Autoempatía: la vida es un desafío y acepto mis luces y mis sombras

La empatía es la capacidad de percibir los sentimientos, pensamientos y emociones de los demás. Es una cualidad volcada esencialmente hacia fuera.

Es un ponerse en el lugar del otro para comprender sus puntos de vista y experimentar sus emociones.

La autoempatía, por su parte, se enfoca hacia dentro. Es una capacidad psicológica que nos permite notar y reconocer lo que sucede en nuestro interior.

Nos proporciona una posición privilegiada para captar y comprender nuestros pensamientos, emociones e impulsos. Implica la habilidad de ser capaz de realizar una exploración profunda y personal de lo que sucede en nuestro mundo interior.

Es el “yo” que se observa a sí mismo de manera empática. Eso significa que nos abrimos a nuestras experiencias interiores sin juzgarlas, como haríamos con un buen amigo.

Es una capacidad habitualmente desconocida y a menudo subestimada, a pesar de su importancia para nuestro bienestar psicológico.

Practicar la autoempatía contribuye a generar un mayor nivel de autoconocimiento, sensibilidad ante el sufrimiento propio y un mayor compromiso personal para encontrar soluciones útiles a los problemas que nos preocupan.

De esta forma, la autoempatía es la manera de aceptarte tal como eres y desde allí afrontar todo cuanto se te presenta por delante.

La autoempatía es clave para sentirte bien en tu propia piel

Todo ser humano nace con un cierto grado de autoempatía, unos la desarrollan más que otros y esto se nota en el comportamiento. Veamos como descubrirla y poenciarla

¿Cómo te has levantado hoy? ¿Qué sientes en estos mismos momentos? ¿Qué necesidades, sensaciones y anhelos ocupan tu mente?

Situar la mirada en el interior es el primer paso hacia cualquier tipo de empatía externa y, a su vez, el punto de partida en cualquier relación enriquecedora tanto con uno mismo como con los demás.

¿Cómo potenciarla?

Si bien es cierto que todos practicamos la charla interna y tenemos la capacidad de conectar con nuestro ser, no siempre lo hacemos de manera adecuada. Somos, por ejemplo, muy tendentes a alimentar el diálogo negativo.

Nos define también una sutil tendencia a la crítica, al desgaste, a esa autocomunicación que nos llena más de ruido que de calma, que inflama preocupaciones y que no ofrece soluciones.

De manera, que esa falta de autoempatía válida y enriquecedora nos aboca a alimentar los estados de estrés y ansiedad.

Cuando somos autoempáticos, comprendemos que sean cuales sean los errores que hayamos cometido, nos merecemos una segunda oportunidad.

Claves para desarrollar la autoempatía

Godfrey T. Barrett-Lennard es un profesor de psicología de la Universidad Murdoch (Australia) que realizó un trabajo de investigación sobre este tema.

Algo que explica en dicho trabajo es que la tarea de todo terapeuta durante la psicoterapia es entrenar a la persona en esa competencia básica y esencial que es la autoempatía.

La razón está en que son muchas las personas que pasan buena parte de su vida descuidando cómo se sienten.

Son muchos los que se han diluido tanto en su entorno próximo (pareja, hijos, ...) que ya no saben cómo acceder a sí mismos, a sus emociones, pensamientos, anhelos, carencias, …

No dejemos por tanto de lado esta tarea. Restaurar la empatía con uno mismo es en este momento una asignatura prioritaria.

Claves para conseguir aplicar la autoempatía con éxito

1.- Observa sin enjuiciar, abre tu mente

La autoempatía requiere que notes y reconozcas que estás ahí, que hay una parte de ti que siente, sufre, se ilusiona, se entristece y se esperanza.

Implica que seas capaz de observarte sin emitir juicios, sin criticarte por experimentar determinadas cosas, sin amonestarte porque hoy te sientes enfadado, preocupado o asustado.

Atenderte de manera abierta y sin fisuras (y sin procrastinar) revertirá en tu capacidad para generar cambios que te acerquen al bienestar.

