6 secretos para mejorar tu autocontrol

Cuando se busca un cambio de alimentación radical, con el objetivo de perder peso y comer de forma más saludable, la fuerza de voluntad es uno de los factores a tener en cuenta.

Juega un papel importante a la hora de combatir la obesidad, una dolencia a la que contribuyen un gran cúmulo de elementos, mucho más allá de la alimentación inadecuada y el sedentarismo, como explica el químico Luis Jiménez en su libro El Cerebro Obeso.

La palatabilidad de los alimentos de hoy en día, como el clásico ejemplo de las patatas fritas, puede doblegar la voluntad de muchos y llevarles a caer en la tentación.

Ahora, un nuevo estudio publicado en el Journal of Neuroscience asegura que sería posible saber qué individuos sucumbirán más rápido que otros, y quienes aguantarán: depende de la forma y la cantidad de materia gris cerebral.

Concretamente, este nuevo estudio ha puesto su punto de mira en dos áreas cerebrales concretas situadas en la corteza prefrontal, las cuales parecen ser responsables del autocontrol respecto a la elección de alimentos más saludables.

Según Hilke Passmann, profesora de neurociencia del INSEAD (Francia) y autora principal de este trabajo, sugiere que la materia gris cerebral -donde se sitúan los cuerpos celulares de las neuronas- sería una "firma de autocontrol", es decir, podría indicar con qué probabilidad un individuo elegiría un alimento saludable o, por el contrario, sucumbiría a la tentación de los alimentos menos aconsejados.

A nivel anatómico, la corteza prefrontal está justo detrás de la frente, y ya se sabe por estudios anteriores que tiene un papel importante en la planificación y toma de decisiones de los seres humanos en general.

En este estudio se analizó más a fondo, en especial dos subáreas denominadas corteza prefrontal dorsolateral y corteza prefrontal ventromedial, ambas implicadas en el autocontrol.

En una primera fase del estudio, los investigadores analizaron datos de tres experimentos previos donde se había reunido información sobre la cantidad de materia gris de 91 individuos delgados y que no seguían una dieta específica.

Cuando estos voluntarios estaban en el interior de una máquina de resonancia magnética, se les dio tres instrucciones: considerar si un alimento era saludable, considerar el sabor del alimento y tomar decisiones de forma natural.

Posteriormente, se les mostró durante 5 segundos una imagen de un alimento, como un yogur o una galleta, debiendo clasificar dicho alimento según la intensidad que sintiesen por querer consumirlo.

De hecho, se les dijo a los participantes que tras el experimento podrían comérselo de verdad, para que no mintiesen. Cuando los participantes pensaban en lo saludable que era el alimento, y menos en su sabor, se otorgaba una mayor calificación de autocontrol.

Y, según las pruebas de neuroimagen, resultó que las personas que poseían más materia gris en las subáreas de la corteza prefrontal tenían un mayor autocontrol según los investigadores.

El autocontrol se puede medir

En una segunda fase de la investigación, se reclutó a otro grupo de voluntarios para confirmar los hallazgos anteriores, pero dando más margen de maniobra.

En este caso también hubo instrucciones y resonancia magnética, pero esta vez se les dijo a los participantes que se "distanciaran" de la comida basura y que "tomasen decisiones de forma natural".

Se les volvió a presentar imágenes, y se les preguntó cuánto pagarían por comer dichos alimentos en una escala de 'nada' hasta 2,50 dólares.

De nuevo, a mayor cantidad de materia gris hubo mayor autocontrol.

Algunos expertos ya sospechaban sobre la participación de ciertas zonas de la corteza prefrontal en la toma de decisiones en la dieta, pero concretamente la corteza prefrontal ventromedial suele relacionarse con la evaluación subjetiva de las decisiones.

Esto quiere decir que puede cambiar dependiendo de la personalidad de cada individuo, y posiblemente la conocida como "motivación para seguir la dieta" tenga mucho que ver con esta subárea cerebral.

Autocontrol y logros

El autocontrol nos separa de nuestros ancestros y del resto del reino animal.

Por lo tanto, autocontrol es la capacidad de someter nuestros impulsos para evitar ciertos actos o para lograr objetivos a más largo plazo.

En lugar de responder a los impulsos inmediatos, podemos planificar, evaluar acciones alternativas y, con frecuencia, evitar hacer cosas que luego lamentaremos.

Existe un debate significativo entre los científicos sobre si la fuerza de voluntad es o no un recurso finito.

Los estudios demuestran que el ejercicio de la fuerza de voluntad (autocontrol) exige mucho de la energía mental, especialmente de las reservas de glucosa, el combustible preferido del cerebro.

Es una de las razones por la que estamos más dispuestos a alcanzar esa galleta con trozos de chocolate cuando nos sentimos estresados que cuando nos sentimos en la cima del mundo.

Descubrimientos sobre autocontrol

Los científicos han encontrado el mecanismo en nuestro cerebro que nos ayuda a controlar nuestros instintos.

Los investigadores del Laboratorio de Biología Molecular Europeo descubrieron "conexiones prominentes" entre dos partes del cerebro: la corteza prefrontal y el tronco del encéfalo, que se encuentra en la base del órgano y conduce a la médula espinal.

Los expertos ya sabían que el tronco encefálico estaba involucrado en el comportamiento instintivo y sospechaban que la corteza prefrontal desempeñaba un papel principal en su control, sin embargo, no entendían cómo la última región lo hacía.

