A partir de los 65

Desde el primer instante en que un ser humano es concebido comienza a generarse en él una serie constante de cambios que resulta imparable.

Sin embargo, hay edades en que estos cambios se hacen más contundentes.

Es el caso de la capacidad digestiva a partir de los 65 años. Bien es cierto que este proceso no es el mismo para cada persona; en unas será más rápido que en otras en función de múltiples factores, como el haber tenido o no hábitos de vida saludable.

Según Magda Carlas, doctora del departamento de Nutrición de la Clínica Eugin de Barcelona, a partir de los 65 años se producen, al menos, diez cambios significativos:
  • Menor capacidad digestiva, entre otras cosas porque se segrega menos saliva y menos jugos gástricos. A ello hay que sumar que con frecuencia la masticación es menos efectiva porque suelen aparecer mayores problemas en las piezas dentales. li>Hay una cierta pérdida de capacidad de los sentidos del gusto y el olfato de manera que con el tiempo es más difícil encontrar el sabor y aroma de los alimentos. También puede haber alteraciones con la sensación de apetito.
  • Hay una disminución la motilidad digestiva, por lo que hay más tendencia al estreñimiento.
  • La absorción de nutrientes disminuye y es más fácil que haya carencias en el organismo de minerales como el hierro o el calcio.
  • Las arterias pierden parte de su elasticidad y la posibilidad de hipertensión y enfermedad cardiovascular aumenta.
  • Hay una tendencia marcada a perder masa muscular y a aumentar los depósitos grasos del cuerpo.
  • La masa ósea disminuye de una forma notable, especialmente si hay sedentarismo. También disminuye la masa y tamaño de las vísceras.
  • La tasa de filtrado renal también disminuye de manera que el organismo tiene menos capacidad de eliminar sustancias nocivas para el cuerpo.
  • Hay una pérdida progresiva de agua corporal. De ahí que se diga que el envejecimiento es, en parte, un proceso deshidratación.
  • Hay una menor capacidad de reacción inmunitaria frente a virus o bacterias.
A pesar de ello, esta especialista sugiere a sus pacientes que no se alarmen porque este proceso «no ocurre todo de golpe, todo al mismo tiempo», sino que es progresivo y tiene dos aspectos positivos.

«El primero es que si se están produciendo quiere decir que la persona ha llegado a esa edad y, en segundo lugar, que al ser conocedor de estos cambios hace que la persona se conciencie y pueda hablar con su médico o nutricionista para prevenir complicaciones y para mejorar su bienestar en su proceso de envejecimiento».

Publicado en ABC
El 6 de junio de 2017
Autora: Laura Peraita