Muchos son los ejemplos que podríamos poder de situaciones esporádicas en las que concurren estas positivas circunstancias: interlocutores inteligentes, enfoque poderoso que alumbra una relación en la que ambas partes salen reforzadas con la relación.
¿Podríamos hablar en este caso de un negocio?
¿Podemos hablar de negocios win-win?
El origen de la palabra negocio proviene del latín “negotium”, siendo un vocablo formado por dos partículas “nec” y “otium” cuyo significado lo podemos traducir por “lo que no es ocio”.
Hasta aquí todo correcto, siempre que compartamos el entendimiento de que negocio supone “hacer cosas”.
Todo cambia cuando al término negocio le aplicamos una segunda derivada y lo entendemos como la ocupación o el trabajo que se realiza con fines lucrativos.
Y aquí surge el problema.
Siempre que aparece la opción de lucro (ganancia o beneficio que se obtiene en un negocio), el término negocio pasa a convertirse en un afán por imponer el “yo gano-tu pierdes”.
Hoy quiero compartir con vosotros una opción de negocio en la que los intervinientes salen ganando. Todos.
Una guardería dentro de una residencia de ancianos.
La motivación y la estimulación positiva en personas mayores con dependencia es de vital importancia para mejorar su calidad de vida.
Ante esto, se ha realizado un experimento cuyos resultados han sido muy satisfactorios dentro del campo de la motivación en personas mayores.
En síntesis la idea se dicha trata de juntar a personas mayores y a niños en un mismo espacio ¿Os imagináis unir en un mismo espacio una residencia y una guardería infantil?
Esta idea es la que se ha ido desarrollando el Centro Residencial Providence Mount St. Vincent ubicado en Seattle (EEUU), en el que se ha creado también una guardería de niños.
Esta residencia acoge, actualmente a unos 400 ancianos todos los días, pero durante 5 días a la semana sus pasillos y salas se llenan de risas, alegrías y juegos.
Y el fondo de los corazones de los mayores se reviste de un calorcito especial.
Y es que durante esos días esta residencia recibe también a niños de primaria, una experiencia que ha sido catalogada como gratificante para todas las partes implicadas.
En este caso, las personas mayores forman parte activa de la educación y el aprendizaje de los más pequeños, eso sí, siempre supervisado por los empleados del centro.
Este acercamiento entre las dos generaciones les reporta muchos beneficios a los más mayores:
- Les ayuda a evitar el aislamiento social que es tan temido ya que se encuentran en contacto directo y continuo con otras personas.
- Esta actividad les ayuda a combatir la depresión, gracias a la alegría contagiosa de los niños.
- Es un estímulo positivo que ayuda a tratar el decaimiento, tanto físico como mental.
- Es una actividad que permite ejercitar la memoria y mantenerla activa, ya que tienen mucho que contar a los chicos.
- Mejora el ambiente general de la residencia, convirtiéndola en un lugar más agradable y feliz para los que allí residen.
Además, con esta iniciativa se impulsa como conducta deseable desde pequeños el respeto y el buen trato por las personas mayores.
La interacción entre los participantes en esta iniciativa permite a los ancianos transmitir todo aquel afecto que reclaman de su entorno, sus ingentes conocimientos sobre la vida y sus inagotables experiencias.
Los pequeños, por su parte, crecen y aprenden en un entorno de respeto y admiración, no solo entre ellos, sino también ante los mayores, olvidados y relegados a un papel demasiado lejano, casi escondido, para no recordar cómo seremos en unos años.
Los niños llegan curiosos al centro. Tocan las manos arrugadas de los ancianos, observan pasmados las sillas de ruedas y los andadores, pintan y dibujan para ellos, ríen con sus historias, con sus cantos, con sus cuentos. Los ancianos, por su parte, dibujan una sonrisa gigantesca en sus rostros, bailan para ellos, se disfrazan, les hacen reír, y hasta aquellos cuya movilidad está más reducida pueden disfrutar vigilándolos en el parque.
Las visitas siempre acaban con un “volved cuando queráis” de los más mayores y para los más pequeños, con ganas de repetir día tras día la enriquecedora experiencia.
Una de las responsables del centro invita a los padres y a sus hijos a “compartir la felicidad con nosotros”, ya que “sólo hay una posibilidad de ser feliz, y es ahora”.
Los ancianos son presentados como “recolectores de felicidad”, ya que “durante 50, 60 ó 70 años” han vivido experiencias que les han hecho mejores personas.
“Os esperan más de 80 años recolectando felicidad”.
La iniciativa ha sido difundida a través de YouTube gracias a un proyecto denominado Present Perfect, que trata de observar la experiencia de crecer y envejecer en América.
La cantidad de adultos de 65 años o más se duplicará en los próximos 25 años, cosa que lleva a muchos a ver urgente el replantearse cómo la sociedad debe tratar a los olvidados.
La idea es simple: Ya que lo único que compartimos es el presente, ¿qué pueden ofrecerse mutuamente los muy jóvenes y los muy viejos si tienen una oportunidad?
¡Momentos de Felicidad!
Para completar esta entrada he utilizado artículos
de Carlos Villalonga (La Vanguardia)
y de María Garrido (El País)
a quienes quiero dar las gracias