Al usar un cerebro de ratón, el grupo "rastreó las conexiones entre las neuronas" para encontrar el enlace.

Específicamente, el estudio en Nature Neuroscience dice que los científicos estudiaron en los cerebros de ratones que experimentaban "derrota social" (el equivalente humano de "bullying"), algo que guiaría el comportamiento instintivo.

Descubrieron qué conexiones estaban operando entre la corteza prefrontal y la parte del tronco cerebral que está involucrado en las respuestas defensivas.

"La derrota social causó un debilitamiento de la conectividad funcional entre estas dos áreas", escriben los autores.

Superar el instinto

Las conexiones más débiles dan como resultado que los ratones actúen más en base a dichos comportamientos defensivos.

"Necesitamos ser capaces de controlar dinámicamente nuestros comportamientos instintivos, dependiendo de la situación", dijo el investigador Cornelius Gross en la declaración del laboratorio.

El vínculo entre la corteza prefrontal y el tronco encefálico es lo que nos ayuda a luchar contra el instinto, por ejemplo, huir de situaciones que nos ponen nerviosos, como hablar en público.

Pero solo nos ayuda a detener el comportamiento impulsivo, no los sentimientos que lo acompañan.

Según estos científicos, la conexión no corre hacia el hipotálamo, que es la región del cerebro que nos permite controlar nuestros sentimientos y emociones.

"La corteza prefrontal mantiene el comportamiento bajo control, pero no afecta la sensación instintiva subyacente".

En otras palabras, es posible que puedas evitar huir de una situación estresante, pero no conseguirás dejar de sentirte nervioso.

Autocontrol y egoísmo

Esta investigación no es la primera en profundizar en las regiones del cerebro que guían el autocontrol.

Un estudio reciente descubrió que el autocontrol estaba relacionado con el egoísmo y está influenciado por la parte de la toma de decisiones sociales que se encuentra donde se unen los lóbulos parietal y temporal.

La toma de decisiones sociales incluiría actos de comunidad y altruismo, o incluso actuaría en interés del yo futuro, e implicaría que una persona supere el impulso de satisfacer sus propias necesidades actuales inmediatas.

Esos investigadores sugirieron que ser más generoso con los demás podría mejorar el propio autocontrol.

6 secretos para el autocontrol

En un artículo para la revista Forbes, Travis Bradberry propone 6 técnicas para mejorar nuestro autocontrol.

1. Meditación

Entrena tu cerebro hasta convertirlo en una máquina de autocontrol.

Incluso técnicas simples como la atención plena (mindfullness), que implica tomar tan solo cinco minutos al día para enfocarte en nada más que tu respiración y tus sentidos, mejora la autoconciencia y la capacidad del cerebro para resistir los impulsos destructivos.

Los monjes budistas parecen tranquilos y controlados por esa razón.

2. Comer

El cerebro consume fuertemente las reservas de glucosa cuando se intenta ejercer el autocontrol.

Si el nivel de azúcar en sangre es bajo, es mucho más probable sucumbir a impulsos destructivos.

Se pensaría entonces en consumir azúcar, los alimentos azucarados aumentan rápidamente los niveles de glucosa, pero contrariamente nos dejan agotados y vulnerables poco después.

¿La solución? comer algo que proporcione una liberación lenta de glucosa, como el arroz integral o la carne.

Este hábito proporcionará una ventana de autocontrol más prolongada.

3. Ejercicio

Al hacer que el cuerpo se mueva, aunque solo sea, durante 10 minutos, se libera GABA, un neurotransmisor que hace que tu cerebro se sienta más relajado y mantenga bajo control los impulsos.

4. Dormir

Cuando se está cansado, la capacidad de las células cerebrales para absorber glucosa disminuye mucho.

Lo que es peor, debido a no dormir lo suficiente, es más probable que se deseen alimentos azucarados para compensar los bajos niveles de glucosa.

Por lo tanto, si se intenta ejercer autocontrol sobre la alimentación, dormir bien todas las noches es una de las mejores acciones que se pueden realizar.

5. Cabalgar la ola

El deseo tiene una fuerte tendencia al flujo y reflujo como la marea.

Cuando el impulso que se necesita controlar es fuerte, esperar y superar esta ola de deseo suele ser suficiente para mantenerse en control.

La regla general es esperar al menos 10 minutos antes de sucumbir a la tentación.

A menudo encontrarás que la gran ola de deseo finalmente será poco más que una suave onda sobre la que tienes el poder de controlar.

6. Perdónate a ti mismo

Un círculo vicioso de no poder controlarte seguido por un intenso odio a ti mismo y disgusto es común en los intentos de autocontrol.

Cuando te equivocas es fundamental que te sepas perdonar y sigas adelante.

No ignores cómo te hace sentir el error; simplemente no te revuelques en ello.

Mejor cambia su atención a lo que vas a hacer para mejorar en el futuro.

Finalmente, Bradberry recomienda que se debe dar a estas estrategias la oportunidad de actuar.

Esto significa reconocer los momentos en los que se está luchando con el autocontrol y, en lugar de ceder al impulso, practicar estas recomendaciones.

Todo es cuestión de crear nuevos hábitos, que con un poco de esfuerzo pueden durar toda la vida.

Como hemos dichos muchas veces el cerebro es plástico y puede cambiar con nuestro cambio de hábitos, si estos persisten suficientemente en el tiempo