Autoestima: quiérete ya

Si es demasiado exigente consigo mismo o tiene una especial habilidad para verse sólo por sus defectos es probable que tenga un problema de autoestima.

¿Qué es la autoestima?

La autoestima es el conjunto de creencias, percepciones, evaluaciones y pensamientos que tenemos acerca de nosotros mismos, la valoración que realizamos basándonos en nuestras experiencias.

El sentimiento de estima personal implica saber también cuidarse física y psicológicamente y favorecer el respeto en las relaciones.

Quién no ha escuchado alguna vez, en un tono más o menos almibarado, la frase "¡quiérete a ti mismo!" para justificar esa mañana relajante en el spa o mandar a su pueblo al malandrín que nos incordia.

La idea de que para sentirnos bien hemos de tener una buena relación con nosotros mismos está muy extendida.

Cada uno de nosotros convive cada día con la idea que se ha forjado de sí mismo.

Es una imagen mental subjetiva de cómo es nuestro cuerpo, cómo funciona nuestra mente o cómo nos relacionamos con los demás.

Se desarrolla a lo largo del tiempo

No se nace con baja u alta autoestima, sino que evoluciona a medida que vivimos nuevas experiencias.

Los eventos que tienen mayor influencia suelen ser aquellos que marcaron nuestra infancia, como la manera en que nos trataron nuestros padres, profesores o amigos.

Por eso ciertas situaciones pueden causar un profundo impacto sobre tu autoestima:
  • Si ignoraban tus ideas en lugar de escucharlas
  • Si abusaban física o psicológicamente de ti en vez de respetarte
  • Si recibiste indiferencia, y no afecto
  • Si te exigieron todavía más en lugar de reconocer tu esfuerzo
  • Si te culpabilizaron por tus fracasos en vez de aceptarlos
Las relaciones importantes de la infancia, positivas o negativas, acertadas o no, nos dieron las primeras pinceladas de quiénes somos.

Después, han sido las propias experiencias las que han ido modelando esa imagen.

Si cuando conectas con el retrato que tienes de ti mismo surge ante usted una sensación de confianza en sus capacidades ¡enhorabuena! tiene una sana autoestima.

Una buena relación con uno mismo supone ser capaces de aceptarnos, pero también, saber utilizar de manera adecuada el filtro autocrítico.

La falsa autoestima nace del sentimiento de superioridad, como la frase que un chiste atribuye a un narcisista: "yo antes era un engreído, pero ahora, me he curado y ya soy perfecto".

En el otro lado están aquellos demasiado exigentes consigo mismos, que tienen una especial habilidad para verse sólo por sus defectos.

La autoestima se convierte en autoestigma: el foco está en lo que falta para ser perfectos.

Cuidarse

Son dos, entre otras, las conductas clave que reflejan la capacidad de quererse bien: saber cuidarse y favorecer el respeto en las relaciones.

El sentimiento de estima personal se convierte en saber cuidar de uno mismo física y psicológicamente.

Cuando éramos niños nuestros padres nos alimentaron, preservaron nuestra salud y nos dieron guía y afecto.

Crecer significa darles el relevo.

Sin embargo, en la práctica, muchas veces cuesta mantener una alimentación saludable, hacer ejercicio o descansar lo suficiente.

Conozco personas con tal dificultad para cuidar de sí mismas que parecen bebés grandotes incapaces de darse de comer o asearse adecuadamente.

Otras están tan desconectadas que tratan a su cuerpo como si fuera un extraño, lo someten a la última moda en dietas que desnutren, operaciones antiestéticas o se hablan a sí mismos como si fueran su peor enemigo.

Las exigencias culturales no ayudan en eso.

Otra forma de no quererse tiene que ver con los temas financieros: gastar más de lo que tenemos o crearse deudas que luego supondrán un agobio pagar (o, peor aún, no poder pagar).

La falta de autoestima se convierte en un maltrato auto infringido.

Valorarse está muy ligado a la salud y a un buen estilo de vida, a saber escuchar sus auténticas necesidades.

Piense por un momento en alguien a quien de verdad valora. ¿No se desviviría por cuidarle y favorecer su bienestar?

Respetarse

El afecto por uno mismo se refleja finalmente en la forma en la que nos relacionamos con el prójimo.

Me gusta llamarlo autoestima en acción.

A las personas con dificultades para valorarse a sí mismas les cuesta encontrar el equilibrio entre sus necesidades y las de los demás cuando se relacionan, en general, por su excesivo deseo de agradar o evitar conflictos.

Suelen ser muy dependientes o, por el contrario, construir muros tan altos que los lleva al aislamiento.

La autoestima está relacionada con las buenas relaciones sociales y familiares.

Significa no permitir que los que nos rodean nos amarguen la vida o amargársela nosotros a ellos.

Permanecer en relaciones que nos humillan suele tener de fondo a una persona a la que le cuesta respetarse (porque una persona que se valora no aguanta ni dos minutos con alguien que la humilla, ¿no cree?).

No podemos eludir las relaciones importantes de nuestra vida, pero hay que manejarlas con respeto hacia uno mismo, sin pasarse con las renuncias personales o la humildad excesiva.

La buena autoestima nos hace menos vulnerables a la influencia negativa de los demás y más abiertos a las personas positivas.

No espere a tener un futuro perfecto para cuidarse y respetarse.

La autoestima vive en el presente. Quiérase. Hágalo ahora.

Consejos para aprender a tratarse

  • No te metas miedo. Para lidiar con sentimientos de no voy a ser capaz, elabora una lista con todo lo que has conseguido y léela hasta que pase la inseguridad.
  • Cuide sus palabras. La amabilidad hacia uno mismo favorece la salud y el bienestar y ayuda a pensar mejor. Elije pensamientos que te refuercen.
  • Dos placeres diarios. Elabora un listado de pequeñas cosas que impliquen mimarse o que te causen bienestar y realiza dos al día.
  • Aplica la ratio 5:1. La proporción de cinco frases de valoración frente a una crítica favorece las buenas relaciones. Empieza a practicar contigo mismo y no permitas que nadie te trate con una proporción equivocada.
  • Tomate tu tiempo. Ante cualquier petición externa tómate tu tiempo para preguntarte "¿es esto lo que deseo realmente?". Una vez decidido, utiliza el lenguaje personal que empieza las frases por "lo que yo quiero es...".
  • Prueba a decir no. Al principio podrás sentirse culpable por no seguir tu antigua pauta complaciente. Aprender a autoafirmarse implica saber manejar esa incomodidad.

Tuneado de artículo publicado en El Mundo
Autor: Isabel Serrano-Rosa