5 secretos para potenciar tu creatividad

Creatividad deriva del latín “creare”, que significa producir algo de la nada.

En 1950 el psicólogo Joy Paul Guilford, pronunció su conferencia “Creativity” en la Asociación Americana de Psicología.

Para él la creatividad implica huir de lo obvio, lo seguro y lo previsible para producir algo que resulta novedoso.

En general, la creatividad es un concepto difícil de definir, ya que algunos autores lo enmarcan dentro de la inteligencia, mientras que otros sostienen que la creatividad es un don de todos los seres humanos.

Tipos de creatividad

Debes saberlo: todas las personas son creativas por naturaleza, si bien puede haber diferencias en la forma en que lo manifiestan en el mundo.

El simple hecho de cocinar, o comprar un regalo para alguien, o dibujar, o enviar un mensaje, ya es algo creativo en sí mismo.

Desde un punto de vista estructural humano, las neurociencias han caracterizado cinco tipos de creatividad, ordenados aquí desde lo que parece más sencillo y masivo, hasta lo más complejo.

Conociéndolos, podrás determinar a qué grupo prevaleciente perteneces, y aprenderás a observarte para ir moviéndote, si te interesa, hacia otros escalones creativos.

1. Creatividad Mimética

Conectar los puntos”, decía Steve Jobs, el fundador de Apple.

En este caso, conectar dos cosas aparentemente disímiles, aunque posibles de combinar para obtener algo nuevo.

La mimética es tomar la experiencia de un campo y aplicarla en otro para conformar una nueva expresión creativa.

2. Creatividad Biasociativa

La mente tiene la capacidad de relacionar varias ideas al mismo tiempo (hacer sinapsis en las neuronas), y allí suele surgir el momento de revelación, muchas veces llamado ¡Eureka!

Por ejemplo, técnicas como el brainstorming (tormenta de ideas) permiten estimular estas bi-asociaciones entre dos o más cosas, y configurar algo diferente.

En general, se necesitan aquí tres condiciones: fluidez (muchas ideas sin pulir que esforzarse en tener una “buena”); flexibilidad (para mover las ideas tantas veces como sea necesario hasta encontrar la acción apropiada) y flujo (necesitamos un marco de relax y de cuidado de la energía para crear; bajo presión las personas suelen estar más trabadas).

3. Creatividad Analógica

Aquí utilizarás analogías para encontrar las semejanzas entre cosas distintas; luego, transferirás la información que entiendes que puede servir de un área, para que sea útil en otra, y así, resolver un problema o crear algo nuevo.

4. Creatividad Narrativa

Como su nombre sugiere, se trata de contar historias; desarmarlas y volver a relatarlas desde miradas diferentes.

Este proceso de deconstrucción y reconstrucción podrá darte una alquimia muy interesante para analizar las cosas desde diferentes perspectivas, y así, crear algo nuevo.

5. Creatividad Intuitiva

Aquí es donde el proceso creativo se vuelve grande y de mucho mayor vuelo.

La intuición es un canal, un puente, una puerta que abre un universo de ideas inconexas, que, si las sabes combinar y te dejas guiar por tu sexto sentido (o el olfato, o las corazonadas, como se dice habitualmente), pueden surgir cosas maravillosas.

Para estimularla es importante aplicar recursos y técnicas para “invitar” a la intuición a que trabaje contigo.

Meditar, mindfulness, desconexión consciente del problema para retomarlo luego, te pueden ayudar.

Recuerda que el cerebro tiene neuroplasticidad, el recurso más maravilloso que puedas imaginar: es posible entrenarlo, expandirlo y llevarlo más allá de lo que conoces hasta ahora, tan sólo con estimularlo convenientemente.

La creatividad se aprende, igual que se aprende a leer

Una posible definición de creatividad la concibe como la generación de nuevas ideas o conceptos, o de nuevas asociaciones entre ideas y conceptos conocidos, para producir soluciones originales.

El concepto de creatividad no se aplica solo al arte sino a todos los aspectos de la vida: la ciencia, la economía, las relaciones personales, ...

Veamos, a continuación, cinco secretos para fomentar tu creatividad.

Primer secreto de la creatividad: todos somos creativos

El libro "El elemento", de Sir Ken Robinson y Lou Aronica comienza contando una bonita historia:

“Una maestra de primaria estaba dando una clase de dibujo a un grupo de niños de seis años.