2.- Háblate como si fueras tu mejor amigo

¿Si tú mismo no te hablas con respeto, quién lo hará? ¿Si no eres capaz de comunicarte con tu propia persona de manera afectuosa, cómo puedes esperar que lo hagan los demás? Toma conciencia de ello: la autoempatía requiere que te hables como si fueras tu mejor amigo.

La autoconciencia emocional se nutre de la comprensión y de esa capacidad de escucha absoluta desde la que abrazarnos a nosotros mismos tal y como somos, tal y como nos sentimos. Sin filtros, sin fisuras ni vergüenza.

3.- Acepta tus emociones

La autoempatía implica zambullirte en tus sentimientos y emociones. Aún sabiendo que, en ocasiones, cuando nos ponemos en contacto con nuestro mundo interior, encontramos cosas que no nos gustan.

Podemos notar, por ejemplo, que dentro de nosotros bulle la ira o el desprecio. Como consecuencia, y de forma inconsciente, puede surgir el impulso de alejarnos de nosotros mismos para evitar esos sentimientos.

Sin embargo, debemos hacer justo lo contrario: aceptar las zonas oscuras que habitan en nosotros, como forma de descubrirlas y neutralizarlas.

4.- Acéptate tal como eres en este preciso instante.

Para ello, necesitas aprender a bucear en nuestro interior con una mirada acrítica siendo consciente de que, además del diálogo interno negativo, los juicios que realizas sobre ti mismo también te lastiman y a menudo te condenan a un círculo vicioso de recriminaciones y culpas que termina dañando tu potencial y te hace sentir mal.

Para llegar a ese nivel necesitamos cambiar tu mentalidad y entender que las emociones no son buenas ni malas.

Combatirlas a menudo solo sirve para darles protagonismo en tu mente y reforzarlas.

En su lugar debes aprender a convivir con ellas, tomar nota de su presencia y dejarlas ir, sin aferrarte a ellas.

Cuando aprendes a no juzgar tus sentimientos lograrás ser más empático contigo mismo.

La meditación o mindfulness es un excelente ejercicio para aprender a identificar nuestros pensamientos y sentimientos sin reaccionar ante ellos ni juzgarlos.

De hecho, la práctica sistemática de la atención plena te ayudará a regular mejor las emociones y te permitirá aceptar tu esencia, tu “yo”.

5.- Perdónate y se benevolente

Ser amables contigo mismo es un aspecto esencial de la autoempatía.

La bondad hacia uno mismo implica ser comprensivos y perdonarnos cuando nos equivocamos, evitando convertirnos en jueces demasiado severos e intransigentes con nosotros mismos.

Así impedimos que los errores del pasado se acumulen en el fardo de las culpas y las dudas hasta el punto de aplastar nuestra autoestima y autoconfianza.

No puedes desarrollar la autoempatía sin aprender a pasar página.

Perdonarte a ti mismo no significa justificarte o fingir que lo que haces todo bien; tan solo significa mostrar compasión por ti mismo y reconocer tu humanidad.

Para perdonarte suele ser eficaz recordar que, en la vida, has hecho lo mejor que has podido con las herramientas y el conocimiento que tienes a tu alcance en un momento dado.

La autoempatía, para que sea útil, auténtica y significativa, no debe partir desde el rechazo o la crítica.

Autoempatía: conecta contigo mismo

Rabia, enfado, miedo, decepción, angustia, preocupación…

La vida es un desafío continuo y siempre y en cualquier circunstancia te va a poner a prueba.

Cuando las condiciones son adversas es normal experimentar emociones complicadas.

Descuidar la anatomía interna de tu estructura emocional, apartar la mirada de lo que sientes, piensas, necesitas y te preocupa te abocará a la indefensión, a perder el control e incrementar la cuota del estrés y la ansiedad por encima de lo razonable.

Autoempatía es tolerar y asumir todas las tormentas por las que nos toca navegar en algún momento.

Si quieres profundizar en el concepto "Empatía" puedes consultar http://sumafelicidad.es/origenes-de-la-empatia