando pensamos en el pasado y en el futuro se activan de manera distinta las áreas cerebrales de la corteza frontal izquierda, la corteza parietal izquierda, el cerebelo y el tálamo, en comparación con cuando pensamos en el presente.

Asimismo, se descubrió que la actividad del cerebro es similar cuando pensamos sobre un pasado imaginado, un pasado real o un futuro imaginado.

Por otra parte, neurocientíficos de la Universidad de Vanderbilt (EEUU) han descubierto que, al recuperar recuerdos, se activa la región anterior del lóbulo temporal medial (LTM), que es básica para la memoria declarativa (el recuerdo consciente de hechos y eventos).

Uno de los dos tipos de memoria declarativa existentes es la memoria episódica de la que antes hemos hablado (el otro es la memoria semántica, que almacena información sobre hechos).

Estos investigadores también constataron que ciertos patrones de actividad en el LTM pueden predecir cómo se está recordando una información recientemente aprendida (con más o menos detalle) e indicar, por tanto, si una persona está experimentando una memoria del tipo "viaje en el tiempo", es decir, con un nivel de detalle considerable.

Alta fidelidad

Este tipo de recuerdos en “alta fidelidad” pueden incluir información no solo de imágenes sino también de sonidos, olores o emociones que estaban presentes en el momento de la experiencia.

Todos esos datos se quedan vinculados en el tiempo, y podemos acceder a ellos de forma incluso involuntaria, a través de un olor, imagen o sonido parecido al que experimentamos entonces, como describía gráficamente Proust sobre su famosa magdalena.

Y es que su obra “En busca del tiempo perdido” no es otra cosa que la narración de esos viajes mentales en el tiempo pasado, o perdido.

“Es muy importante que entendamos lo que las diferentes regiones del cerebro están haciendo cuando estamos buceando en nuestros recuerdos.

Enfermedades como el Alzheimer y la epilepsia son devastadoras para la memoria, y esa información puede ayudarnos a desarrollar tratamientos para preservar los recuerdos de los pacientes, e identificar los efectos adversos que las nuevas drogas psicotrópicas pueden tener en la memoria de la gente”, indica el psicólogo Sean Polyn, de la Universidad de Vanderbilt, que ha liderado la investigación.

Los científicos de Vanderbilt han obtenidos nuevas pistas sobre cómo el cerebro procesa estas memorias tan elaboradas mediante el análisis de la actividad cerebral de personas que realizan una tarea de recuerdo.

Los investigadores encontraron que pueden utilizar los patrones de actividad en una región específica del cerebro para “leernos el pensamiento” y predecir el orden en el que los participantes recuperan una información que han estudiado recientemente y si recordarán o no con precisión.

Estructuras cronoviajeras

Se sabe que el lóbulo temporal medial, la zona de la corteza cerebral situada más o menos a la altura de las orejas, juega un papel fundamental a la hora de recuperar recuerdos y viajar en el tiempo, porque las lesiones en esa zona impiden recordar (amnesia) y se asocian en general a problemas relacionados con la memoria.

Sin embargo, los neurocientíficos no han sido capaces de averiguar cómo controla el cerebro la fidelidad de una memoria concreta.

Por supuesto, no todos los sucesos se recuerdan igualmente.

Los recuerdos en “alta fidelidad”, como los proustianos son en un extremo del espectro.

En el otro están los fragmentos de información que una persona recuerda claramente, pero en completo aislamiento, sin ningún detalle de conjunto.

Polyn y sus colaboradores han descubierto que la activación de la región posterior del lóbulo temporal medial indica que la persona está experimentando un “viaje mental en el tiempo” y que recordará un número considerables detalles.

Los investigadores probaron su modelo en un experimento con 20 participantes (siete varones y 13 mujeres) de entre 18 y 35 años de edad a los que dieron una lista de 24 nombres de objetos comunes como caballo, barco o ventana.

Después de una breve pausa, mientras se sometían a una resonancia magnética, se les pidió que recordaran las palabras en el mismo orden en que las vieron.

Y lo que vieron fue que cuando se activaba la región posterior del lóbulo temporal medial, la persona experimentaba una experiencia de “viaje mental en el tiempo”, con un recuerdo en alta fidelidad, y era más probable evocara las palabras en el orden que las había visto en la lista.

Memoria creativa

Hoy ya sabemos que la memoria es reconstructiva y no reproductiva.

Es decir, el recuerdo implica juntar las piezas de detalles específicos de un evento, mezclar estos con nuestros propios prejuicios y creencias.

Si bien no son completamente precisos, nuestros recuerdos son, en la mayoría de los casos, lo suficientemente fiables.

Esto es debido a la naturaleza reconstructiva de la memoria. Somos capaces de viajar hacia adelante en el tiempo, así como hacia el pasado.

La investigación llevada a cabo en los últimos años ha demostrado que imaginar eventos futuros y recordar aquellos que ya hemos experimentado son dependientes de la misma red central de regiones cerebrales. Parece que ambas implican el mismo proceso cognitivo.

Cuando esperamos algo que podría suceder en el futuro, el cerebro genera una simulación de ese evento utilizando fragmentos de recuerdos de eventos pasados.

No obstante, la evidencia de esto es indirecta, y es posible que lo que se cree que son simulaciones de eventos futuros son en realidad meros recuerdos de eventos pasados que son "fusionados y traspasados" al futuro.