Al fondo del aula se sentaba una niña que no solía prestar demasiada atención; pero en la clase de dibujo sí lo hacía.

Durante más de veinte minutos la niña permaneció sentada ante una hoja de papel, completamente absorta en lo que estaba haciendo. A la maestra aquello le pareció fascinante.

Al final le preguntó qué estaba dibujando. Sin levantar la vista, la niña contestó: “Estoy dibujando a Dios”. Sorprendida, la maestra dijo: “Pero nadie sabe qué aspecto tiene Dios”.

La niña respondió: “Lo sabrán enseguida”.

Me encanta esta historia porque nos recuerda que los niños tienen una confianza asombrosa en su imaginación.

Por lo tanto, la creatividad está relacionada con la imaginación y todos los niños son imaginativos.

¿Por qué los adultos parece que hemos perdido la facultad de crear, de imaginar?

Segundo secreto: deja volar tu imaginación

La imaginación que tenemos de niños no desaparece, simplemente dejamos de trabajar con ella. Para recuperarla podemos utilizar técnicas que harán volar nuestra imaginación:
  • Los mapas mentales

    Se trata de utilizar todo el cerebro asociando palabras, imágenes, símbolos, dibujos y colores.

    Estableceremos una idea central, que podrá ser un dibujo o una imagen, y de esa idea central saldrán líneas hacia otras ideas relacionadas con el tema central, que podrán ser símbolos, imágenes ...

    Las líneas definirán el tipo de conexión de cada idea central con el resto.
  • Los seis sombreros para pensar

    Edward de Bono, escritor y psicólogo maltés, ideó una técnica denominada método de los seis sombreros para pensar.

    Cada sombrero es de un color diferente y representa una manera de pensar:
    • Blanco, representa los hechos y la información.
    • Rojo, las emociones y sentimientos.
    • Amarillo representa la racionalidad y se utiliza para analizar los aspectos positivos.
    • Negro, es el opuesto al amarillo y se utiliza para cotejar los aspectos negativos de una idea.
    • Verde es el sombrero de la creatividad, de la generación de ideas mediante técnicas diversas, como la tormenta de ideas.
    • Azul es el que lleva la persona que dirige el debate, que determina el cambio de sombreros y resume lo acontecido.

    El método de los seis sombreros resulta muy útil para generar nuevas ideas en grupo, de forma que se fomenta el trabajo en equipo y la creatividad.

  • Asociaciones semánticas Todos tenemos la capacidad de recordar conceptos, pero podemos desarrollar la capacidad de recordar palabras que designen un mismo objeto y asociar las palabras de forma ingeniosa, produciendo ironía, humor y metáforas con el lenguaje.

    La creatividad semántica se basa en juntar y asociar conceptos que aparentemente no estarían relacionados.

    De esa forma creamos una expresión lingüística que tendrá un nuevo sentido.

Tercer secreto: innova

No dejes de experimentar, de probar, de generar ideas nuevas, por muy locas que parezcan. Intenta desarrollar el pensamiento lateral.

En la escuela nos enseñan a utilizar el pensamiento vertical o lógico, pero resulta incompleto.

Debe de ser acompañado por lo que Edward de Bono denominó pensamiento lateral, que es una forma de pensar que aborda todos los posibles aspectos de un tema.

Ambos pensamientos no se excluyen, sino que se complementan.

El pensamiento vertical es selectivo, mientras que el lateral es creativo.

Cuarto secreto: abúrrete

Muchas veces realizando actividades repetitivas o aburridas, nuestro cerebro tiene el tiempo suficiente para generar ideas nuevas y creativas.

Algunas de las mejores ideas llegan cuando estás aburrido o durmiendo, por lo que reserva un momento cada día para aburrirte planchando, limpiando, conduciendo ...

Quinto secreto: no dejes de aprender

Durante toda nuestra vida, podemos seguir aprendiendo.

Debemos ser curiosos, no perder nuestra capacidad de sorprendernos.

Lee mucho, viaja, pregúntate siempre el “por qué” de las cosas.

Aprendemos de nuestras experiencias, de las habilidades que fomentamos, de otras personas con las que trabajamos y sobre todo aprendemos de nuestros propios errores.